Carmen tiene 58 años, cobra el subsidio por desempleo y tiene un dolor de garganta que se repite en el tiempo. Acude a su médico de cabecera para que le recete “algo para el dolor”. Es la tercera vez que va en cuatro meses. Si en lugar de acudir al centro de salud hubiera visitado las urgencias de un hospital, su conducta sería susceptible de ser penalizable.
Al menos eso es lo que ha dado a entender el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, en sus declaraciones del pasado lunes. Durante su intervención en el Foro Nueva Economía defendió que los ciudadanos paguen por el mal uso de estos servicios sanitarios, comparando estas conductas con las penalizaciones por infracciones de tráfico en el carné por puntos.
El representante de los médicos se mostró en contra de establecer un copago por asistir al médico, una de las propuestas del informe de expertos sobre la reforma fiscal. "Yo nunca pondría un copago por ir el médico; pondría, pero no sería copago, sería pago, por utilizar mal los servicios" sanitarios, al igual que "nos multan por ir por la carretera cuando pasamos de 120 kilómetros por hora", ha señalado. Las conductas que Sendín “tipificaría” van desde la de aquellos ciudadanos que no se retiran de la lista de espera una vez son atendidos o la duplican intencionadamente, a los que no se preocupan de retirar las pruebas diagnósticas o acuden a urgencias si no tienen cita en su centro de salud.
"La gente va mucho al médico porque es mayor y tiene miedo"
"Esto es para pensárselo y que no se malinterprete", dijo, toda vez que insistió en que se cobraría por el mal uso pero "nunca por la necesidad de ir al médico", ni siquiera en aquellos casos en que las consultas son muy frecuentes. "La gente va mucho porque es mayor y tiene miedo".
Y tan pronto sus palabras llegaron a los medios, las reacciones no se hicieron esperar. Es el caso de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), cuyo presidente en España, Juan Jorge González Armengol, habló con Vozpópuli para defender la postura contraria. “Nos oponemos rotundamente a su propuesta. Está comparando la Sanidad, que es un bien social, con tener un coche, que es un bien de consumo. Y eso no lo podemos tolerar”, dijo Armengol.
Pone de ejemplo la política sanitaria de Obama, el Obamacare al que se están acogiendo millones de estadounidenses que no pueden permitirse la sanidad privada que impera en el país. “La sanidad es un bien social al que se debe acceder independientemente de la ideología”. "Si al año hay 365 noches y 120 festivos, tenemos casi dos tercios de tiempo en el que en muchas zonas geográficas los servicios de urgencias y de emergencias son el único dispositivo sanitario al que recurrir", argumenta.
Sus ideas chocan frontalmente con las de Sendín. “Este tipo de propuestas son un mensaje de disuasión para perjudicar a los más desfavorecidos. No queremos que se marquen diferencias sociales por amenaza de pago”. A su vez, se muestra muy crítico con sus palabras porque, asegura, “nosotros sí trabajamos en urgencias y nadie nos ha preguntado ni nos ha llamado para saber qué se debería hacer para mejorar el servicio”, que, dice, “tiene cosas que cambiar”.
Ni siquiera Reino Unido se lo plantea
Sin embargo, pese a que el doctor González Armengol preside la segunda organización más importante de España de médicos de urgencias, surgen voces discordantes dentro de este grupo de sanitarios. Es el caso de Mónica Lalanda, médico de urgencias, que defiende la postura radicalmente opuesta. “Quizás ha llegado por fin la hora de empezar a cobrar por el uso indebido, irresponsable o inapropiado de las Urgencias. Esto tiene un doble sentido: ingresos al sistema, que buena falta hace, y educación sanitaria para el uso adecuado de recursos. Yo apoyaría fervientemente a la Sra. Mato si decide cobrar unos eurillos a cada paciente que viene a urgencias sin deber, casi simbólico pero sin duda efectivo”.
Lo dice, confiada y segura, porque sabe de lo que habla. Y pone el foco más allá: España es una anomalía de la Unión Europea. Junto con Luxemburgo, Dinamarca y Reino Unido son las únicas excepciones al cobro por utilizar los servicios de Urgencias. Alemania, por ejemplo, cobra 10 euros al día con un máximo de 28 días. Italia penaliza con 25 euros si no es una emergencia real. Y en Suecia van desde los 11 euros hasta los 44.
Italia penaliza con 25 euros si no es una emergencia real
Son algunos de los datos que se pueden extraer del estudio Los sistemas de copago en Europa, Estados Unidos y Canadá: implicaciones para el caso español, del IESE Business School de la Universidad de Navarra. Núria Mas, Laia Cirera y Guillem Viñolas, autores del citado trabajo, hablan de entender las implicaciones del copago como mecanismo para “promover el buen uso” de los servicios sanitarios por parte del paciente y no como forma de recaudación.
Entre los datos que se desprenden, destacan que, de promedio, el 'copago' en urgencias no parece traducirse en un peor estado de salud de la población. Pero que, en ningún caso, ese copago puede sustituir a una reforma más profunda del sistema que permita dar respuesta “a las nuevas necesidades derivadas del envejecimiento de la población y del cambio de la composición de la morbilidad”.
Esa es precisamente la postura que defiente Armengol en su conversación con este diario, pese a que es muy claro en su postura, parece dar su brazo a torcer a un posible copago “si el sistema funcionara mejor” pero, dice, “hoy por hoy la eficencia económica no justificaría esta medida”.
"Como médicos y profesionales sanitarios insistimos e insistiremos en las medidas de educación sanitaria. No en los castigos por un supuesto mal uso, sujeto a múltiples subjetividades, ajenas a la realidad", subraya. Sin embargo, tal y como decía Sendín en una entrevista televisiva, “la educación no tuvo ningún efecto en la disminución de accidentes de tráfico, cosa que si pasó cuando se instauró el carné por puntos”.
Tantos por ciento que arrojan cifras
El último barómetro del Ministerio de Sanidad del 2013 con los datos correspondientes al 2012 indican que un 35,6% de las personas que acudieron a las urgencias hospitalarias lo hizo porque tiene más medios. Un 43% acudió porque no coindicía con el horario de su médico de cabecera.
La masificación existente y la percepción de que sean las urgencias el lugar donde hay una mayor utilización inapropiada hacen que el debate tienda a continuar en el tiempo hasta que se busque una solución que agrade a todas las partes por igual. Sin embargo, y a la luz de los datos que arroja el mencionado estudio, "el incremento de copagos en urgencias produjo una disminución de las visitas en un 15% y, además, no hubo ningún impacto perceptible en términos de salud". Entonces, ¿copago sí o copago no?