España

¿Qué trama Aznar?: el penúltimo zarpazo del expresidente dispara las sospechas en el PP

Aznar contra Montoro. Y contra Moncloa. Otra batalla más de una larga contienda que emerge en momentos de agitación en el PP. Los zarpazos del viejo halcón de la derecha carecen de los efectos demoledores de antaño. Pero provocan revuelo mediático. ¿Qué vendrá después?

  • José María Aznar y Mariano Rajoy.

Aznar ya no es Aznar, el súper macho-alfa del PP. Cierto. Pero que nadie se equivoque. Aún es alguien muy importante para amplios sectores del PP”. Un dirigente histórico del partido, en privado, sale al paso del último choque entre el expresidente y la cúpula de su formación. Un asunto feo, con el Fisco al como telón de fondo. No ha habido, en esta ocasión, ataques frontales de José María Aznar contra su sucesor. No era el caso. Pero ha colocado en el punto de mira a Cristóbal Montoro, viejo enemigo. Una crisis más en un PP erizado de escándalos y convulsiones en pleno periodo preelectoral.

Una inspección de Hacienda en 2013, zanjada con el pago de una complementaria y una multa, ha emergido tres años después a la opinión pública. Asunto ya conocido e incluso publicado en 2014. Pero también se ha desvelado ahora una entrevista privada que por entonces mantuvieron Aznar y Montoro. ¿Quién lo filtra? ¿Por qué a estas alturas? ¿Qué intereses hay detrás? La guerra entre Aznar y Montoro viene de lejos. Desde antes de esos episodios. Pero este estallido, que ha derivado en la presentación de una denuncia por parte del expresidente en la Fiscalía, ocurre en tiempos de agitación y tempestad sobre Moncloa. El entorno de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría aparece en el epicentro de todas las turbulencias. Desde la precipitada y nunca bien explicada salida del exminsitro José Manuel Soria, viejo rival de Soraya Sáenz de Santamaría, a los choques con la joven cúpula de Génova.

Una reflexión inquietante

“Es más que preocupante ver hasta dónde se está llegando”. José María Aznar cerraba con esta inquietante frase el anuncio de la presentación de su denuncia ante la Fiscalía General del Estado por ‘la relevación de datos tributarios’ y en defensa del ‘derecho de confidencialidad que asiste a todo contribuyente’. La familia Aznar recibió la publicación de la noticia con sorpresa e irritación, según comentan algunos de sus próximos. Habituados a aparecer como protagonistas de todo tipo de ruidosos episodios, estos titulares se encajaron con enorme malestar. Material antiguo, ahora reciclado con intereses inconfesables, se comentó. “No le dejarán en paz”.

 La familia Aznar recibió la publicación de la noticia con sorpresa e irritación, según comentan algunos de sus próximos

Este viernes, en plena celebración de la rueda de Prensa del Consejo de Ministros, que excepcionalmente protagonizó Rafael Catalá, ministro de Justicia, por ausencia de la vicepresidenta, se concretó la venganza. El expresidente del Gobierno cargaba, esta vez por la vía judicial, contra el Ejecutivo de Mariano Rajoy y, muy particularmente, contra el Ministerio de Hacienda, que dirige quien fuera ministro en su Gobierno del 2000-2004 y ahora un enemigo irreconciliable.

Aquella investigación de 2013 de la Agencia Tributaria a la empresa familiar de los Aznar, Fazmatella SL, sobre los ejercicios fiscales relativos a 2009 y 2010 se consumó sin mayores aspavientos mediáticos. “Una mera diferencia de criterios en la forma de la tributación”, apuntaba en su escrito el actual presidente de FAES. La comprobación de la Agencia se cerró de conformidad en 2014 tras el pago de una multa por 74.000 euros y el abono de casi 200.000 por irregularidades fiscales. Asunto concluido, pensaba el expresidente. Días atrás, sin embargo, el asunto saltaba de nuevo a la luz al publicar OKdiario que Aznar mantuvo una entrevista en el despacho del ministro Montoro, en la que se vertieron una serie de reproches cruzados. Si sólo hubo dos personas en ese encuentro, sólo pudo filtrarlo uno de ellos. “Desde luego, lógicamente, Aznar no ha sido”, comentan en su entorno. Tras saltar la noticia, con el consiguiente estruendo, el titular de Hacienda se hizo el encontradizo con los periodistas para rebajar el exceso de ‘literatura’ con que se había redactado. “Hablamos de política”, deslizó con su habitual tono entre jocoso y malvado. Y no hubo más. Ni desmentido sobre la investigación ni sobre el encuentro.

Aznar ha cumplido su promesa y ha denunciado la filtración ante la Fiscalía. Aguardó unos días desde la publicación de los hechos por ver si el Gobierno reaccionaba. Ante el mutismo del Gabinete, tan solo roto por las vaguedades de Montoro y unas palabras genéricas de Fernando Maíllo, número tres del PP, dio el paso al frente. “Los datos publicados han debido ser filtrados o cedidos por aquellos que los conocían y que tenían el deber de mantenerlos en sigilo”, decía la denuncia. El titular de Justicia, encargado de conducir la rueda de Prensa del Consejo de Ministros, en ausencia de la vicepresidenta, elogió la labor profesional de los funcionarios de Hacienda –Catalá fue subsecretario del departamento- y confió en que la acción de la Fiscalía y de la Justicia aclarara todo este turbio episodio.

