El escritor Salman Rushdie tuvo que vivir bajo constante vigilancia policial y cambiando continuamente de domicilio tras la fetua que pronunció contra él Jomeiní en 1989

La posibilidad de que un solo individuo decida sobre la vida de millones es tan real como aterradora. ¿Y si la persona de quien depende la seguridad mundial no está en su sano juicio? ¿Podemos estar seguros en un mundo en el que el ‘responsable’ del maletín nuclear se que queda dormido mientras tuitea?