La editorial Deusto acaba de publicar la obra maestra de Esther Vilar: El varón domado. Es el primer volumen de su peculiar y polémica trilogía, formada además por El varón polígamo, y Modelo para un nuevo machismo. Y digo peculiar porque hasta donde sé, no existen muchos libros escritos por una mujer, contra las mujeres.
Han transcurrido cincuenta y dos años desde la aparición de El varón domado, y esta nueva edición no podría llegar al público español en momento más oportuno, dado el mujerista, demagógico, antimasculino y cobarde ambiente social actual. El libro de Vilar debería ser (para variar) un chute de sanidad para las nuevas generaciones de lectores españoles, hijos de una sociedad y de una educación ferozmente ideologizada, fofa, melindrosa y políticamente correcta. Una sociedad y una educación entregada al pensamiento grupal y a la obediencia debida a la manada. Hace mucha falta una bomba literaria que sacuda en alguna medida, por pequeña que sea, la amalgama de necedad mamarracha que se enseñorea en el lado más gubernamental, doctrinario y anti libertario, es decir en el lado que detenta el poder, del feminismo español.
¡Los hombres pueden menstruar y parir! ¡Las mujeres pueden tener pene! ¡Los hombres trans son mujeres! ¡Las mujeres trans son hombres! Ese tipo de sandeces, son las que propugna el discurso demencial y antimasculino que ha llegado al poder gracias al socialismo y al neocomunismo gobernante. Para menoscabo del feminismo, de la mujer, y de todos.
El arma infalible de la mujer para poner al hombre a su servicio, es el sexo. El acceso a su cuerpo. Que la mujer controla con rigor y, en ocasiones, con espíritu vengativo
En ese pantano moral e intelectual me gustaría que irrumpiera el libro de Vilar como una vivífica llamarada. Una que debilitara los cimientos del mujerismo ¡macho opresor, macho esclavista! que se impone en España con la fuerza enorme del dinero del cofre del tesoro de los contribuyentes, y con el poder innoble, pero no por eso menos dañino, de las fuerzas mediáticas parásitas del llamado progresismo.
¡Macho opresor! ¡Macho esclavista! La tesis de la obra de Vilar confronta, sin piedad, este lugar común. No hay tal macho esclavista y opresor, nos dice Vilar: el hombre de las sociedades capitalistas occidentales, ha sido, y es, esclavo de la mujer. Y el arma infalible de la mujer para poner al hombre a su servicio, es el sexo. El acceso a su cuerpo. Que la mujer controla con rigor y, en ocasiones, con espíritu vengativo. ¡Que hablen los sufridos esposos! Claro que, y esto es quizás lo más interesante de los planteamientos de la escritora, el varón ha contribuido decisivamente a su propia domesticación: la cultura de la cortesía masculina, la definición de la mujer como sexo débil al que el hombre debe cuidar y proteger incluso a riesgo de su vida, la cultura del deber original del hombre hacia la mujer, la sacralización de la madre y sus crías (y digo sus, porque las crías siempre son de la madre), son creaciones masculinas. Creaciones literarias, en gran medida. Que los hombres han abrazado de forma dócil y sacrificada.
Parte de lo que define a un hombre en las sociedades civilizadas, es decir acogidas a los patrones de la civilización occidental (la única que existe) es la actitud protectora y hasta reverencial hacia el género femenino. O, como dice mejor, Esther Vilar:
“Los varones, tan capaces de y tan dispuestos a reflexionar sobre todo lo habido y por haber, han declarado tabú todo lo que se refiera a la mujer. Lo peor es que estos tabúes son tan eficaces que ya nadie se da cuenta de su existencia. Sin pensar nunca sobre ellos, los hombres libran las guerras de las mujeres, engendran los hijos de las mujeres, construyen las ciudades de las mujeres. Y las mujeres se van haciendo, en el curso de ese proceso, cada vez más perezosas, más tontas, más exigentes en lo material. Y cada vez más ricas. Las mujeres se enriquecen constantemente mediante un sistema primitivo, pero eficaz, de explotación directa: boda, divorcio, herencia, seguro de viudedad, subsidio de vejez y seguro de vida”.
El varón humano sigue atado por un cordón umbilical invisible al cuerpo sexual femenino, que es quien controla y administra esa atadura crucial para la vida del varón
Este estado de cosas ha sido y es posible, en un grado que no me atrevo a precisar, gracias al desbalance entre la necesidad de sexo del macho y la hembra. Aunque hay un innegable punto de partida evolutivo. Basta observar el papel del macho en los ritos de apareamiento del resto de los animales. Debe demostrar, debe competir, debe humillarse, debe pelear y matar y, en el caso de algunos insectos, dejarse devorar, para tener derecho al apareamiento. La inteligencia y la tecnología nos han liberado de ese estado de cosas siniestro, es verdad. Pero sólo hasta cierto punto. El varón humano sigue atado por un cordón umbilical invisible al cuerpo sexual femenino, que es quien controla y administra esa atadura crucial para la vida del varón.