 Las andanadas de José María Aznar sólo cosecharon silencio en el Ejecutivo. Ya es casi una tradición

Ni un comentario más. Las andanadas de José María Aznar sólo cosecharon silencio en el Ejecutivo. Ya es casi una tradición. Después del penoso resultado del 20-D, el presidente de honor del PP se personó en forma inesperada ante el Comité Ejecutivo de la formación y reclamó la celebración cuanto antes de un ‘congreso abierto’ para que puedan pronunciarse todos los militantes. Subrayó que él no se presentaría. Rajoy le respondió, con cierto desprecio, que todos los congresos del PP son ‘abiertos’. Y hasta hoy.

El sector de fieles a Aznar, que aún pululan por su partido, contemplan en este asunto un intento por hacerle daño, por enlodar su imagen, por trasmitir la idea de que es una especie de defraudador. Esperanza Aguirre, que fue en su momento objeto de otra filtración sobre sus datos fiscales, aseguró en una entrevista que “en una democracia anglosajona, Montoro ya no sería ministro”. El aznarismo, algo crepuscular, se revuelve.

¿Cómo se llegó a esto? Aznar nunca ha ocultado sus críticas a la gestión del Ejecutivo de Rajoy, con quien apenas se habla. Cuentan en el partido que el momento cumbre ocurrió en 2013, cuando el expresidente, en una contundente entrevista en Antena 3, y harto de contemplar cómo su sucesor desbarataba la herencia recibida, reprochó al gobierno de Rajoy las intempestivas subidas de impuestos que llevó a cabo nada más aterrizar en la Moncloa. El ideario del PP se inclina por bajar impuestos, y así debe hacerse, y así lo hicimos nosotros en el 2000, vino a explicar Aznar. Montoro se dio por aludido y, con irónica displicencia, tachó esta intervención de “añoranza melancólica”. Ese mismo año se produjo la investigación de Hacienda a la empresa de los Aznar origen del actual estrépito. Una casualidad que no dejó de llamar la atención.

 ¿Cómo se llegó a esto? Aznar nunca ha ocultado sus críticas a la gestión del Ejecutivo de Rajoy, con quien apenas se habla

Munición aguada y menguante

La munición de Aznar, sin embargo, ha perdido intensidad de fuego, de acuerdo con fuentes de Génova. Unos mails comprometedores de su hijo enviados a Miguel Blesa, cuando éste era presidente de Caja Madrid, le dejaron “tocado”, según estas fuentes. Otro asunto de dinero. Otra 'mano negra'. Más ‘fuego amigo’ que produjo un amplio boquete en el casco del destructor Aznar.

Sus comparecencias políticas, desde entonces, son menos intensas y más esporádicas. Algún acto de FAES, la institución que preside, determinadas comparecencias con las Víctimas del Terrorismo. Incluso en las últimas autonómicas participó en cinco mítines en ciudades con candidaturas amigas. En las generales de diciembre ya no se le vio el pelo. No amaga ya con la posibilidad del retorno, de su regreso a la política activa, algo que siempre dejaba caer en sus intervenciones. Al halcón le cortaron las alas, pero no los principios, comenta esta fuente.

Sus más leales colaboradores han desaparecido de la faz del partido. Acebes, Zaplana, María San Gil, Mayor Oreja… ya no están en política. Sobrevive Esperanza Aguirre, en su papel revoltoso pero secundario. Y poco más. Su herencia parece haberla recogido Isabel Benjumea, líder de la Red Floridablanca, una organización incipiente de jóvenes liberales, ligados anteriormente al partido y con vínculos con algunos pensadores muy próximos a FAES.

 Lejos de acariciar ideas extrañas sobre reapariciones, el antiguo líder del PP ampara, protege e incluso impulsa a Pablo Casado

Aznar, sin embargo, no se desentiende del partido que refundó y que catapultó a la Moncloa. Lejos de acariciar ideas extrañas sobre reapariciones, el antiguo líder del PP ampara, protege e incluso impulsa a Pablo Casado, durante años, su jefe de gabinete y ahora vicesecretario general del partido. Casado es una de las figuras emergentes y con más predicamento dentro de la nueva línea de dirigentes de la formación. No está contaminado por la peste de la corrupción y es miembro del equipo generacionalmente adecuado. En el partido se le respeta y valora. Rezuma simpatía y buena disposición.

Rajoy le aprecia y Moragas le elogia. Pero en otras zonas de Moncloa lo consideran más aznarista de lo que son capaces de soportar. Valoran su trabajo, aprecian su excelente relación con los medios, pero tiene esa mácula, ese estigma tan molesto. Aznar habla de él con periodistas, con empresarios, con gente de la política. Casado niega, en este sentido, cualquier aspiración presidencial. Ataja todo rumor sobre el particular. Rajoy odia esos 'dimes y diretes'. Pero su nombre aparece ya ineludiblemente en todas las quinielas de cara al posmarianismo. No es el delfín de Aznar, si el líder del nuevo aznarismo. Pero para muchos de sus correligionarios, lo parece.

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