Sociedad

"El ébola se lo había comido por todos los lados"

El paciente tenía el riñón mal, de hecho ya no orinaba, padecía también tifus, sufría problemas cardíacos y "había perdido todas las defensas", con lo cual "la salvación de su vida no era posible", según relata una fuente hospitalaria.

  • Miguel Pajares junto con su compañero George Combey en Monrovia

El sacerdote Miguel Pajares, que ha fallecido este martes en el Hospital madrileño Carlos III víctima del ébola, estaba invadido por el virus, que "se lo había comido por todos los lados", ha dicho a la agencia Efe una fuente hospitalaria cercana al caso.

Pajares, de 75 años, que fue repatriado desde Liberia el pasado día 7 e ingresado en el hospital madrileño para tratarle, ha fallecido esta mañana tras pasar una noche en la que su estado de salud se ha ido complicando progresivamente.

Según la citada fuente, entre las tres y las cuatro de la madrugada el sacerdote, que "estaba muy mal, e invadido por el virus", sufrió una parada respiratoria, ante la cual una junta de médicos decidió mantenerle sedado y sin intubarle. "Ahí comenzó el declive", ha lamentado.

El paciente tenía el riñón mal, de hecho ya no orinaba, padecía también tifus, sufría problemas cardíacos y "había perdido todas las defensas", con lo cual "la salvación de su vida no era posible".

La misma fuente ha destacado que, independientemente del mérito médico, es "encomiable el trabajo técnico del personal de enfermería que ha mantenido la higiene del paciente", un factor fundamental para evitar cualquier propagación de la enfermedad.

Sufrió una parada respiratoria, ante la cual, la junta de médicos decidió mantenerle sedado: "Ahí comenzó el declive"

Esta persona ha descrito el escenario en el que se ha trabajado estos días, en la misma planta donde estaba el cura y donde permanece en otra habitación contigua la monja Juliana Bonoha, que hasta el momento ha dado negativo en las pruebas del ébola pero que también está infectada de tifoideas.

"Cualquier movimiento mal hecho es peligroso", ha advertido, para recordar que "los trajes de protección (del personal médico y sanitario) se calientan y humedecen dentro hasta unos 40 grados centígrados de modo que el personal debe hidratarse de forma abundante para evitar una lipotimia".

Con respecto a la monja, la fuente ha dicho que aunque no hay constancia de su contagio por el virus, se sigue un protocolo de seguridad "idéntico" al mantenido estos días con Pajares. Además, la hermana está en observación continuada y se le seguirán realizando analíticas durante el resto de los días estipulados para descartar cualquier riesgo, si bien su estado de salud es bueno y permanece estable.

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