Opinión

Modelo Ayuso contra el sanchismo

Está en juego la capacidad para activar la reacción institucional y de opinión pública que ponga fin al desvarío de Sánchez

  • Ayuso desquicia a los asesores de Moncloa

Umberto Eco aconsejaba elegir un buen enemigo a quienes quisieran asegurarse la victoria. Pedro Sánchez, al hacer depender su continuidad de la confrontación con Isabel Díaz Ayuso, ha entendido al filósofo italiano justo al revés. Basta fijarse en la cara de perdedor por anticipado de Oscar López para comprender en qué grado de desesperación se encuentra la casta sanchista. Ese plan de convertir a los ministros en artilleros contra presidentes autonómicos, aprovechando incluso la tragedia de la Dana, es una ocurrencia propia de mequetrefes.

En una encuesta reciente publicada por El Español sobre valoración de líderes desde el año 2000, Ayuso encabeza destacada el ranking con una nota de 5,5 otorgado por una opinión pública “nacional”, que sí existe, a pesar de los esfuerzos “plurinacionales” por ignorarla. Como respuesta, Sánchez ha optado por enfrentarse a la líder madrileña por la vía marrullera a la que recurren los boxeadores mediocres que, si respetan las reglas, no tienen nada que hacer. Como ejemplo, ahí está el caso aberrante del fiscal general.

Todo el activismo político y mediático del sanchismo hace depender su supervivencia de la perversión del lenguaje público, de la fabricación de falsedades. Frente a esas artimañas, nadie como Ayuso les ha tomado la medida. Si comparas los discursos de fin de año, podrás comprobar que el de la presidenta madrileña desde un hospital se diferencia por el sello singular de la autenticidad. En un contexto de desconfianza generalizada en la política y los políticos, logra romper con el tufo de la jerigonza habitual que repele a la ciudadanía.

Como en el orwelliano “la guerra es la paz”, aquí los hechos son lo falso, la mentira es la verdad, y como explica la portavoz del Gobierno Pilar Alegría, que miente a dos carrillos, el imputado es la pareja de la presidenta madrileña y no el fiscal general o Begoña Gómez

En su “Madrid sirve bien a España” resume un discurso ético, verdadero y demostrable, frente al inmoral y falsario “la financiación singular para Cataluña (cupo) es solidaria” de Salvador Illa. La restauración del lenguaje político corrompido es la primera condición para salir del caos en el que metieron al país. En los paneles de opinión publicados en el inicio del año se puede ver cómo, si un 60% de los españoles opinan que deberían convocarse elecciones ya, el mismo porcentaje cree que Sánchez va a aguantar a cualquier precio. En ese panorama, el sanchismo ha concluido que para resistir necesita mentir, falsificar la realidad, alargar la ficción. A eso se dedican diariamente sin complejos. Les va la vida en hacer creer a los españoles que el bloqueo político no tiene remedio, que la continuidad del Gobierno es inevitable.

Practican con insistencia fanática una utilización del lenguaje similar a la que denunciaba George Orwell hace cien años. Sin ningún sentido del ridículo afirman cosas como “vivimos el mejor momento ferroviario de la historia” pronunciado por el inefable Oscar Puente, o “España está más unida que nunca gracias a la amnistía” del vicepresidente del Parlamento. Como en el orwelliano “la guerra es la paz”, aquí los hechos son lo falso, la mentira es la verdad, y como explica la portavoz del Gobierno Pilar Alegría, que miente a dos carrillos, el imputado es la pareja de la presidenta madrileña y no el fiscal general o Begoña Gómez.

Desenterrar a Franco tiene poco recorrido frente al modo de hacer política de Díaz Ayuso. Para desesperación de Vox, la dirigente madrileña consigue descolocar el discurso tramposo de Sánchez y lograr mayoría absoluta sin necesidad de abandonar la centralidad política

Si el objetivo es poner fin cuanto antes a un gobierno incapacitado para gobernar, como reconocen incluso gran parte de los votantes socialistas, urge dinamitar la red de mentiras tejida para alargar su permanencia en el poder. A la hora de desenmascarar los discursos del absurdo que el sanchismo impone diariamente plató a plató, nadie tiene más capacidad demostrada que Díaz Ayuso. Se puede comprobar en su reacción ante cada andanada lanzada contra ella por un ejército de activistas mediáticos, con La Sexta en primera línea, a los que convierte en liliputienses respuesta a respuesta.

Como iconografía rancia para hacer olvidar datos de pobreza o pérdida de poder adquisitivo, desenterrar a Franco tiene poco recorrido frente al modo de hacer política de Díaz Ayuso. Para desesperación de Vox, la dirigente madrileña consigue descolocar el discurso tramposo de Sánchez y lograr mayoría absoluta sin necesidad de abandonar la centralidad política, la que representan votantes decisivos que están dispuestos a modificar su voto según las circunstancias. Una hazaña en el mundo de hoy. Haría bien Núñez Feijóo en aprovechar al máximo la baza imbatible de la credibilidad de Ayuso. Está en juego la capacidad para activar la reacción institucional y de opinión pública que ponga fin al desvarío de Sánchez en este 2025 recién estrenado.

Por su parte, a los fanáticos irrecuperables del sanchismo les queda Lalachus aferrada con fe a una estampita. ¡Qué final de ciclo!

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