”Nosotros no vamos a participar en ningún espectáculo en el Congreso que dañe a Felipe VI y a la institución monárquica”. La confidencia pertenece a un alto dirigente del PSOE, de esos que reúne los lunes en maitines Pedro Sánchez en La Moncloa, y refleja a la perfección cuál va a ser la estrategia de los socialistas tras archivar la Fiscalía las investigaciones sobre el patrimonio en el extranjero del anterior jefe del Estado y su fraude fiscal.
Exigencia de explicaciones a Juan Carlos I -básicamente para surfear la ola de indignación en la calle- cuando se pregunte al presidente del Gobierno, sí, pero nada de “shows” como el que resultaría de celebrar un debate parlamentario sobre la inviolabilidad de su hijo, que proponen Unidas Podemos y el resto del llamado bloque de investidura. No ahora. En el futuro, ya se verá.
“No estamos en eso“; “Es más”, añade esta fuente, “en medio de la invasión rusa de Ucrania y con los problemas de inflación y económivos que acechan a España y al resto de Europa, nadie entendería centrar ahí la atención del debate”. Por no tener, Moncloa no tiene ni respuesta a la pregunta ¿Quién debería liderar la iniciativa: los grupos políticos -mediante una proposición de ley-, el Gobierno con una Ley de la Corona o la propia Casa Real?… silencio radio.
Da la sensación, por momentos, de que no solo a Felipe VI, también al jefe del Ejecutivo más de izquierda y republicano en casi medio siglo de democracia, les ha venido bien tanta irracionalidad de Vladimir Putin, sus inhumanos bombardeos a hospitales y maternidades ucranianas, el hecho de que periódicos e informativos de televisión y radio sean prácticamente monográficos de madres y niños cruzando a pie bajo cero la frontera con Polonia, para borrar de un plumazo de la retina de los españoles las consecuencias políticas de los desmanes de Juan Carlos I.
En el ámbito socialista del Gobierno ha calado la idea de que la inviolabilidad total del Rey, consagrada en el artículo 56.3 de la Constitución, no puede depender de su voluntad personal ni para renunciar a ella porque tiene difícil encaje jurídico
Y es que no resulta de fácil encaje jurídico la renuncia personal de Felipe VI a una inviolabilidad futura, “digan lo que digan los partidos a nuestra izquierda y los nacionalistas”, argumenta otra fuente del Gobierno; para empezar, no depende de su voluntad personal, es una cualidad inherente al jefe del Estado consagrada por el artículo 56.3 de la Constitución de 1978. El citado artículo dice así: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados (por el Gobierno de turno) en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65.2".
Esa redacción constitucional es tan clara -por anacrónica e injusta que nos parezca tras conocer los episodios personales protagonizados por quien fue todo en España desde la muerte de Francisco Franco hasta 2014- que no cabe matización solo mediante una ley orgánica aprobada por las Cortes, haría falta una reforma de la Carta Magna.
El Tribunal Constitucional ha emitido ya jurisprudencia al respecto y hasta los letrados del Congreso, que han tenido que justificar jurídicamente durante los últimos años por qué el Parlamento no puede fiscalizar al Rey, así lo argumentan en la web de la Cámara Baja: la inexistencia de responsabilidad política del Jefe del Estado es una característica común de todos los regímenes políticos contemporáneos, ya sean Monarquías o Repúblicas. ”En el caso de los regímenes monárquicos, la falta de responsabilidad es absoluta, llegando a extenderse a los ámbitos civil y penal", añaden.
En el fondo, Sánchez se está salvando a sí mismo y al PSOE de un debate imposible entre los ’viejos’, quienes creen que nada bueno saldría de meterse en semejante ’ratonera’ y los jóvenes socialistas de alma republicana y ’antijuancarlista’
Todas las Constituciones monárquicas tanto españolas como europeas (con la excepción de Noruega) establecen, en unos u otros términos, la falta de responsabilidad real. En resumen, no se puede perseguir criminalmente al Monarca sin cambiar la Constitución -algo que nadie se plantea ahora mismo- y, en cuanto se refiere a la responsabilidad civil, tampoco se podría demandar al ex monarca ante la jurisdicción ordinaria.
Así se entiende mejor que Pedro Sánchez no quiera saber nada de un debate sobre Juan Carlos I que para el PSOE es mucho más que una patata caliente. Eso sí, lo está haciendo de manera que parece estar haciéndole un favor a Felipe VI salvándole de la picota republicana de una ciudadanía indignada al conocer el patrimonio de su padre, pero en realidad el líder socialista se está salvando a sí mismo de un debate imposible.
Un debate que enfrentaría a socialistas de viejo cuño como Felipe González, Alfonso Guerra o a barones como Guillermo Fernández Vara, Javier Lambán o Emiliano García-Page, los cuales creen que el partido que más años ha gobernado la Monarquía parlamentaria que es España no se puede meter en semejante ratonera, con buen parte de la actual dirección y, sobre todo, con las nuevas generaciones socialistas de alma más republicana.