Era previsible, parece que ya no queda una cabeza buena en nuestro país y son los de otros lugares quienes -a falta de obediencia y disciplina merkeliana- disparan las cosas: el mando se toma por otras manos foráneas. El centro de gravedad está fuera de su eje y todo se ha salido de madre. Aquí se lucha por salir de ésta y los de fuera exportan nuestra identidad.