Internacional

Entrevista con Vitaly Suárez: "La de Ucrania es una guerra entre hermanos, entre familia"

Tras once meses siendo 'el ángel de Jersón', proporcionando comida y alimentos a cientos de ucranianos, Vitaly ya está en España, desde donde atiende a Vozpópuli

Imagínese que su país es invadido por una superpotencia y que, en menos de 72 horas, la guerra le convierte en una celebridad mundial. Millones de sus compatriotas sufren la misma suerte pero su labor humanitaria y la ‘insistencia’ de los medios de comunicación le erigen como principal protagonista del terrible destino de todo un país. Esa es la historia de Vitaly Suárez, un ucraniano de ascendencia hispanovenezolana que se ha encargado durante meses de proporcionar comida a los ciudadanos más desfavorecidos de su ciudad, Jersón. Vozpópuli recogió en un diario su lucha para entregar alimentos y otros suministros a miles de personas en una urbe devastada por los bombardeos. Ahora en Alicante, habla en esta entrevista sobre el futuro de Ucrania y su visión de la guerra.

Pregunta: Los niños de la guerra españoles no solo acabaron en Rusia, también fueron a Ucrania, donde se construyeron cinco Casas de Niños. Una en Kiev, dos en Odessa, otra en Járkov y otra en Jersón, su ciudad. Ahora, ochenta años después, los niños ucranianos vienen a España. ¿Cómo acoge nuestro país a los refugiados de Ucrania?

Respuesta: Aquí los refugiados se sienten tranquilos y seguros. La gente es muy amable con nosotros. Los españoles siempre han estado apoyando y enviando ayuda humanitaria. Para los niños, no obstante, (los traumas) son peor que para nosotros. Pasan mucho miedo. No sé cuánto tiempo necesitará mi hija para recuperarse. Cuando escucha cualquier ruido, cualquier cosa como un petardo, se esconde debajo de la mesa o detrás de mí. Los bombardeos están en la memoria de estos niños.  

P:   El frente del Donbás se ha convertido en una guerra de trincheras, en la que la línea del frente apenas cambia desde hace meses y los asaltos de la infantería rusa y los mercenarios de Wagner no consiguen avances. ¿Cómo está la moral de las tropas ucranianas ? Hay quien dice que están exhaustas…

R: No puedo contactar con mis amigos en el frente porque en los controles rusos (cuando se deplazaba por Jersón) me habrían detenido seguro si tuviera números de teléfono de combatientes. Me revisaban el móvil en cada check-point. Lo que sí puedo decirte es que los civiles están muy cansados, muy desesperados. Conseguir un trabajo es muy difícil. La gente solo quiere que la guerra termine.

P: ¿Cómo eran esos controles? ¿Qué buscaban?

R: Conectaron el teléfono al ordenador y me miraron todo, incluso las fotos que yo tenía de ayuda y repartos. Me preguntaron de donde venía esta ayuda, con quien lo estás hablando, con quien tienes tratos... todo esto te lo preguntaban. Si pienso volver y tengo que superar de nuevo los controles para poder repartir comida y medicamentos, no quiero tener problemas y que me detengan. Por eso, he tenido la prudencia de ayudar a la gente pero sin meterme en política.

P: Once meses de guerra, ataques contra la población civil, crímenes de guerra tan atroces como la masacre de Bucha… la invasión de Putin ha dividido irremediablemente a dos pueblos tan unidos por vínculos culturales e históricos. ¿Cree posible una salida negociada al conflicto ? ¿Cómo se imagina el final ?

R: No lo sé, no me meto en política. Pero los rusos han llegado demasiado lejos y ahora no van a retroceder. Ahora la guerra, los bombardeos, son peor que nunca. Y sí, éramos pueblos hermanos. Muchos soldados rusos decían que no les gustaba ir a combatir a Ucrania porque eramos hermanos. Muchos ucranianos tienen familia en Rusia y tampoco les gusta ir a la guerra a matar rusos. Esto es una guerra de hermano contra hermano, familia contra familia.    

