Opinión

El legado de Sánchez: la derechización de España

Como en las peores democracias del mundo, son los más ineptos y sectarios los que alcanzan las más altas cotas de poder político

  • Sánchez, Montero y Díaz, el Gobierno de los peores -

Todas las últimas encuestas publicadas (salvo las que elabora el propio PSOE vía Tezanos con dinero público) arrojan un resultado incuestionable: pasito a pasito, el PP y Vox van minando el apoyo electoral de las izquierdas y se hacen fuertes, prestos a alcanzar el Gobierno de España. Todo puede pasar, desde luego, pero el devenir de los acontecimientos apunta en esa dirección, y eso a pesar de que RTVE, arma de destrucción propagandística, está en manos del PSOE, de que Sánchez ha colonizado las principales instituciones del Estado y de que este tiene a su disposición el Boletín Oficial del Estado, el mejor instrumento que cualquier partido político quisiera tener para alargar su permanencia en el poder, aunque sea de manera agónica y con cargo a las arcas públicas. El otro es disponer de un Fiscal General del Estado a tu servicio. Y pasito a pasito es mucho mejor que un vuelco electoral, que a menudo es frágil y temporal, producto de un suceso disruptivo que provoca resultados pasajeros; en este caso, la erosión sufrida por el PSOE es profunda y estructural, consecuencia de sus cesiones a los nacionalistas, de sus promesas incumplidas, de sus mentiras convertidas en forma habitual de acción política y de los casos de corrupción que lo asedian; por todo lo cual su recuperación, al menos en el corto plazo, se antoja ilusoria.

Según Sigma Dos, PP (152) y Vox (39) sumarían hoy 191 diputados si se celebrasen elecciones generales, mientras que PSOE sumaría 113, Sumar se encoge hasta los 10 y Podemos no resucita (3). El PP volvería a ganar las elecciones y con quince diputados más de los que ahora tiene y ganaría diputados en nueve de las once comunidades autónomas que gobierna. El PP, además, mejoraría resultados en Cataluña, donde el PSOE perdería dos escaños. Y se confirma la fuga de votos entre bloques, lo que antaño parecía imposible: la derecha le "roba" a la izquierda nada menos que once puntos. Todo lo cual confirma la derechización de España; y si, como dice el PSOE, el PP es como Vox y Vox es extrema derecha, la ultraderechización de España. A este paso, no va a haber muro socialista lo suficientemente alto para detener a tantos ciudadanos de extrema derecha.

Como con Franco, al que resucitan para ser antifranquistas ahora en lugar de serlo cuando efectivamente vivía. Como con el independentismo pero a la inversa: luchan contra él entregándoles todo lo que piden o asumiendo su ideario político

Sin embargo, mentiras aparte, no hay nada que se haya producido por generación espontánea ni devenir político que no pueda explicarse. Ya desde los inicios del ascenso de Sánchez a la secretaría general del PSOE, decidió provocar el crecimiento exponencial de Vox como forma de dividir a la derecha e impedir que el PP pudiera llegar a la Moncloa. Sin duda, una política de altos vuelos, más propia de un demente que de un responsable político serio, pero así funcionan las cosas en el universo sanchista. Nos dijeron que venían a luchar contra una extrema derecha que en realidad no existía para que efectivamente existiera y se convirtiera en actor político decisivo. Como con Franco, al que resucitan para ser antifranquistas ahora en lugar de serlo cuando efectivamente vivía. Como con el independentismo pero a la inversa: luchan contra él entregándoles todo lo que piden o asumiendo su ideario político.

Además, Sánchez decidió gobernar con quienes dijo que nunca gobernaría (Podemos), momento a partir del cual consolidó una alianza conformada por populistas, nacionalistas e independentistas. Nada como polarizar para luchar contra la polarización política. Qué mejor forma de luchar contra los populismos que gobernar con los populistas e incluso convertirse en uno de ellos. Tras la creación artificial del Sumar de Yolanda Díaz para quitarse de encima a Podemos y aglutinar el voto de la izquierda, Sánchez insistió en sus pactos con lo peor de cada casa, aprobó la ley de amnistía para los responsables del procés, mandó a Cerdán a Waterloo a entrevistarse con un delincuente, prometió al PNV todo lo que ya tenía, legitimó al Bildu de Arnaldo Otegi y acordó con los independentistas catalanes la concesión de un concierto económico para romper definitivamente la igualdad entre españoles. Qué mejor forma de gobernar España que hacerlo con quienes no quieren que exista.

La huida de miles de votantes del PSOE que ven contradictorio ser de izquierdas o progresistas y apoyar sus políticas de cesión a los nacionalistas. Porque consideran que la izquierda y el nacionalismo son conceptos antitéticos y que no hay nada más reaccionario que cualquier nacionalismo

Las políticas de Sánchez han provocado por reacción un crecimiento electoral del PP y de Vox, como cabía esperarse. Y, aunque otra cosa es que ambos partidos puedan acordar o acuerden un gobierno en coalición o del tipo que sea, el cambio de ciclo ya parece haberse producido. Y es Sánchez el responsable no sólo de su futura caída sino de la deriva del PSOE y su jibarización electoral. No solo ha provocado el crecimiento y la consolidación de Vox, tal como pretendía, sino aquello que puede hacerle más daño en el medio plazo: la huida de miles de votantes del PSOE que ven contradictorio ser de izquierdas o progresistas y apoyar sus políticas de cesión a los nacionalistas. Porque consideran que la izquierda y el nacionalismo son conceptos antitéticos y que no hay nada más reaccionario que cualquier nacionalismo.

Pero Sánchez no ha provocado sólo la derechización electoral de España sino el desprestigio de la izquierda incluso en parte de su electorado; hoy la izquierda oficial está podemizada y dispuesta a cualquier cosa para mantenerse en la Moncloa, y ni siquiera le vale subir el salario mínimo o prometer más ayudas sociales. No es fiable ni de fiar, y provoca rechazo incluso en muchos de quienes antes le votaban. Además, desde que Yolanda Díaz o María Jesús Montero son ministras, cualquiera puede serlo, obra y milagros del sanchismo: como en las peores democracias del mundo, son los más inpetos y sectarios los que alcanzan las más altas cotas de poder político. Y luego que si la extrema derecha y la antipolítica, que no son sino producto generado por Sánchez, nuestro principal problema.

Así que este es el principal legado de Sánchez en términos sociológicos, más allá del daño en términos políticos que sus políticas han causado a España y a los españoles: la derechización de España y que Feijóo alcance la Moncloa más pronto que tarde. Solo a continuación vendría la indispensable regeneración del PSOE, si todavía existe.

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