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Los desafíos del teqball: el incipiente deporte que fusiona la tradición y la innovación atlética sobre una mesa curva

Del 23 al 26 de mayo se celebrarán las World Series de Madrid, el primero de los grandes eventos internacionales en este año de un deporte que aspira a ser olímpico en Brisbane 2032

Si algo tiene el deporte que le hace diferente a otras muchas ciencias es su capacidad de adaptación a las constantes modificaciones en las necesidades humanas. En el tenis, por ejemplo, se demandaba mayor precisión en las líneas y se estableció el ojo de halcón. En el atletismo llovían quejas en las salidas de los atletas y se instauró un contacto tecnológico sobre los tacos de salida. En el fútbol se quería estudiar la omnipresencia en todas las jugadas y así aparece el VAR.

Pero esta particular habilidad también es aplicable a nuevos deportes que nacen, crecen y se consolidan de la mano de la actualidad. Entre estos últimos destaca el teqball, cuya práctica cada vez está más extendida y se ha convertido en todo un fenómeno viral en las redes sociales. Como si el virtuoso Leonardo da Vinci trazara unas líneas invisibles en el aire, el teqball une diferentes pasiones en una sinfonía donde reinan la habilidad y el entretenimiento sobre una mesa curva especial. Pero ni es fútbol, ni es tenis de mesa, ni tampoco voleibol.

Se trata de un deporte definido como una "oda a la elegancia y a la técnica"; una celebración de la creatividad en movimiento. No es para menos. En un mundo en el que cada gesto se convierte en arte, el teqball "ha encontrado su propio escenario", confirma Karoly Henczi, presidente de la Federación Española de Teqball. Enfocado a ofrecer un espectáculo único a los aficionados, el teqball ha encontrado en herramientas como TikTok, Instagram o Snapchat un escaparate perfecto para prolongar su difusión y su crecimiento en estos años.

Incluso muchos deportistas lanzan sus vídeos en las redes sociales practicando teqball. Sin embargo, su origen se remonta a Hungría, donde en 2012 se propuso desafiar todos los límites del deporte convencional, aunque la materia prima de este deporte ya llevaba tiempo circulando. Gábor Borsányi, un antiguo futbolista profesional, y Viktor Huszár, un empresario húngaro, crearon el corazón de este deporte -una mesa curva "científicamente adaptada"-, a partir de ahí la destreza técnica, la coordinación y la precisión en un ambiente de juego dinámico y desafiante empezaron a ganar más protagonismo.

Desde entonces y en gran medida gracias a su lenguaje universal, el teqball ha sido capaz de convertirse en un auténtico fenómeno. Con federaciones nacionales en más de cien países y eventos mundiales de alto calibre año tras año, este deporte no deja de atraer a jugadores de todas las edades. Tal es la situación que, en apenas doce años de recorrido, el Comité Olímpico Internacional (COI) ya ha manifestado su intención de convertirlo en deporte olímpico para los Juegos de Brisbane 2032. "El teqball está en la entrada para ser reconocido por el COI. Por ello luchamos día a día", recalca Henczi.

Campeonato del Mundo de teqball 2023, celebrado en Bangkok TWC

En qué consiste el incipiente teqball

Sobre un tablero de 3 x 1,7 metros, dos jugadores o dos parejas se enfrentan con una pelota de fútbol -con algo menos de presión de lo habitual-, utilizando cualquier parte del cuerpo excepto las manos y los brazos. Además, la propia superficie curva de la mesa añade una dimensión táctica única, obligando a los participantes a desarrollar controles excepcionales y a adaptarse a los rebotes impredecibles.

De esta manera, la dinámica de los partidos es rápida y emocionante. Los jugadores golpean la pelota hacia el otro lado de la mesa con buscando superar al oponente con toques hábiles y estratégicos. Se permite un máximo de tres toques por jugador antes de devolver la pelota. El objetivo principal es mantener la pelota en juego, evitando que toque la mesa más de una vez consecutiva e intentando poner al rival en una posición comprometida a la hora de devolver el golpe.

