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España sólo tiene 2.800 psicólogos clínicos en la sanidad pública

El colectivo se queja del trato discriminatorio en salud mental respecto a otros problemas sanitarios y cifra en tres los meses que hay que esperar para ver a un especialista

  • Consulta de Psicología en el Hospital La Fe de Valencia

Solo un 30% de los psicólogos clínicos que ejercen en España (unos 9.000) trabajan en la sanidad pública. La lista de espera rondaba los tres meses antes de la crisis sanitaria. Son cifras de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (ANPIR) desde donde explican que gran parte de esa atención especializada se concentra en la sanidad privada. El colectivo se queja del trato que en este país se da a la salud mental que supone un "agravio comparativo" respecto a otros problemas de salud. Entre el 40% y el 60% de los motivos de consulta atendidos por los profesionales de Atención Primaria, antes de la covid-19, ya estaban relacionados con patologías mentales. Ahora, el porcentaje podría aumentar un 20%. Aún así alaban la resistencia de la población ante el sufrimiento vivido.

ANPIR, la principal sociedad científica de la especialidad en Psicología Clínica, también la mayor y más representativa de España, con más de 1.300 de estos profesionales, solicitaba recientemente un incremento del número de plazas de Psicólogo Interno Residente (PIR) para ofrecer una atención psicológica especializada pública de calidad. El pasado jueves 25 de junio se asignaron únicamente 189 plazas para más de 4.500 aspirantes a la especialidad.

Una cifra que supone la mitad de lo que asociación considera ratios adecuadas, sobre todo tras la pandemia del coronavirus y las secuelas psicológicas que han quedado en parte de la población. “Para hacer posible a medio plazo un mayor y necesario acceso a los tratamientos psicológicos en la sanidad pública, el número de plazas PIR debería, como mínimo, doblarse y acercarse a las 400 plazas anuales”, precisan desde esta entidad.

La especialidad en Psicología Clínica es una de las ramas de Ciencias de la Salud con más solicitantes por vacante de la formación sanitaria especializada y requiere de una formación específica que se concentra en un grado en Psicología, una prueba PIR y cuatro años de formación y trabajo remunerado supervisado en dispositivos sanitarios del Sistema Nacional de Salud (SNS). No será hasta dentro de cuatro años (2023), tras completar dicho proceso formativo, cuando esos aspirantes reciban el título de especialistas y, si son contratados, cuando, por fin, pasen a aumentar la oferta de especialistas en la sanidad pública.

Ansiedad vinculada a la situación económica

La reclamación de aumentar el número de plazas de PIR vale de motivo de reflexión desde la Asociación en un momento en el que los problemas de salud mental se acrecientan. El vocal de ANPIR, el doctor Javier Prado, explica a Vozpópuli que la entidad viene advirtiendo de que "si bien los primeros meses de confinamiento iban a ser razonablemente llevaderos dentro del impacto de una situación sin precedentes, al ser una situación que se va a prolongar en el tiempo supondrá un repunte, quizás en torno al 15 o el 20%, de problemas de salud mental".

La demanda de tratamiento psicológico "dependerá del alcance y calibre de la crisis económica y de la gestión y la respuesta que realice el Gobierno de España"

Especialmente, relata, "problemas de insomnio, relacionados con problemáticas médicas desatendidas en el colapso hospitalario, de ansiedad y depresión; además, especialmente vinculadas con la situación de recesión económica, desempleo, sufrimiento asociado e incremento de la brecha social o de la desigualdad entre españoles". En los próximos meses, apunta, se podrá ver cuál es el volumen de demanda sobre el porcentaje pronosticado.

Todo, apostilla Prado, "dependerá del alcance y calibre de la crisis económica y de la gestión y la respuesta que realice el Gobierno de España". Y entra en el problema de fondo: unos dispositivos de Salud Mental en el Sistema Nacional de Salud que se encontraban "ya previamente en una situación frágil que precisaba de un refuerzo importante".

6 psicólogos por cada 100.000 habitantes

Javier Prado se remite a los datos "más exhaustivos y fiables" que manejan en la asociación y que provienen de un informe emitido por el Defensor del Pueblo el 30 de enero de 2020. Según ese informe, en 2018, existían en la sanidad pública española un total de 6 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, mientras que la media europea se encuentra en torno a 18 especialistas por cada 100.000 habitantes.

"Si asumimos que en España actualmente conviven unos 46,94 millones de habitantes, esto deja una cifra de unos 2.816 psicólogos clínicos en la sanidad pública". Cifras internas de ANPIR, puntualiza, hablan de 9.000 especialistas ejerciendo en España. Pero, matiza, sólo un 30% de esos especialistas trabajan en la sanidad pública. "Gran parte de la atención especializada parece que podría estar desempeñándose en circuitos privados", indica Prado.

Las listas de espera para ver a un psicólogo en la sanidad pública rondaban los tres meses antes de la pandemia, señala Prado. "Con una periodicidad (número de visitas/año) baja para la intensidad que requiere un tratamiento psicológico", precisa. También aclara que, pese a las secuelas psicológicas antes relatadas "el potencial estresante de los últimos 3 meses ha sido razonablemente asumido por la población general. Es decir, la norma ha sido que la personas reaccionaran con cierta incertidumbre, preocupación, nerviosismo e inquietud pero, en torno a las tres o cuatro semanas, volvían a la normalidad".