P: ¿Y el futuro social de Ucrania? Sobre todo en zonas como el Donbás…

R: Hay que tener en cuenta un factor importante: cuando invadieron el Dombás, se trasladaron a otras ciudades de Ucrania. A su vez, ellos trajeron mucha gente de Rusia para ocupar las viviendas vacías, por lo que hubo una concentración importante de personas de origen ruso. Si Ucrania recupera el Dombás, va a ser muy duro. Primero porque los rusos que ocuparon escaparán robando todo lo que puedan. Además, los que queden allí, será difícil reintegrarlos, ya que Ucrania irán con su propia policía a investigar quien colaboró y quien no. Eso traerá cola para mucho tiempo.

P: En lo personal, ¿cómo ha sido tu viaje para salir de Rusia y llegar a España?

R: El viaje nos costó mucho, ha sido muy duro por el tema de cruzar las fronteras rusas y más lo que tuvimos que aguantar: 42 horas en el coche sin dormir. Estabamos cerca del Mar Negro, hicimos 200 y pico kilómetros hasta Crimea. Salimos por ahí, superando la frontera rusa y de ahí hasta Georgia. Entramos en Georgia y ahí, tomamos el avión hasta España.

P: Desde España ha llegado mucha ayuda humanitaria, aunque no tanta militar...

R: Me siento muy agradecido a la gente y a las personas de España. Hemos recibido bastante apoyo para poder ayudar a las familias en Jerson. Hemos recibido de todo: medicamentos, comida, pañales y donaciones. Con estas últimas pudimos comprar mucha más comida para las familias y repartirla, además de poder evacuar a gente. Cuando tuvimos en un momento las carreteras abiertas, nos arriesgamos en ir hasta Nykolaev, hicimos cuatro viajes para traer más ayuda humanitaria. Doy gracias a la gente de España porque siempre ha estado apoyando. Allí explicamos que la ayuda llegaba desde España. En cuanto al tema del apoyo del Gobierno, no puedo decir nada porque nunca me he metido en política, yo solo me he dedicado a ayudar a la gente. Lo que sí puedo decir es que quiero que pare la guerra porque estamos sufriendo las personas normales, las familias y los niños.

P: ¿Cuándo ves que puede llegar la paz a Ucrania?

R: No sé decirte. La guerra es cuestión de políticos, son sus intereses y nosotros como personas miramos cómo poder ayudar a la gente que está sufriendo. En cuanto al tema militar, que se apañen ellos. Nunca me meto en política por mi seguridad y la de mi familia. No sé que solución hay, sé que llegaron bastante lejos como para decir vamos a parar y nos marchamos. La situación es muy mala, están bombardeando la ciudad 24 horas y la gente se queda sin casas. Es peor que nunca. En Jerson no ha habido tanta destrucción como estamos viendo ahora.

P: Ahora en España, ¿tu labor humanitaria continua desde aquí? ¿Cuáles son tus siguientes pasos?

R: Estoy en contacto 24 horas con mis amigos. Ayer estuvimos chateando. Tengo un equipo allí, un grupo de amigos que trabajan con Cruz Roja y pienso en corto plazo conseguir más ayuda para mandar a Jerson porque hay muchas ciudades que están sufriendo, pero sobre todo bombardean mucho el Jerson. Muchas familias están sin casa, no hay corriente... hoy hablaba con una mujer de Cruz Roja para hacer una lista de cosas que necesitan para reunirlas y mandarlas. Quiero conseguir comida y alimentos. Si veo necesario volvera Ucrania lo haré, ya que me llaman mis amigos para hacer consultas y familias pidiendo ayuda. Si hace falta, pienso volver a Ucrania para seguir ayudando.

Quiero conseguir ayuda y si hace falta, veo necesario ir, ya que me llaman mis amigos para hacer consultas y me llaman familias pidiendo ayuda. Si hace falta, pienso volver a Ucrania para seguir ayudando"Vitaly Suárez se plantea volver a Ucrania pese a la guerra

P: Ahora que tu familia está segura en España, ¿te estás planteando volver a Ucrania?

R. Sí, porque me siento muy intranquilo, porque cada día me comunico con mis amigos y me cuentan lo que pasa. Sacan a gente de casas destrozadas, los hospitales están bombardeados... ahora más que nunca necesitan ayuda. Muchas personas salieron de la ciudad y tienen miedo, están arriesgando su vida.

