Opinión

Oposición constructiva

Hubo un tiempo en el que creí que la aprobación de la Ley de amnistía el año pasado podía suponer el inicio de una revuelta contra un régimen que tiene secuestrada a la nación española y dice representarla. Fue prometedor que se ini

Hubo un tiempo en el que creí que la aprobación de la Ley de amnistía el año pasado podía suponer el inicio de una revuelta contra un régimen que tiene secuestrada a la nación española y dice representarla. Fue prometedor que se iniciasen movilizaciones en Ferraz frente a la sede del Partido Socialista, señor del cortijo tercermundista de corrupción en el que nos han convertido. Sin embargo, la oposición constructiva a un Gobierno radical antiespañol y corrupto decidió estigmatizar dichas protestas como «inadecuadas», antisistema. Despreciaron a quienes acudieron a la zona cero de la traición para calmar la desesperación y la impotencia que se siente cuando te despojan de algo que te trasciende, que forma parte de la existencia propia y común como es la virtud de la verdad, la justicia y España. Los medios del régimen, empezando por los forofos del PP, no entendieron lo que sucedía, pero sí percibieron que una protesta enfocada contra el sistema corrupto amenazaba la fosa de mediocridad de la que han bebido tantos años. Al fin y al cabo un referéndum en Cataluña o sacar a los golpistas y los terroristas a la calle no amenazaba su modus vivendi, sino que lo aseguraba (sólo) a corto plazo.

El sistema político del ´78 es una democracia otorgada de unos pocos y cosida a medida de los intereses de los enemigos de España, que llevan en el poder décadas dictando la sumisión de una nación dormida. La aprobación de la Ley de Amnistía en mayo de 2024 fue el acto inaugural del nuevo régimen que ya funcionaba de facto. No estamos en esta situación porque la Constitución del ´78 haya fracasado con su autonomismo, sin separación de poderes, sin instrumentos de defensa, ni representación, sino que la situación actual es producto de su éxito, que por un principio de Arquímedes político implicaba llevar al fracaso a la nación española y una democracia a su servicio. Esta realidad fue ocultada mediante engaños a una población que quiso creer con entusiasmo en Europa, la Constitución, las CC.AA., las lenguas o en cualquier cosa menos en España.

El caso de Txapote como síntoma de normalidad en el nuevo régimen. Será excarcelado junto con otros 40 etarras dentro de unos meses al ver reducidas en muchos años sus condenas con el voto favorable de toda la cámara. Según el PP y VOX ellos han votado a favor por «error» por el que se han disculpado por no considerar los efectos de eliminar una Disposición Adicional a iniciativa de Sumar y porque parecía una votación técnica de trámite sin consecuencias. La realidad es que se votaba la modificación de la Ley Orgánica 7/2014, para adaptar la legislación española a una Directiva Europea con el objetivo de la unificación del sistema penitenciario y considerar a todos los países de la Unión como uno sólo, lo que incluye efectos del cómputo de condenas. Como esto viene de la tecnocracia europea ha permitido al Gobierno de la ETA entrar por la puerta principal sabedores que si suena algo suena a Europa es incuestionable para el Partido Popular, siempre ansioso de anotarse puntos europeístas de sumisión a von der Leyen. Lo peor es que estaban advertidos de esta consecuencia previamente, pero la ignoraron. El líquido amniótico que cubre al Partido Popular impidiendo todo atisbo de pensamiento se resume en «no pasará nada», como dijeron, y cuando pasa montar un falso numerito de indignación para acabar diciendo «ya no se puede hacer nada», como dicen con la inmigración. Como llevan décadas con todo lo que hace el PSOE, lo que lo convierte en parte fundamental del problema. VOX ha cometido la misma negligencia grave, pero a diferencia del PP, que no le costará casi votos, ha de adoptar algunos cambios y redirigir el rumbo hacia España, que ha de ser siempre la razón política y moral de toda decisión a cada paso. El objetivo es salvar la nación, no los titulares.

El caso de Txapote como síntoma de normalidad en el nuevo régimen. Será excarcelado junto con otros 40 etarras dentro de unos meses al ver reducidas en muchos años sus condenas

Dentro de este nuevo régimen que ha subvertido el orden moral del bien y el mal, se normaliza que golpistas, ladrones y terroristas legislen para despenalizar los delitos que cometen. España como nación está secuestrada por un Gobierno de delincuentes que han mal vendido la soberanía nacional a terceros. Por eso hay que tratar al PSOE y a sus socios con desprecio y con un ¡no! por delante. Siempre. Como si el PSOE fuese P. Diddy en una de sus fiestas acercándose, por las que ha acabado en prisión. Milei llegó al Gobierno con una motosierra en la mano declarándose antisistema del kirchnerismo sin miedo a las críticas y las acusaciones de la prensa que le odiaba. 

La salvación de España sólo puede pasar por una alternativa ambiciosa que represente el antisistema del sistema corrompido actual. Para que la oposición sea constructiva para España, ha de ser destructiva con todo lo que sostenga al Gobierno y al régimen. Sólo si se entiende que en España no hay una democracia, que no tenemos un Estado de derecho, sino algún juez en solitario que investiga la corrupción del Presidente del Gobierno y su familia, se podrá plantear una oposición ganadora que represente lo opuesto a este régimen y construya una oportunidad de salvación nacional. 

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