La inflación creció en febrero hasta el 6%, una décima menos de lo avanzado pero por encima del 5,9% de enero, por la subida de precios que registra la cesta de la compra, según confirma este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En el segundo mes del año los alimentos y bebidas no alcohólicas fueron un 16,6% más caros que un año antes pese a la rebaja del IVA aplicada por el Gobierno desde enero. En el primer mes del año la inflación de los alimentos se situó en el 15,4%. La tasa interanual llegó a alcanzar el 15,7% en diciembre, hasta entonces la subida más alta desde el comienzo de la serie de ese grupo, en enero de 1994.
Influye en este comportamiento el aumento de los precios de las legumbres y hortalizas, cuyos precios suben más que el año pasado, la carne, que incrementa su precio frente a la disminución en 2022, y el pescado y marisco, cuyos precios disminuyen menos que el año pasado, explica el INE.
Los alimentos que más se han encarecido en el último año son el azúcar (52,6%), la mantequilla (39,1%), las salsas y condimentos (33,8%), el aceite de oliva (33,5%), la leche entera (33,2%) y desnatada (33,1%), los huevos (28%) y las harinas y otros cereales (26,2%). También destacan las subidas de las legumbres y hortalizas frescas o refrigeradas (23,1%), las frutas en conserva (23,1%), la pizza (22,3%), las patatas chips (22%), el yogur (21,4%), el arroz (21,2%), las patatas (21%) y el queso (19,8%).
Los productos que los españoles compran en el supermercado están afectados por unos precios más caros en origen, pues agricultores y ganaderos aún siguen viendo crecer sus costes por distintas vías (guerra en Ucrania, meteorología, gripe aviar, subida de salarios, etc.).
También afectó a la inflación en febrero el precio de la electricidad, que subieron un 12,6% respecto a enero frente al descenso registrado en febrero de 2022 (-0,6%), tal y como avanzó el INE hace unas semanas.
La inflación subyacente (menos volátil al excluir los precios de la energía y de los alimentos frescos) tampoco da tregua y siguió escalando en febrero hasta niveles récord del 7,6% (también una décima menos de lo avanzado por el INE pero por encima del 7,5% registrado en enero), tal y como refleja el Índice de Precios de Consumo (IPC). Es su nivel más alto desde diciembre de 1986.
La inflación bajará en marzo
En general, los precios alcanzaron en febrero el nivel más alto de toda la crisis inflacionista iniciada en 2021. Más allá de la variación anual, el propio IPC ha estado por debajo del máximo marcado en agosto durante cinco meses. Sin embargo, en febrero los precios volvieron a crecer un 1% respecto al mes anterior y marcaron un nuevo récord dentro de esta crisis inflacionista.
El nuevo repunte de precios registrado en los primeros dos meses del año rompe con las expectativas de mejora que tenían los economistas y dispara las alarmas. El Instituto de Estudios Económicos (IEE) y Equipo Económico (Ee) no proyectan una bajada de la subyacente hasta abril. Incluso, los segundos consideran que aún no ha tocado techo.
Si no hay sorpresas, según los cálculos del IEE, la inflación general sí bajará ya en marzo alrededor de dos puntos por el efecto escalón, es decir, por el hecho de compararse con marzo de 2022, cuando el encarecimiento de la energía y las materias primas por el inicio de la guerra en Ucrania dispararon la inflación hasta el 9,8%.
Sin embargo, prevé que la subyacente se mantenga todavía en niveles máximos en marzo e inicie la desescalada ya en abril, cuando la tasa anual estaría ya por debajo del 7%. Por su parte, Equipo Económico (Ee) estima que la inflación subyacente no ha tocado techo en febrero y seguirá creciendo este mes de marzo, cuando ya sí alcanzará su máximo, "aunque seguirá en niveles elevados durante la primavera y el verano".
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BRIBON
Un estado inflado como el que tenemos necesita de una alta inflación para mantener su estatus quo, pensiones altas, salarios altos, privilegios de todo tipo, jubilaciones a los 60 con todo tipo de ventajas, etc. etc, etc. todo esto no se mantiene si no es subiendo los precios y los impuestos al tejido productivo.