P: ¿Cómo ha sido vivir en territorio ruso tras tener que salir de Jerson?

R: No he tenido grandes problemas, he podido cruzar los controles para ir a algunas ciudades cercanas. Al salir nos quitaron los medicamentos porque no estaba permitido traerlos y los productos eran muy caros. Tenías que gastar por una bolsa de nada -de comida- entre treinta y cincuenta euros. La gente está pasando hambre porque es todo muy caro. Mucho control y muchas tropas por todas parte. Incluso bombardearon el pueblo donde estábamos viviendo. Dos misiles cayeron en los hoteles y otros en unos almacenes a la entrada del pueblo. En ese momento decidimos que teníamos que salir, porque temíamos que pudiese caer un misil en casa.

P: ¿Cuántos kilos de alimentos y medicinas has podido repartir estos meses?

R: No sé decir, pero mucho. Hubo unas semanas que en un día podíamos asistir hasta a 100 familias. Teníamos que hablar con el alcalde para que reuniese a la gente en un sitio y nosotros, con dos o tres coches y las bolsas preparadas, repartíamos. Una bolsa llegaba para dos o tres personas. Para las familias de cuatro y cinco personas, dábamos dos e incluso tres. Aparte, entregábamos pañales y alimentos. En una semana dábamos comida a 300 familias. Además, repartíamos comida casa por casa. A través de redes sociales me daban sus direcciones y yo me pasaba a darles comida. Además, salí de la ciudad y recorrí hasta 100 kilómetros para dar alimentos. También paramos para dar comida a gente que veíamos en la calle pasando necesidad. Cuando íbamos a comprar comida, cargábamos hasta 1 tonelada de comida: azúcar, aceites, macarrones, conservas... y luego haciendo bolsas en el garaje para repartir la comida.

P: ¿Cómo ves el futuro de Ucrania?

R: Es un país bastante fuerte, tenemos muchos terrenos para sembrar y siempre hemos sido un país rico para eso. Además, tendremos mucha ayuda del resto de países para reconstruir de nuevo y la gente, con muchas ganas, dice que no pasa nada. Tenemos ciudades destrozadas pero lo único que desean los ucranianos es que se acabe la guerra para volver, todos juntos, a construir todo de nuevo.

P: Ahora que estás en España, tu deseo real es poder volver a Jerson algún día

R: A mí me gustaría poder volver a mi ciudad para ayudar y poder otra vez verla con vida, como estaba antes. Ver a los niños, a la gente mayor tranquila, paseando por las calles. Es lo que me gustaría, que se acabe la guerra ya.

A mí me gustaría poder volver a mi ciudad para ayudar y poder otra vez verla con vida, como estaba antes. Ver a los niños, a la gente mayor tranquila, paseando por las calles"

P: Sobre el referéndum de adhesión a Rusia, manipulado por el Kremlin, ¿cómo lo vivió la sociedad ucraniana?

R: Hubo agentes que iban llamando casa por casa para que voten. La mayoría de gente, como es mi casa, nos quedamos en casa durante los días de la votación para evitar entrar en provocaciones y no sufrir bombardeos.

P: ¿Cómo ves el futuro del Dombás? ¿Habrá reconciliación entre la gente del Dombás y otras zonas?

R: (Responde Julio Suárez, el padre de Vitaly) Hay que tener en cuenta un factor importante: cuando invadieron el Dombás, se trasladaron a otras ciudades de Ucrania. A su vez, ellos trajeron mucha gente de Rusia para ocupar las viviendas vacías, por lo que hubo una concentración importante de personas de origen ruso y además, los que se quedaron, los rusos cuando ocupan ponen sus medios de comunicación y empiezan a hacer su propia publicidad: que ellos tienen razón, que son los mejores y hablando mal de los ucranianos. Hay gente que viviendo bajo esas noticias, aun siendo autóctonos de Donetsk, se creen estas mentiras y empiezan a pensar en contra de los ucranianos. ¿Qué puede pasar? Que si Ucrania recupera el Dombás, va a ser muy duro. Primero porque los rusos que ocuparon escaparán robando todo lo que puedan. Museos, hospitales, entes públicos e incluso apartamentos particulares. En Jerson robaron coches a mansalva. Si Ucrania recupera el Dombás, ellos se llevarán todo. Además, los que queden allí, será difícil reintegrarlos, ya que Ucrania irán con su propia policía a investigar quien colaboró y quien no. Eso traerá cola para mucho tiempo.