Así se contabilizan los puntos en el teqball, cuando la pelota toca el lado opuesto de la mesa sin que el oponente pueda devolverla correctamente o bien si el balón bota en ese lado más de una vez seguida. Sin embargo, para ganar un partido de teqball es necesario ser el primero en llegar a los 12 puntos -normalmente sin diferencia de dos para cerrar cada manga- en dos sets diferentes. En caso de empate a un set, se ha de disputar otro con las mismas condiciones.

"Esto es lo que hace especial al teqball, lo que lo hace más atractivo y por lo que cada vez tiene más fuerza", confirma Iván Álvarez, uno de los pocos representantes españoles en teqball y cofundador del club Noreña Teqball. "Es un deporte que atrae a mucha gente por su dinámica, pero es necesario que se fomente al igual que pasa en otros países vecinos. Tiene que haber más clubes, más inversión en mesas -cuyo coste profesional no baja de los 3.000 euros- y en entrenadores que enseñen e inculquen el teqball a los niños y niñas en colegios. Esta es la única manera de poder superar, porque tarde o temprano lo acabaremos haciendo, a Portugal", concluye Álvarez.

Campeonato del Mundo de teqball 2023, celebrado en Bangkok TWC

Pero por el momento, España está a su vanguardia. En tierras lusas, el teqball lleva años consolidado como un deporte más. Justamente para eso llegó Henczi a la presidencia de una federación que cada vez gana más enteros. Portugal, que fue su casa durante varios años, "es un espejo donde mirarnos". Él mismo reconoce y afirma que el crecimiento de esta modalidad deportiva en España es notable, "con un importante aumento en el número de clubes, torneos y jugadores. Cada vez más personas se interesan por el teqball y se suman a la comunidad. Pero queremos mucho más", afirma el propio Henczi.

Madrid acogerá las Teqball World Series

Para "ser parte del mapa mundial", Henczi ha vuelto a llegar a un acuerdo con la Federación Internacional de Teqball (FITEQ) para que Madrid pueda celebrar una ventana de las prestigiosas World Series de este 2024. Este evento reunirá a los mejores jugadores y jugadoras de todo el mundo en un espectáculo que "solo puede traer cosas buenas para el teqball y para su crecimiento en España".

En este cita participarán jugadores de Europa, Asia, Norteamérica y Suramérica, compitiendo en cinco categorías distintas -individual masculino y femenino, dobles masculinos y femeninos y dobles mixtos-. Será el primer gran evento internacional de teqball en 2024, coincidiendo además con el décimo aniversario del deporte, fundado oficialmente en 2014. La competición se llevará a cabo en el Centro Deportivo Municipal Gallur durante los días 23, 24 y 25 de mayo, donde los deportistas lucharán por un puesto en las finales.

El punto culminante llegará el día 26 de mayo al aire libre en Plaza de España, lo que para el presidente de la federación española supone "la guinda del pastel". Los mejores jugadores del torneo buscarán la victoria y los 30.000 euros en premios. Pero tal y como apunta Henczi, el torneo en Madrid tiene como objetivo "superar los logros del año pasado, donde se estableció un récord de participación con 177 atletas de 31 países diferentes". En esta edición se espera la asistencia de 32 participantes por categoría, asegurando así la presencia de los jugadores mejor clasificados en el ranking mundial.

El camino para poder competir en Plaza de España será, no obstante, complicado. Al menos para las aspiraciones españolas. El propio Iván Álvarez, que también disputará el dobles masculino junto a Pablo Gutiérrez, se enfrentará en el cuadro individual al número uno del mundo, el rumano Apor Gyorgydeak. Además, Héctor Iglesias, Francesc Trujillo y Damián Prieto competirán de la misma manera en esta modalidad. En el dobles, la presencia española aumentará con Germán García formando dupla con el último anteriormente mencionado. Ellos también tendrán que verse las caras con los número uno en dobles, los húngaros Csaba Banyik y Balazs Katz.

