Esta madrugada, del 12 al 13 de agosto, la famosa lluvia de estrellas llega a su punto álgido de frecuencia. El mejor momento para la observación será justo antes del amanecer y con la luna ya puesta.

Un equipo de investigadores localiza los restos de un cometa que apareció en 1819 y desapareció durante más de un siglo. Los autores han identificado el polvo de su cola perdida, que se cruza periódicamente con la Tierra formando una lluvia de estrellas.

Los datos obtenidos por la sonda Rosetta resuelven el misterio sobre la forma del cometa 67P. Sus dos lóbulos que le dan forma de patito fueron un día objetos independientes que chocaron y quedaron unidos en su viaje alrededor del Sol.

La porosidad del núcleo del cometa Churyumov-67P/Gerasimenko, la presencia de compuestos orgánicos en su superficie, sus variaciones de temperatura y la existencia de una magnetosfera son algunos de los nuevos datos que han salido a la luz esta semana. La información la transmite la sonda Rosetta, que desde el año pasado no ha dejado de orbitar el cometa. Del que no se ha vuelto a tener noticias es del aterrizador Philae, que se perdió cuando se posó en noviembre sobre el cometa.

El próximo 11 de noviembre la ESA protagonizará un hito de la historia espacial. El módulo Philae se plantará sobre el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko para obtener datos en su aproximación al sol. Hoy se ha anunciado el lugar de aterrizaje.

La sonda Rosetta ha alcanzado este miércoles el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko y viaja ya junto a él para viajar a la misma velocidad. La misión, que ha durado diez años, ha superado numerosos desafíos técnicos y es una de las mayores hazañas de la humanidad: colocar una nave en un cometa para estudiarlo.