La escuela catalana es un ejemplo de libertad y de plurilingüismo… Educa en los valores de la pluralidad de ideas y nunca en el odio, nunca… Es un servicio público que garantiza la cohesión territorial… Las acusaciones de adoctrinamiento son mentiras sin escrúpulos para romper la sociedad…
Esta preocupación por la convivencia la manifestaba en el Congreso el diputado de ERC Joan Oloriz, protagonista del golpe que ha partido la sociedad de Cataluña por la mitad y que pretende convertir a los catalanes en extranjeros en España. Oloriz, una persona afable cuando la conversación se aleja de la monomanía etnicista, sin duda creía lo que decía, a pesar de las evidencias en contra que él mismo ponía candorosamente de manifiesto –recordaba, a la vez que negaba el adoctrinamiento, las flores y notas que llenaban el colegio de sus hijas señalando la opresión española-. En este sentido, el discurso demostraba una vez más la potencia de la sugestión colectiva creada por los nacionalistas, entre otras cosas gracias a esa escuela que el separatista Oloriz defendía como modelo de cohesión territorial. Es éste un fenómeno que habrá que estudiar y comprender si queremos asegurar, entre otras cosas, la supervivencia de Europa.
El discurso demostraba una vez más la potencia de la sugestión colectiva creada por los nacionalistas, entre otras cosas gracias a esa escuela que el separatista Oloriz defendía como modelo de cohesión territorial"
Pero si la dilución de Oloriz en una masa populista ayuda a entender sus palabras, ¿qué es lo que justifica las de Méndez de Vigo? ¿Cómo entender la posición del Gobierno en este asunto? Recordemos que la semana pasada Ciudadanos presentó una iniciativa para prevenir el adoctrinamiento en la escuela que el partido en el Gobierno, sorprendentemente, rehusó apoyar. Se trata meramente de casos aislados, argumentó el PP por boca de una diputada valenciana a la vez que desde su propio partido le recordaban que sólo en Valencia hay más de 6.000 denuncias.
Y el miércoles el ministro de Educación sirvió doble ración. Por la mañana, en el Pleno, tranquilizó a Oloriz -que desde su delirio nos llamaba ultraderechistas y hooligans a los diputados de Cs- y volvió a minimizar el problema del adoctrinamiento. Y por la tarde, en la subcomisión de Educación, renunció a actuar judicialmente contra un nuevo decreto ley del consejero valenciano del ramo. Recordemos que el consejero Marzà emitió un primer decreto que pretendía condicionar las clases de inglés de los alumnos al número de horas de valenciano que escogieran. Esta norma, a pesar de la pasividad del Ministerio de Educación, fue recurrida y anulada por los tribunales, y ahora la historia se repite: nuevo decreto ley de Marzà para eludir los tribunales, y nueva pasividad de Méndez de Vigo.
Es la complicidad, a lo largo de décadas, de los viejos partidos con los nacionalistas lo que nos ha llevado a esta situación"
Es la complicidad, a lo largo de décadas, de los viejos partidos con los nacionalistas lo que nos ha llevado a esta situación. Y todo parece indicar que, incluso en estas circunstancias, pretenden continuar anteponiendo el cortoplacismo y los intereses electorales a la solución de los problemas. Pero ahora no les resultará tan sencillo: ahora los ciudadanos no lo van a tolerar. Y nosotros, desde Ciudadanos, tampoco.