La delegación española para estas World Series la completa, en representación femenina, Tania Rodríguez. La asturiana será la única mujer en participar en el evento debido a la lesión que ha dejado fuera a Silvia Ferrer, la gran baza del equipo nacional -número 10 del mundo-. Tania también tendrá una exigente fase de grupos, viéndose las caras con la húngara Boglarka Nagy -nº 9-, la moldova Viorica Tonu y la vietnamita Samia Zebatte. "Saldré a por todas y lucharé como siempre hago", afirma con rotundez Rodríguez al respecto.

En 2023 podría ser un deporte olímpico

"Es un éxito estar aquí y poder jugar con las mejores del mundo, pero este deporte debe seguir creciendo y animando a mucha más gente a practicarlo", comenta la propia Tania Rodríguez. También jugadora del club Noreña Teqball, la atleta natural de Asturias, tiene que compaginar su trabajo con los entrenamientos y con otras aficiones.

"La realidad es que es muy difícil ganarte la vida en el deporte si no eres uno más de la élite y si no practicas modalidades como el fútbol, el tenis o el baloncesto", contempla siguiente la línea Tania. "Es más, ni siquiera los mejores jugadores de teqball del mundo pueden presumir de tener un futuro económicamente holgado". La historia se repite con Iván Álvarez y con el resto de la plantilla nacional. Todos ellos llevan a cabo intensas jornadas diarias para salvar su pasión por el teqball. "Ojalá que todos quienes hoy disfrutan viendo fútbol, mañana sonrían porque les hace feliz el teqball", contempla Iván.

Parece ser que ese futuro cada vez es más cercano en cuanto a las aspiraciones del teqball. "No hay mejor escaparate que unos Juegos Olímpicos para expandir el teqball a todos los rincones del mundo", apunta Henczi, pero para que un deporte sea considerado olímpico necesita ser reconocido por parte del COI. "Esto implica cumplir con varios requisitos, como tener una Federación Internacional establecida, una base de jugadores, un número significativo de países y demostrar que el teqball promueve valores olímpicos como la excelencia, la amistad o el respeto", entona Henczi al respecto.

En este sentido, el teqball ya ha sido reconocido por el Consejo Olímpico de Asia (OCA), la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales de África (ANOCA) y los Comités Olímpicos Nacionales de Oceanía (ONOC). Además, ha participado en otros eventos multideportivos, como los Juegos Europeos de 2023 -aunque fuera un deporte de exhibición- y no deja de ganar papeletas para que el COI piense en su inserción para la cita de 2032. "Sería magnífico que el teqball fuera olímpico en los Juegos de Brisbane", fantasea Tania.

Jugadores españoles durante una competición TEQBALL SPAIN

También sonaba en un primer momento para realizar su particular debut en Los Ángeles 2028, pero finalmente el COI desestimó dicha propuesta. Ahora, con la capacidad de atracción característica de todo lo que pasa por las redes sociales, el teqball aspira a seguir aumentando su comunidad y a superar barreras como el tradicionalismo o la repetida puesta en escena de los mismos deportes. Si en apenas doce años, el teqball ha ganado enteros al por mayor, "en unas pocas temporadas más lograremos captar la atención de mucha gente alrededor del mundo", señala Iván Álvarez.

En España, el teqball comenzó de la mano de Félix J. Rota y ya suma más de 200 practicantes. Entre ellos, además de los actuales convocados para la incipiente cita madrileña, se encuentran Aitor Vives, Silvia Ferrer y Javier Asensio, con cuatro mundiales a sus espaldas cada uno. Actualmente, Karoly Henczi es el encargado de llevar este deporte a cada rincón del país. El presidente de la federación nacional tiene claro cuál es el objetivo. "No dejaremos de luchar para que en España los diferentes clubes, federaciones y los deportistas se consoliden en la élite", defiende Henczi con firmeza.

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