Nepotismo, abuso de poder, corrupción. Tras catorce años de gobierno, el “felipismo” dobló la rodilla envuelto en las miserias que se suelen engendrar cuando en las democracias, de forma excepcional, asistimos a largos períodos de ejercicio del poder en unas solas manos. Felipe González perdió las elecciones de 1996 porque ya no había otra salida que perderlas; por agotamiento. Pero estuvo a punto de volver a ganarlas. A pesar de la corrupción, de un deterioro institucional cuyo precedente más cercano fue el que acompañó la desmembración de la UCD de Adolfo Suárez, aquel PSOE se quedó a poco más de un punto del Partido Popular de José María Aznar: 39,17% contra 38%. González, con 141 diputados (por 156 del PP) pudo haber intentado el primer gobierno Frankenstein de la democracia, pero no se le pasó por la cabeza.
¿Por qué a pesar de afrontar las elecciones en medio de una profunda crisis de credibilidad (en 1979 se celebraron los “Cien años de honradez”) aquel PSOE aguantó? ¿Por qué la figura de Felipe González resistió una ofensiva contra su persona muy superior a la que hoy padece Pedro Sánchez? ¿Tendrá algo que ver el hecho de que en esos catorce años España dio el que, probablemente, ha sido el mayor salto en términos de progreso y convivencia de todo el siglo XX? ¿Quizá influyera también que la Sanidad pasó a ser gratuita y universal; que el gasto en Educación creció del 0,7 al 2,1% del PIB; que se abordó una dolorosa reconversión industrial imprescindible para la modernización del país; que se inició el proceso (inacabado) de reequilibrio territorial (AVE a Sevilla y no a Barcelona); o que el papel de España en política internacional alcanzó cotas desconocidas hasta entonces? ¿Y que todo eso, y alguna cosa más, se hizo sin disparatar los niveles de deuda: 65,4% en 1996 frente al 113% en 2023 (32.243 euros de deuda por habitante)?
Sánchez va a perder las elecciones porque, malgré lui, es el candidato del secesionismo supremacista, los Junqueras, Otegui y Puigdemont
Pedro Sánchez va a perder las elecciones por la desaparición del delito de secesión, por la rebaja del coste penal de la malversación, por los indultos a los líderes del procés, por la Ley del sí es sí, por Esquerra, por Bildu, por la vergüenza ajena que provocan sus “cambios de opinión”. Pero asimismo por haber amparado la campaña que la izquierda más radical y el secesionismo diseñaron contra aquella época y la entera Transición; por haberse apoyado sistemáticamente en esos mismos partidos para mantenerse en el poder, abandonado la centralidad. Sánchez va a perder las elecciones porque ha enfrentado a la sociedad como ningún otro presidente en democracia; porque nunca ha sabido, o querido, ser el presidente de todos los españoles.
Pedro Sánchez va a perder las elecciones porque, como un día le espetó Albert Rivera desde la tribuna del Congreso, “es usted el que necesita que haya muchos fascistas en España”, y el 23-J serán también muchos los ciudadanos que voten al PP para, en la medida de lo posible, evitar que Vox condicione las decisiones del próximo gobierno. Las va a perder porque todo el mundo sabe que no hay gobierno de izquierdas posible sin el concurso de ERC y Bildu; porque, malgré lui, es el candidato de los Junqueras, Otegui y Puigdemont; y porque, en el mejor de los casos, el “Plan B” de líder socialista es el bloqueo parlamentario y la repetición de elecciones, hipótesis que provocan un generalizado pavor.
También va a perder porque ha enfrentado a la sociedad como ningún otro presidente en democracia; porque nunca ha sabido, o querido, ser el presidente de todos los españoles
Andrés Ortega fue director del Departamento de Estudios de Presidencia del Gobierno en la última etapa de Felipe González y después con Rodríguez Zapatero. Tras la derrota del PSOE en las elecciones de 2011, Ortega escribió junto al profesor Ángel Pascual-Ramsay un interesante ensayo titulado ”Qué nos ha pasado? El fallo de un país” (Galaxia Gutenberg, 2012). En el capítulo final (págs. 296-297), los autores identifican las tres grandes fallas de aquel PSOE que recogió con pala Alfredo Pérez Rubalcaba:
1.- Pérdida de la centralidad: “El argumento consolador, muy repetido entre los dirigentes del PSOE, de que el suyo es el partido que más se parece a la sociedad española, ha perdido una parte de su validez. La base social y electoral del PSOE es una reminiscencia del pasado. Su bajo nivel de apoyo entre los jóvenes condensa esta idea. El PSOE se ha alejado del centro de gravedad de la sociedad española, mientras el PP ha roto las barreras sociológicas que constreñían su crecimiento en los sectores de clase media baja”.
2.- Incompetencia: “En España, el PSOE requiere que los ciudadanos vean o vuelvan a ver en él profesionalidad y capacidad de gestión. Demandan seriedad, competencia y firmeza para dirigir este proceso de cambio”.
3.- Enquistamiento y hermetismo: “Ahora que Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido elegido secretario general, cabe decir que no basta cambiar el liderazgo o las ideas, sino que debe cambiar también su funcionamiento interno. Si no lo hace, el camino del PSOE puede ser el de la SFIO francesa en los años cincuenta y sesenta del siglo XX: un partido con una base electoral estable pero envejecida, con cuadros enquistados en sus posiciones orgánicas, que más que contribuir con sus votos a una mayoría progresista operaba como un obstáculo”.
