Y que no se me diga que no es lo mismo porque lo es. Una persona que se salta la ley, bien para lucrarse, bien para cambiarla por la fuerza, delinque. Delinquió el cuñado del rey Felipe y delinquieron los políticos separatistas con el intento de golpe de Estado. Otra cosa es que se pretenda exculpar a unos mientras se estigmatiza al otro, pero cuando te crees por encima de los demás debes pagarlo.
Los separatas de barretina sufragada bramarán con la misma mentira: los separatistas están presos por sus ideas. No pierdan el tiempo explicándoles que se les juzgó, no por sus ideas, sino por sus actos ilegales; no quieran que entiendan que este país es tan laxo y tan estúpido que incluso el gobierno pacta con los filo etarras y que a estos se les deja homenajear a conocidos asesinos mientras sus víctimas continúan silenciadas por el miedo; no pongan delante de sus narices repletas de mucosidades fascistoides las cifras de lo que ha representado su ensoñación perturbadora, no les enseñen imágenes de la plaza Urquinaona, de El Prat, de las vías del AVE destrozadas, de la casa del juez Llarena, del policía que es agredido por un lazi, porque les hablarán de los mil heridos del 1-O que nadie vio, de las torturas que nadie denunció y de esa justicia española vengativa, hija de un estado franquista a pesar de que Franco lleve cuarenta años criando malvas.
Por descontado, ni se les pase por la cabeza mentar la corrupción institucionalizada que ha reinado en Cataluña desde que Jordi Pujol ocupó la silla de presidente, porque le sacarán a relucir al Emérito o a la Gürtel sin mencionar, curiosamente, los ERES. Por tanto, visto que es imposible razonar con quien se escuda en las mentiras repetidas mil veces por TV3, propongo desbordarlos. Apoyemos entusiásticamente el indulto para los golpistas, anulemos las causas pendientes contra Torra y quememos en la plaza pública el problemilla que tiene Laura Borrás por un quítame allá esos dinerillos entregados a un amiguete suyo. Todos a la calle y homenajeados con un acto de desagravio.
Todos a la calle, pero ya mismo, gritemos entusiasmados en las redes sociales, y sea este el clamor que llegue hasta los ganapanes que piensan indultar a quien no ha hecho propósito de enmienda, al contrario, manifestando que lo van a volver a hacer"
Paralelamente hay que pedir que se ponga a Iñaki Urdangarin en libertad, que se indulte a Rodrigo Rato, a Bárcenas, a todos los que se lo han llevado crudo, bien sea delincuencia de cuello blanco, bien sean butroneros, tomadores, carteristas o sustractores de calcetines en una gran superficie. Si ha de gobernarnos el crimen, sea en hora buena siempre que mantengamos la igualdad de la que hablan los que ocupan unos despachos oficiales que no volverán a ser lo que fueron.
En mis mocedades, en el mundo anarquista existía la COPEL, Coordinadora de Presos en Lucha, que afirmaba con no poca tontería y buenismo que a los delincuentes los fabrica el sistema por lo que había que excarcelar a toda la población reclusa sin distingos. Presos a la calle, comunes también, decían. Eso mismo ha de exigírsele al gobierno social comunista, al gobierno separatista catalán, a los que suelen entender la ley como una especie de Thermomix que sirve para todo siempre que sea usada para sus bazofias culinarias.
Todos a la calle, pero ya mismo, gritemos entusiasmados en las redes sociales, y sea este el clamor que llegue hasta los ganapanes que piensan indultar a quien no ha hecho propósito de enmienda, al contrario, manifestando que lo van a volver a hacer, que piensan volver a delinquir, a cometer las mismas tropelías. Señor Juan Carlos Campo, ministro de justicia, es un decir, hágame caso y propóngaselo al presidente, que esas cosas le gustan, igual que a la UGT, al PSC, y, si a eso vamos, a Meritxell Batet, separatista y cónyuge suya, ministro.
Al menos, el marido de Cristina de Borbón ha dicho que está arrepentido. Por lo tanto, griten conmigo ¡Free Urdangarin! Y que agarren esa mosca por el rabo.