Como su nombre indica, el cáncer colorrectal comienza en el colon o en el recto, situados en el intestino grueso, en la parte inferior del aparato digestivo. Durante la digestión, los alimentos se mueven a través del estómago y el intestino delgado hacia el colon, que absorbe el agua y los nutrientes y almacena la materia fecal, que pasa finalmente desde el colon hacia el recto antes de salir del cuerpo.

Desafortunadamente, se trata de un “enemigo silencioso” ya que en muchos casos no da síntomas hasta que la enfermedad está avanzada. “El origen más habitual del cáncer colorrectal es un pólipo que crece en la mucosa del colon o recto que, si no se detecta y extirpa a tiempo, puede convertirse en un tumor maligno”, explica el doctor Pedro Machado Liendo, especialista en coloproctología del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud San José de Madrid.

Cuando da la cara, el cáncer colorrectal se manifiesta principalmente por diarrea o estreñimiento, sensación de que su intestino no se vacía por completo, heces con sangre o más delgadas de lo normal, dolores o calambres frecuentes por gases, sensación de llenura o hinchazón, pérdida de peso sin razón conocida o náuseas.

Pero lo importante es no esperar a la evidencia de que algo no marcha bien. La diferencia en el pronóstico de supervivencia entre el estadio inicial del cáncer colorrectal y el más avanzado es abismal: si se diagnostica precozmente, la supervivencia a los 5 años es del 90 %; si se diagnostica en su fase más avanzada, la esperanza de vida para ese periodo se desploma al 8 %. La pregunta cae por su propio peso: ¿cómo saber entonces si tengo cáncer colorrectal sin esperar a los síntomas? Aquí llega la segunda buena noticia.

Existe una prueba llamada colonoscopia que es la recomendada para la detección precoz del cáncer colorrectal. Consiste en introducir por el ano una sonda flexible dotada de cámara que permite al especialista ver si hay pólipos, que pueden extirparse en la misma intervención y evitar así que en el futuro desarrollen tumores malignos.

En opinión del doctor Machado Liendo, “hay que seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que señalan que todas aquellas personas que no tengan antecedentes familiares directos de cáncer colorrectal deben someterse a una primera colonoscopia a los 50 años”. En el caso de quienes sí los tengan (abuelos, padres o hermanos), “lo ideal es a los 40 años, o antes si presentan algún síntoma”, añade.

Pero no vale confiarse. Aunque los antecedentes familiares “multiplican por 25 el riesgo de padecer cáncer colorrectal”, el especialista en coloproctología de Quirónsalud San José advierte de otros factores que también pueden ser precursores de esta patología:

• Edad: la mayoría de los casos se detectan en personas entre los 65 y los 75 años.
• Dieta: numerosos estudios médicos asocian dietas ricas en grasas y con bajo contenido en fibras a la predisposición de desarrollar cáncer colorrectal.
• Historial médico: la incidencia de cáncer colorrectal es mayor en quienes tienen o han tenido pólipos en el colon, colitis ulcerosa y cáncer de mama, útero u ovarios.
• Estilo de vida: la vida sedentaria, la obesidad y el tabaquismo contribuyen a su desarrollo.

Así las cosas, parece sensato cumplir las recomendaciones de la OMS y acudir a la colonoscopia preventiva: todo el proceso no dura más de una hora con carácter general y, aunque pueda provocar cierto reparo -para qué nos vamos a engañar-, evitar el cáncer más extendido bien merece el empeño.

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