El despellejamiento al que somete Vilar a su propio género, hoy a merced de un feminismo institucional chochocrático, servirá de revulsivo burlón (es, sí, un libro divertido) y ayudará a deshacer un tanto la modorra zombi-estalinista producida por las políticas de género que se imponen a la sociedad española. El varón domado continúa siendo un libro de una valentía arrebatadora. Y si de algo estamos necesitamos en nuestro pusilánime mundo, es de escritores valientes.
El de Esther Vilar es uno de esos pocos y raros libros que, transcurrido más de medio siglo desde su publicación, la época reclama.
JAKS
Entonces... tras insistir en que la única civilización existente es la occidental, propone que en lo que al hombre se refiere nos volvamos musulmanes... Que le compre quien lo entienda...
ConTroll
Una obra maestra de todos los tiempos, El Varón Domado de Esther Vilar, argentina de raíces judeo-alemanas, una inteligencia insólita. Pero esos "patrones de la civilización occidental" están extinguiéndose, la brillante descripción de Vilar, releída ahora, nos muestra que la sociedad de entonces está sucumbiendo al delirio que la acusó de traidora y la amenazó de muerte. Esa sociedad occidental, "la única que existe", está dejando de existir y el proceso se acelera. El libro de Esther Vilar se refiere ya a otra época.
Luzmasluz
Para ser feminista en Occidente hace falta ser lo mismo de tonto que para ser socialista.... Y gente de esa abunda en esta cultura... o lo que sea.....
Azahar
En los años 70 empecé a leer "El varón domado" , no lo llegue a entenderlo bien, lo encontré un poco disparatado. Lo volveré a releer a ver si ahora después de sufrir el acoso feminista lo capto mejor.
Norne Gaest
Siento ser un aguafiestas, pero este problema está planeado en términos occidentales, esto es, sociedades con un largo proceso de emancipación de la mujer que en el feminismo dominante actualmente (el que organiza las jornadas del 8 de Marzo) se ha pasado de rosca, pasando a ser un hembrismo enfermizo, sectario, histérico y parásito de chiringitos múltiples, incluido un Ministerio. Al paso que llevamos (vean las informaciones de estos días), cuando pase otro medio siglo, el asunto se planteará en términos africanos. África es un continente con una población joven de mas de 1300 millones y 6 hijos de media por mujer, cuya población joven masculina nos invade buscando nuestro bienestar material, mientras España y Europa, en vez de rechazarlos y decidir a quien admite legalmente, los acoge, los cuida, los aloja en hoteles de lujo, les da una paga y los suelta en las calles occidentales. Nosotros, en vez de tener hijos y ser conscientes de los procesos que mueven las sociedades y permiten su supervivencia y el bienestar actual, preferimos disfrutar el presente con inconsciencia suicida y votar tan estúpidamente como hicimos en Julio de este año y lo venimos haciendo tradicionalmente (en Europa algunos sectores están despertando, pero ya puede ser tarde). No solo eso, sino que muchos de los que vienen a reemplazarnos son musulmanes, es decir, seguidores de una libro y una tradición donde la mujer vale la mitad que el hombre y debe estar sometida a él, que en caso de necesidad o conveniencia puede golpearla o repudiarla, y tener varias a la vez. Este es el futuro que nos aguarda. Milenios de evolución cultural en Occidente tirados por la borda por cobardía y estupidez. Y los que no son musulmanes a menudo vienen de culturas donde la mujer es la burra de carga y el hombre charla y es el señor de la casa, si no se despreocupa de la parentela. Lo dicho: siento ser un aguafiestas.
Stephen Dedalus
No vuelvo a leer ningún artículo de ecolojetas ignorantes pro "Afrenta 2030".
Pilar2687
Leí allá por los 70 ese pestiño y, mi conclusión fue: a esta una guapa le ha quitado el novio. De verdad, si queréis leer un critica contra las mujeres os recomiendo los “pequeños cuentos misóginos “ de (la gran) Patricia Highsmith. Así evitaréis decir sandeces y mamarrachadas
JaimeRuiz
Lo que más conviene al hampa totalitaria es que le gente empiece a tomarse en serio su "feminismo" y a discutir sobre las ventajas que tienen las mujeres. Cuando el mamarracho por antonomasia dice "los españoles y las españolas" está prestando una especie de reconocimiento a las damas que sólo llega a las más tontas, es galantería de la más burda. El columnista parece creer que el socialismo sirve a la causa feminista cuando es al revés, la identidad femenina impuesta a punta de adoctrinamiento en las escuelas y en los medios y reforzada a punta de galantería burda (como ocurre con el nacionalismo catalán o vasco) es la gran proveedora de votos al narcocomunismo y sus aliados, todo lo cual sólo muestra las añagazas de la industria de la discordia y no un conflicto de fondo entre hombres y mujeres. No conozco ese libro más que por el título, pero puede que esas teorías sobre el varón contribuyan al gran engaño de los totalitarios.
José Alejandro Vara
Cada pueblo tiene lo que se merece?