Una respuesta ejemplar de la población

Para el vocal de ANPIR, la población, en general, ha respondido a la crisis sanitaria "de un modo adecuado usando sus propios recursos naturales y apoyándose en sus redes habituales. No nos consta un repunte especial de las listas de espera en el momento actual. La norma ha sido la resistencia y la resiliencia, no una pandemia de problemas de salud mental".

Sobre lo que los especialistas han visto durante la pandemia, resaltan "una respuesta impecable y emotivamente resiliente en las personas que con anterioridad eran usuarias de los dispositivos de salud mental y que vieron transformados sus procesos psicoterapéuticos a modalidades telemáticas (mucho contacto telefónico y especialmente asistencia por videoconferencia)". Aunque, admite Javier Prado, ciertos problemas se han visto "influidos especialmente por una situación de confinamiento tan estricta".

Cita a las personas con diagnósticos de agorafobia -"en las que se han intensificado, en algunos casos, las dificultades para salir de casa", explica Prado o los pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo o con Trastornos de la Conducta Alimentaria que recibían asistencia en régimen de hospitalización parcial y que han visto estancados sus procesos personales por la suspensión de ese tipo de actividades hospitalarias al priorizarse la prevención de contagios".

En cuanto a "supervivientes de ingresos y penosos procesos de enfermedad por covid-19 (muchas veces en el límite entre la vida y la muerte), se están detectando, además de reacciones de ansiedad y depresión, síntomas físicos y neurológicos que requieren de abordaje psicológico especializado en el contexto de un tratamiento multidisciplinar", indica Prado a Vozpópuli.

Otro capítulo, señala Prado, es el personal sanitario que ha estado en primera línea. "No sólo de UCIs, sino también de residencias y de Atención Primaria. Estos profesionales son el subgrupo poblacional que más casos de covid-19 ha registrado. Sin embargo, precisa, no han detectado "una pandemia de estrés postraumático, aunque alrededor del 15% tiene dificultades para dormir, para reducir su nivel de activación o síntomas ansioso-depresivos".

Les preocupa también, aunque admiten que desconocen el impacto,"la situación que han podido vivir las mujeres en situación de violencia de género confinadas con sus perpetradores. Este repunte de problemas es esperable que podamos cuantificarlo en las próximas semanas/meses".

Lo que más inquieta a los psicólogos clínicos es "la relación entre recesión económica y riesgo de suicidio que no hay duda de que empezaremos a vislumbrar si la destrucción de empleo y tejido empresarial sigue progresando. Durante el primer trienio (2008-2011) de la pasada crisis económica, el riesgo de suicidio se incrementó entre un 20 y un 30%", indica el vocal de ANPIR.

A la cola en inversión y recursos

¿Por qué la salud mental sigue a la cola en cuanto inversión y recursos?. "La respuesta probablemente no es sencilla y sea multifactorial. Lo cierto es que el trato que en este país se da a la salud mental cuando se compara con otros problemas de salud es, además de incomprensible, un agravio comparativo", asegura a Voz. Si te rompes un hueso recibes tratamiento el 100% de las veces. Si es tu alma la que se fractura, recibes tratamiento una vez de cada cinco. El dolor psicológico y el dolor físico se experimentan en las mismas áreas cerebrales, siendo el primero a menudo más perturbador e incapacitante".

Navarra (10,2); Extremadura (8,3); Cantabria (6,3) o Murcia (6,1) son las comunidades con más psicólogos por 100.000 habitantes

Por comunidades autónomas, el vocal de ANPIR critica que "la norma es la inequidad en el acceso a tratamientos psicológicos en la sanidad pública, más determinado por el código postal que por las necesidades particulares de la persona que sufre un problema de salud mental". Por delante de cualquier otra región sobresale Cataluña que, aunque no aporta datos oficiales, según estimaciones internas de ANPIR indican en que podría estar en cifras cercanas a los 18 especialistas por 100.000 habitantes

Destacan también, según el número de psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes y remitiéndose al informe del Defensor del PuebloNavarra (10,2); Extremadura (8,3); Cantabria (6,3) o Murcia (6,1).  En el extremo opuesto, Asturias (4 por cada 100.000 habitantes); Castilla y León (3,8) o Andalucía (3,21). 

Una ley de Salud Mental

Desde ANPIR piden al Ministerio de Sanidad "que se pase del dicho al hecho. No tenemos, por ejemplo, una ley de salud mental que vele por los derechos singulares de las personas con problemas de salud mental. Tampoco se ha realizado nunca una acción global coordinada, con más perspectiva que el corto plazo como lo que es un serio problema de salud pública cuyo mal tratamiento político, social y sanitario nos cuesta 46 mil millones anuales siendo reducibles esos gastos simplemente trabajando mejor".

Desde ANPIR piden "registrar adecuadamente el número de profesionales de nuestra especialidad disponibles, desglosados por comunidades autónomas. Aclarar cuáles son las listas de espera, sin maquillar para poder pensar en la mejor gestión de los recursos disponibles y la adecuada planificación a medio y largo plazo".

"La psicología clínica es rentable cuando se aplica adecuadamente. Es una especialidad transversal, polivalente y con mucho que aportar en el sistema sanitario. No sólo en salud mental (o en los servicios de psiquiatría) sino en urgencias, salud pública o UCIs como demostró los pasados meses. Pero también en neurología desplegando sus conocimientos de neuropsicología o en otros ámbitos de la salud donde los factores psicológicos juegan un papel importante como son los procesos oncológicos, los trasplantes, las complicaciones endocrinológicas o las cuestiones relacionadas con la infancia y la adolescencia", concluye Prado. .

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