El nombre de Dina Bousselham empezó a desafinar a mitad de 2016. La exasesora de Pablo Iglesias, que había sido estudiante en la Universidad Complutense de Madrid y luego su asesora parlamentaria, empezó a verse vinculada con publicaciones comprometedoras en diarios digitales para el partido. Los chats internos pertenecían a su móvil, y muchos dudaron de su versión de los hechos. El propio Iglesias desconfió de ella, pero evitó echarla del partido, tal y como ocurrió con decenas de otros compañeros. ¿Por qué? Para algunos sectores de Podemos la respuesta se halla en la relación entre la familia Bousselham y los reyes de Marruecos.
Iglesias recibió una copia de la tarjeta del móvil de Dina Bousselham en enero de 2016, pocas semanas después del presunto robo. La tarjeta llegó a la redacción de la revista Interviú, que decidió entregársela a Iglesias. Tras visionar el contenido de la tarjeta, dirigentes cercanos al secretario general aseguran que no estaba preocupado por el dispositivo. Había fotos íntimas de su asesora, pero documentos de escaso valor para el partido. Aun así, Iglesias decidió no devolver la tarjeta a su dueña, que mientras tanto había denunciado la sustracción del móvil.
Este jueves el actual vicepresidente del Gobierno ha reconocido no haber devuelto de inmediato el móvil para “no someterla a más presión”. Pero en el partido morado tienen otra versión. Afirman que Iglesias quería evitar que Bousselham pudiera seguir filtrando material comprometedor a la prensa, y a la vez frenar la polémica impidiendo una judicialización del caso de las capturas de pantallas.
En ese momento (primer semestre de 2016), Bousselham empezó a perder fuerza en el partido. “Ella misma se quejaba de esa circunstancia”, recuerdan fuentes de Podemos, que añaden: “Cree que se la trata injustamente”. Iglesias la dejó bajo el control de Ramón Espinar, el principal dirigente de Podemos Madrid y uno de sus hombres de confianza. Había estallado la guerra con Íñigo Errejón y empezaban las purgas.
Partido filomonárquico
“Hubo personas que fueron echadas por mantener una relación sentimental con los errejonistas. Pero Dina siguió en la formación. ¿Cómo es posible?”, se pregunta un miembro destacado del partido. En el partido creen que fue gracias a las relaciones de Bousselham con la familia real marroquí. Bousselham nació en Tánger y su familia es de las más adineradas del país, con vínculos estrechos con los reyes de Marruecos.
Tras llegar a España, Bousselham estuvo una temporada en Francia. En 2013, con 23 años, participa en París en un movimiento de centroderecha marroquí filomonárquico, el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM). La formación fue fundada por Fouad Ali el Himma, gran amigo del rey de Marruecos. En la prensa local se le otorga el cargo de secretaria general adjunta de la sección francesa del PAM, aunque Bousselham defendió que nunca se afilió y se limitó a “asesorar” al movimiento durante la celebración del primer congreso.
Lobbies marroquís
De vuelta a España entró rápidamente en el círculo de Podemos y en 2015 Iglesias la elige para acompañarle en Bruselas. Podemos acababa de estrenarse en las elecciones europeas, y Dina Bousselham dirigía el equipo de asesores del eurodiputado.
Durante ese periodo, fuentes de Podemos aseguran que trabajó, entre otras cosas, en impulsar encuentros y reuniones con agentes de lobbies marroquís en Bruselas. El grueso de esos encuentros fue con sectores afines a la monarquía alauí, lo que llevó a miembros del partido morado a dudar de su postura e incluso de su presencia en el partido.
“Siempre hubo un halo de sospecha” sobre Bousselham, comentan miembros de Podemos que confirman la relación con la familia real marroquí. “Eso se decía, que influía en favor de la monarquía alauí y que no tiene ningún pasado de activista de izquierdas en Marruecos ni vínculo con ningún movimiento democrático marroquí”.
Las relaciones de Marruecos con la política española son históricamente estrechas. “Marruecos tiene interés en tener personas de su confianza en los movimientos políticos, y también en Podemos”, asegura un miembro destacado del partido de Iglesias. Busselham pudo representar ese enlace. Podemos, en este sentido, nunca fue un partido radicalmente en contra de la gestión del gobierno marroquí sobre la minoría saharaui, lo que sorprende dada la sólida tradición de la izquierda española en ese conflicto.
Iglesias: "No concibo ser imputado"
Después de dos años, el hallazgo de una copia de su tarjeta en la casa de Villarejo ha permitido a la exasesora de Iglesias volver a la primera línea. Podemos ha construido sobre ese hecho una intensa campaña electoral sobre las cloacas del Estado que, como desveló este diario, se activó en diciembre de 2018. Pero todo empezó a tambalearse cuando, en el pasado mes de marzo, la propia Bousselham por primera vez admitió delante del juez que Iglesias le había devuelto la tarjeta del móvil, en teoría en malas condiciones, y que ella no lo había señalado a los agentes que investigaban su robo.
El juez García Castellón, sin embargo, exige claridad y quiere saber por qué los miembros de Podemos ocultaron la devolución de la tarjeta. Y si alguien realmente la dañó y por qué. El autor del supuesto destrozo puede verse involucrado en una investigación por delito informático y destrucción de prueba.
De momento, el juez ha quitado a Iglesias la calificación de "perjudicado" en el caso Dina. Y el líder de Podemos lucha por no acabar ahora como investigado: “No concibo esa posibilidad. Sería el mundo al revés. Resulta que le roban el móvil, después aparecen copias en el ordenador de Villarejo, lo que sale del teléfono se publica para dañar a Podemos y ahora hay quien pretende decir que nosotros tenemos que ser los acusados".