Casi tan popular como el spinner o como jugar al balón prisionero en las clases de Educación Física era quedar una tarde tonta para jugar a la ouija, aquel cartón -porque casi nadie tenía tablero- con las letras del alfabeto sobre el que se ponía un vaso boca abajo o una moneda con la intención de comunicarse con algún espíritu. Si aquello no se movía, ya habría alguien que hiciera parecer lo contrario.
Corrían los años 90 y adolescentes inocentes de todo el mundo se reunían, a poder ser en un sótano, buhardilla o casa abandonada, para charlar con algún difunto. En aquel ambiente clandestino proliferaban las historias de miedo y una de las más destacadas era la de la tal Verónica, un fantasma de origen desconocido que supuestamente aparecía en el espejo si repetías su nombre siete veces. En el mundo anglosajón se llamaba Bloody Mary.
Y esos son el nombre y la época que han inspirado al cineasta valenciano Paco Plaza ([REC]) para crear su última película, Verónica, estrenada este fin de semana. Lejos de la atmósfera cutre que rodeaba aquellas reuniones, la producción española uno de los mejores filmes de terror de lo que va de año, capaz de hacer pasar muy malos ratos a los espectadores.
'Verónica' recoge el único supuesto caso de fenómenos paranormales que han quedado registrado en un informe policial en el Madrid de los años 90, el llamado Expediente Vallecas
Además, tiene un atractivo más: está inspirada en una historia real sucedida en un barrio de Madrid en los años 90, con sus yonquis sentados en cada esquina, los Héroes del Silencio -banda sonora del largometraje- pegando fuerte y familias numerosas saliendo adelante gracias a los esfuerzos conjuntos de padres e hijos mayores. Otros tiempos. "Verónica es lo más cercano a un alter ego que he tenido nunca. Yo tenía su edad más o menos en el año 91, era fan de Héroes del Silencio, jugaba a la güija con mis amigos y atravesaba bloques de ladrillo rojo con ropa tendida cuando iba al colegio", ha revelado el director recientemente.
Así que toda esa estampa ha terminado plasmada de en la película que recoge el único supuesto caso de fenómenos paranormales que han quedado registrado en un informe policial, el llamado Expediente Vallecas. En 1991 una joven falleció por causas desconocidas, según el parte médico, después de jugar a la güija con sus amigas. Poco después, la Policía acudió al domicilio a petición de la familia y redactó un escrito que describía una "situación de misterio y rareza", con armarios que se abrían de forma súbita y antinatural, fuertes ruidos inexplicables o la aparición súbita de manchas que se identifican como "babas".
Más allá del terror, Plaza presenta una historia sobre el miedo a crecer, la soledad adolescente y la dificultad de comunicación con el mundo adulto, en un momento vital de "extrañeza".
Sin embargo, no es la primera vez que el cineasta español recurre a este género. Ya lo hizo junto a Jaume Balagueró con [REC], la película rodada como falso documental narrada por una periodista y un operador de cámara, que van a grabar cómo es la vida nocturna de una estación de bomberos con la esperanza de toparse con alguna misión importante. Todo se vuelve terrorífico cuando el cuartel recibe una llamada de emergencia de un edificio. La película tuvo tal éxito que EEUU, donde triunfa el género de terror, llevó a cabo un remake con el título de Quarantine.
Los otros
Hasta 27 millones de euros recaudó Alejandro Amenábar con Los Otros, una película de terror ambientada en Isla de Jersey, 1945. La Segunda Guerra Mundial ha terminado, pero el marido de Grace (Nicole Kidman) no vuelve. Sola en un aislado caserón victoriano, educa a sus hijos dentro de rígidas normas religiosas. Los niños sufren una extraña enfermedad: no pueden recibir directamente la luz del día. Los tres nuevos sirvientes que se incorporan a la vida familiar deben aprender una regla vital: la casa estará siempre en penumbra, y nunca se abrirá una puerta si no se ha cerrado la anterior. Pero el estricto orden que Grace ha impuesto se verá desafiado por circunstancias que escapan a su control.
El orfanato
Juan Antonio Bayona también se atrevió con una película de terror en 2007 que resultó ser un éxito de taquilla. En El orfanato, Laura se instala con su familia en el orfanato en el que creció de niña. Su propósito es abrir una residencia para niños discapacitados. El ambiente del viejo caserón despierta la imaginación de su hijo, que empieza a dejarse arrastrar por la fantasía. Los juegos del niño inquietan cada vez más a Laura, que empieza a sospechar que en la casa hay algo que amenaza su familia.
Los ojos de Julia
Dirigida por Guillem Morales, la película cuenta la historia de Julia, que regresa a Bellevue con su marido para visitar a su hermana, que está casi ciega debido a una enfermedad degenerativa de la que intentó operarse sin éxito. Al llegar, descubren que se ha suicidado. Julia no sólo debe afrontar la pérdida de su hermana, sino también la pérdida de toda esperanza para detener su inminente ceguera, pues ella sufre la misma enfermedad y parece compartir su mismo destino.
Tesis
También de Alejandro Amenábar, Tesis se convirtió a finales de los 90 en un clásico del terror. Ángela, estudiante de Imagen en la Facultad de Ciencias de la Información, está preparando una tesis sobre la violencia audiovisual. Como complemento a su trabajo, su director de tesis se compromete a buscar en la videoteca de la facultad material para ella, pero al día siguiente es hallado muerto. Ángela conoce a Chema, un compañero experto en cine gore y pornográfico, y a Bosco, un extraño chico, amigo íntimo de una joven asesinada en una snuff movie.