Opinión

Medicamentos falsificados: una amenaza silenciosa para la salud pública

La falsificación de medicamentos es un problema de salud pública global que amenaza la vida de los pacientes y tiene un impacto económico devastador

  • Pastillas y medicamentos.

La Organización Mundial de la Salud estima que un 10% de los fármacos que circulan en los países desarrollados son falsos o de calidad inferior a la requerida. Y esto, además de generar un quebranto económico para las empresas, puede ser un grave problema de salud para la población.

Los medicamentos falsificados pueden contener ingredientes incorrectos, estar envasados en dosis inadecuadas, estar caducados o incluso contener sustancias tóxicas, lo que pone en riesgo la salud de los consumidores. Este fenómeno es particularmente preocupante en el caso de medicamentos para enfermedades graves como el cáncer, el VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria, ya que la falsificación de estos fármacos no solo pone en peligro la salud de los pacientes, sino que también contribuye a la resistencia a los tratamientos y empeora la efectividad de las políticas de salud pública.

Se ha comprobado que muchos medicamentos falsificados contienen antibióticos de baja calidad o subdosis que no eliminan completamente las bacterias. Esto lleva a que las bacterias desarrollen resistencia, lo que hace más difícil tratar infecciones en el futuro.

Las ventas online incrementan los delitos y dificultan su detección El suministro de este tipo de productos, a pesar del endurecimiento de la regulación y de las medidas tomadas por empresas y autoridades para evitarlo, se ha incrementado un 35% en los últimos cinco años como consecuencia del aumento de las ventas online de los fármacos. Esto permite a los falsificadores llegar a un público mucho más amplio, además de otorgarles un anonimato que dificulta en gran medida la identificación de estos delincuentes.

De hecho la Europol acaba de publicar los resultados de la Operación Shield, una operación en la que participaron 30 países, que se llevó a cabo entre los meses de abril y noviembre de 2024 mediante la que se detuvo a 418 personas y se incautaron más de 11,1 millones de euros en medicamentos falsos, lo que nos da una idea de la magnitud de este problema.

Esta operación revela que el comercio de medicamentos ilícitos va en aumento. Cada vez es más frecuente el tráfico a gran escala, un ámbito muy lucrativo para la delincuencia organizada que, a su vez, incentiva a más grupos delictivos a introducirse en este comercio. Las autoridades han visto cómo medicamentos falsificados volvían a entrar en la cadena de suministro legal a través del mercado paralelo.
¿Cómo se detectan las falsificaciones de medicamentos?

Para detectar y atajar las falsificaciones de medicamentos las autoridades han intensificado sus esfuerzos aplicando medidas de trazabilidad en la cadena de suministro. Una de estas herramientas es el Sistema Español de Verificación de Medicamentos (SEVeM), que asigna un identificador a cada fármaco que es verificado al ser dispensado en la farmacia, garantizando así su autenticidad.

En virtud del Reglamento Delegado (UE) 2016/161 de la Comisión, desde el 30 de septiembre de 2024 no se pueden suministrar ni dispensar medicamentos que generen alertas en el SEVEM y que no puedan descartarse como sospechas de falsificación.

Este sistema conecta en España actualmente a más de 22.000 farmacias, 216 hospitales privados, 340 distribuidores y 543 laboratorios con una base de datos que verifica la autenticidad de cada envase mediante un identificador único en un código similar a un QR. 

Además, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) cuenta con procedimientos para la notificación de sospechas de medicamentos falsificados a disposición de laboratorios farmacéuticos, entidades de distribución y farmacias. Estas notificaciones se van actualizando de forma permanente.

Un problema que va más allá de los riesgos para la salud o la economía La falsificación de medicamentos no es, ni mucho menos, un problema que afecte solo a la salud o al plano económico; perjudica también la imagen de las marcas y sus empresas y desincentiva la inversión en investigación.

La innovación e investigación para el desarrollo de fármacos permite tratar afecciones antes incurables, reducir efectos secundarios y aumentar la esperanza de vida. Además, impulsa el avance científico, fortalece los sistemas de salud y contribuye al bienestar global. Sin inversión en ciencia y tecnología, el progreso médico se estancaría, dejando a millones de personas sin acceso a tratamientos efectivos.

Pero el coste de la falsificación no solo recae sobre las empresas farmacéuticas, sino también sobre los sistemas de salud pública, que deben hacer frente a los efectos de los medicamentos ineficaces, con gastos adicionales para tratar complicaciones, así como para invertir en las acciones de control con el fin de frenar la entrada de medicamentos falsificados al mercado.

Así pues, la falsificación de medicamentos es un problema de salud pública global que amenaza la vida de los pacientes y tiene un impacto económico devastador. Es esencial fortalecer la vigilancia, seguir educando a la población sobre los riesgos de consumir medicamentos adquiridos en sitios no autorizados y promover la compra a través de canales oficiales para garantizar la seguridad de las personas.

Alberto Gallo. Asociado del Área de Antipiratería de Elzaburu

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