El sacerdote de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Miguel Pajares, ha fallecido este martes en el Hospital Carlos III de Madrid a causa del virus del ébola, según informa la agencia Efe.
Fuentes de la Consejería de Madrid han confirmado su fallecimiento después de que el religioso fuera repatriado a España para recibir un medicamento experimental, ZMapp, con el que poder curar la enfermedad.
Fuentes del personal que atiende al religioso han explicado a Efe que, de momento, los sanitarios están "a la espera" de recibir los protocolos para la evacuación del cadáver, porque "existen riesgos de contacto con fluidos biológicos". Han relatado que el paciente, quien cumplía su quinto día de ingreso hospitalario tras ser repatriado desde Liberia el pasado jueves, estaba en "condiciones críticas" y que, durante las últimas horas, experimentó una "bajada de constantes vitales".
Pese a que los médicos "probaron alguna medicación en un intento de estabilizarlo", la cámara y los monitores con los que era observado "mostraban que tenía problemas para respirar" hasta que el enfermo ha dejado de "mostrar actividad" esta mañana. El pasado 4 de agosto se hizo público que el religioso español permanecía aislado en el hospital San José de Monrovia (Liberia), junto a otros trabajadores del centro sanitario, tras la muerte por ébola de su director, el hermano Patrick Nshamdze.
Los análisis confirmaron al día siguiente que Pajares había contraído la enfermedad, de la que finalmente ha muerto en Madrid, donde continúa ingresada la hermana Juliana Bonoha, que hasta el momento ha dado negativo en las pruebas del ébola. El padre Pajares es el cuarto fallecido que trabajaba en el Hospital San José, después de que ayer se conociera el fallecimiento del religioso George Combey.
La muerte de este ghanés se suma a la de la religiosa Chantal Pascaline, que perdió la vida el pasado sábado, y a la del director del centro sanitario, ocurrida el 3 de agosto, a quien cuidó el sacerdote español. Mientras tanto, la religiosa de origen guineano y pasaporte español que fue repatriada junto a Pajares desde Liberia, Juliana Bonoha continúa su recuperación y su estado de salud permanece estable.
Fuentes del Hospital de La Paz, del que depende el Carlos III, han indicado a Efe que previsiblemente hoy se repetirá el test del ébola a la religiosa para descartar definitivamente que ha contraído el virus. Entre tanto, sigue luchando contra esta enfermedad la hermana Paciencia Melgar, ingresada el fin de semana en el Hospital Elwa, en Liberia, gestionado por Médicos Sin Fronteras.
El cadáver, sellado e incinerado sin practicarle la autopsia
Para evitar la propagación de la enfermedad, el cadáver será "sellado e incinerado", sin practicarle la autopsia de acuerdo con el reglamento de la Policía Sanitaria Mortuoria de la Comunidad de Madrid. El manejo post morten de un cuerpo infectado por ébola, o con solo la mera sospecha de haberse contagiado con este virus, prohíbe la autopsia por "la alta carga viral de los fluidos corporales". El contacto con los cadáveres debe realizarse "por personal entrenado" y no se procede, en estos casos, a ninguna preparación del cuerpo del difunto, han precisado hoy a Efe fuentes sanitarias. A continuación, se procede al sellado del fallecido que finalmente es incinerado por la Policía Sanitaria Mortuoria.
En cuanto a las medidas de control ambiental, la norma exige la limpieza con desinfectantes de uso hospitalario de las superficies potencialmente contaminadas así como la incineración de la ropa o prendas que hayan estado en contacto con el cuerpo.
Miguel Pajares, una vida dedicada al servicio a los demás
De 75 años, Pajares, el mediano de cinco hermanos, había nacido en La Iglesuela, una pequeña localidad de apenas 500 habitantes, que está situada en el noroeste de la provincia de Toledo y que había visitado por última vez el pasado junio. A su pueblo tenía previsto volver a finales de este mes o a principios de septiembre. Su idea era regresar por esas fechas a España para quedarse donde le destinaran y continuar su labor. Llegó al continente africano en la década de los 60, primero en Ghana y desde 2007 en el hospital San José, como director espiritual y responsable de la Pastoral de los enfermos, según 'ABC'.
Su labor ha sido conocida tras ser infectado por el virus del Ébola y ser repatriado a España, estudió Enfermería antes de ordenarse sacerdote y durante 18 años trabajó en misiones en países, como Irlanda, Ghana o Liberia.
En Liberia, precisamente, fue donde pasó los últimos siete años de su vida, en concreto, en el hospital San José de Monrovia, donde el pasado día 2 había muerto de ébola su director, el hermano Patrick Nshamdzea, a quien había cuidado.
Era miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) desde los 12 años y quienes le conocen no escatiman elogios sobre él
Era miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) desde los 12 años y quienes le conocen no escatiman elogios sobre él. "Es muy querido por todos, le tenemos mucho aprecio y ha ayudado siempre a los demás", son algunas de las palabras que le siguen dedicando sus paisanos.
Desde que se conoció que estaba afectado de ébola, el pequeño municipio toledano vivía con una mezcla de preocupación y esperanza la situación del sacerdote porque -dicen- era "una persona maravillosa".
"En las últimas horas me encuentro muy mal. Solo espero los resultados para saber si se trata de Ébola o no", reconocía la semana pasada en conversación telefónica con este diario Pajares, con más de veinte años de experiencia en Liberia. También agradeció las muestras de cariño. En unas cartas publicadas por el diario 'El Mundo', el padre Pajares se quejaba amargamente de la falta de medios con la cual se estaban enfrentando al ébola. "Seguimos en la lucha sin parar, buscando soluciones, todas de prevención. No hay tratamiento para nada. Cada día más decepciones del personal (médicos, enfermeras, colaboradores) por la falta de medios".