No parecía posible que alguien, diez años después, pudiera superar el implacable retrato que hacen Ortega y Pascual-Ramsay del partido que dejó para el arrastre Rodríguez Zapatero. Pero sí. Sánchez va a perder estas elecciones porque el PSOE de hoy es aún peor. El PSOE de hoy ha abandonado el espacio donde se conquista el apoyo de la sociedad, primando y explotando políticamente la protección de las minorías por encima del interés de la mayoría; porque nos deja una España financieramente insostenible y convertida en un campo de minas para los más jóvenes; una España más pobre y endeudada; y porque ha completado, con notable éxito, la tarea que inició ZP, desterrando de Ferraz todo rastro de debate y democracia interna.
A Felipe González, simplificando, le sacó del poder la corrupción. Sánchez, hay que reconocérselo, ha sabido esquivar esa bala (no así las esquirlas del nepotismo y el abuso de poder), pero el 23-J, salvo masiva amnesia transitoria -improbable a la vista de lo ocurrido el 28 de mayo-, los españoles le van a echar por todo lo demás.
Silentium
Sánchez va a perder las elecciones porque su gobierno ha sido destructivo para el país y así lo entienden una gran mayoría de españoles que votarán contra Sánchez aunque elijan la papeleta del PP. Hay un fuerte sentimiento de rechazo hacia este Presidente por todo lo que ha hecho en estos 4 años y que no es necesario repetir porque está en la mente de todos.
Opaya
El nepotismo y tráfico de influencia son corrupción. Abalos e Illa con los contratos de las mascarillas del COVID han robado a mansalva. Sánchez ha sido un intensivo de cinco anos de todo lo malo del PSOE de Felipe y Zapatero.
ma
Colección de trivialidades y inexactitudes. En primer lugar, González cogió el país con menos del 15% de deuda sobre el PIB, y lo dejó rondando el 70%, los intereses se comían nada menos que la cuarta parte del presupuesto. El paro lo dejó en el 22%, después de escalar casi al 25%, y reducirlo algo con varias devaluaciones en apenas 8 meses. Nada comparado con el crecimiento del PIB en los años sesenta y setenta, el mayor del mundo después de Japón. En los años setenta todavía teníamos 3 hijos por mujer de media. Todo esto se derrumba con la segunda crisis del petróleo y los gobiernos socialdemócratas del antiguo falangista Suárez, y lo remata el socialismo destruyendo la industria española, regalando prejubilaciones millonarias para que la gente no protesta se. Pedro Sánchez es el primer gobernante socialista que va a dejar ( quizás, pero no es seguro), el poder con buenos datos económicos, sobre todo tras una pandemia y una guerra. Por qué puede perder el PSOE, aunque habrá que verlo?, por lo que explica José Domínguez en un artículo en ld: con datos del INE, el 95% de los empleos en España fueron ocupados por población de origen extranjero. Hay que tener en cuenta que en los últimos doce meses han entrado en España tres cuartos de millón de personas. Totalmente imposible de asimilar desde un punto de vista cultura, de mantenimiento de los servicios públicos, del orden público...y del empleo.
O home do saco
El Sr. Sánchez va perder la elecciones por meterle la mano al dinero de los ricos y traen a nuestro grumete gallego del narco-bote que es un experto en regar a los medios, para que le hagan el juego. Como hicieron toda la vida en Galicia. Si ves los datos económicos son muy buenos y las aportaciones sociales también. La razón por lo que la prensa está machacando al presidente es por DINERO, banda de LAMETRASERILLOS. Si la gente de izquierdas tuviera tiempo y formación, la extrema derecha y la ultraderecha no gobernarían este país en su vida. Salud para la buena gente.
Susanam
Y ganará el psoe de Feijóo
Aquiles
Que le voten las Ahinoas y los Txapotes ...
doblador
El Sr. Abascal tiene la oportunidad de ponerle a El Mentiroso del Reino de todos los colores. Decirle que sin su presencia le ha vilipendiado en el debate con el Sr. Feijoo y en los diversos mitins que está realizando. Eso , NO le representa como Presidente de los españoles , quienes una parte votan a Vox. Pzero bueno, es tanta la indecencia de los partidos ultraizquierdistas que sin ser de nada ni de nadie, me exaspera la política barriobajera que tienen esos impresentables llamados políticos. O asi me lo parece.
Perhaps
Siguen sin comprender a Sánchez. Él no quiere ganar, bueno ganar sí que le gusta "también", pero lo que realmente quiere es gobernar, más aún MANDAR. Si logra montar un batiburrillo de partidos que destruya a España pero le permita mandar, tiene suficiente. Lo que le interesa es el Falcón y todo lo que ello representa de prebendas y abusos. Puede quedar en segundo lugar o en quinto lugar, si puede mandar le basta. Que el PSO pierda no le importa, lo que quiere es un gobierno Frankestein en el que todos pretendan mandarle pero en el que él haga lo que le dé la gana porque todos sus socios se peleen. Y si a Sánchez no le importa España, imagínense lo poco que le importa el PSO.