Los tres socios que controlan un 85% de la inmobiliaria de Santander valoran una venta en los próximos meses, después de la refinanciación pactada hace dos semanas
La inmobiliaria de Apollo y Santander sella su segunda gran operación internacional este año con el desembarco en Chipre, a través de una alianza con el segundo mayor banco, CCB. Altamira ya está también en Portugal.
Altamira negocia en exclusiva la adquisición de Oitante, el banco malo de Banif que se quedó los activos que no quiso Santander. La plataforma inmobiliaria se ha impuesto en la puja a Servihabitat, de TPG y CaixaBank, e Hipoges, participada en un 40% por Cerberus.
El banco presidido por Ana Botín y el fondo oportunista se han levantado de la mesa ante lo lejanas que están sus posturas para el traspaso de la inmobiliaria. Apollo no acepta traspasar su 85% por menos de 1.000 millones y Santander no acepta pagar más de 800 millones.
El banco se fija el objetivo de cerrar la recompra de la inmobiliaria durante el primer trimestre de 2017. Apollo pagó 664 millones hace tres años, pero espera una cantidad cercana a los 1.000 millones. El plan de Santander sería convertir a Altamira en una plataforma internacional a la que poner en valor en unos años.
El sindicato CCOO ha demandado al banco presidido por Ana Botín por el conflicto laboral surgido tras el traspaso de parte del negocio de la inmobiliaria al fondo de inversión. Exigen unas condiciones laborales similares a las de otras compañías en poder de la banca y vendidas luego a fondos.
La inestabilidad se ha apoderado de la presidencia de Altamira Santander Real Estate, la filial inmobiliaria del Banco Santander. En tan sólo año y medio se han dado tres relevos en el cargo, en medio de una frenética actividad por tratar de adelgazar la cartera de activos que atesora, especialmente promociones de viviendas, y de operaciones como la fusión con Mesena, su par en Banesto.