P: ¿Cómo fue evacuar a toda la gente que sacaste de Jerson?

R: Sacamos a mucha más gente, pero algunas familias que nos comunicaron desde España, que tenían a sus padres aquí, organizamos cómo sacar a esta gente, organizando cuando preferían salir e incluso les ayudamos a hacer las maletas yendo a su casa. Les acompañamos hasta el autobús de la Cruz Roja, que les llevó a Zaporiyia. Una vez allí, una estructura voluntaria de españoles les ayudaba a ir hasta España. Aparte de ellos, sacamos a gente hasta Odesa, Nikolaiv o Kiev, algunos directamente con el coche, porque había gente que no podía andar o no era posible que viajaran en autobús. Les llevamos con la documentación de Cruz Roja para poder superar los controles.

P: Contabas que los rusos trajeron a muchos civiles para ocupar Jersón de cara al referéndum, ¿cómo ha sido la convivencia con ellos?

R: Ellos cuando vinieron, lo hicieron en autobuses llenos. Entonces, la gente se bajó en zonas donde no había muchos ucranianos para hacer algunos vídeos. Después, subían de nuevo a los autobuses y se iban de vuelta a Rusia. No he visto a rusos cruzarse en las calles con ucranianos.

En el caso de mi hija, cualquier ruido o un fuego artificial le asusta, hasta el punto de meterse bajo la mesa o esconderse detrás de mí. Por la noche, cuando dormíamos y empezaban a bombardear, tenían que cogerla de la cama e ir al comedor y esconderla para que no le pase nada. Esto queda en la memoria de los niños"

P: Siempre ha habido mucha cercanía social y cultural entre rusos y ucranianos, ¿es esto así? ¿no es una pena la ruptura entre pueblos que ha generado la guerra?

R: Tenemos mucha familia en Rusia y los rusos tienen mucha familia en Ucrania. Están peleando hermano contra hermano, familia contra familia. Los soldados están también están diciendo que van a la guerra y que no pueden decir que no, pero no les gusta. Entienden que antes somos hermanos y ahora hay envidias por política. Mucha gente está sufriendo mucho en las dos partes. A nadie le gusta tener que ir a matar a sus hermanos.

P: Tú, como padre, ¿cómo ha sido para los niños vivir esta guerra?

R: Para los niños es peor que para nosotros porque tienen mucho susto. No sé el tiempo que necesitan para curarse. Conozco muchas familias allí con hijos e hijas. En el caso de mi hija, cualquier ruido o un fuego artificial le asusta, hasta el punto de meterse bajo la mesa o esconderse detrás de mí. Por la noche, cuando dormíamos y empezaban a bombardear, tenían que cogerla de la cama e ir al comedor y esconderla para que no le pase nada. Esto queda en la memoria de los niños y tengo muchos amigos que salieron, pero los niños tienen un problema con esto. Incluso yo, con cualquier ruido también me asusto.

P: Tus amigos, ¿cómo han salido de Ucrania? ¿La ley que no permite a los hombres entre 18 y 65 años ya no está vigente?

Cuando estuvimos en Jerson ocupados por las tropas rusas, no se podía ir a Zaporiyia porque estaban bombardeando. De hecho, hubo colas para ir allí y les bombardearon. Para salvar vidas, el Gobierno permitió que quienes estuviéramos cerca de Crimea saliésemos a través de ahí. Quienes se quedaron en Ucrania, hay muchas familias que quieren salir y no pueden, no está permitido. Aun así hay una ley que permite a los hombres con empresas en el extranjero salir del país. Tengo una sociedad en Canarias desde hace varios años que aunque esté de baja, se puede dar de alta sin problema. Tenía ese salvoconducto, desde el primer día podría haber salido si no hubiese optado por ayudar a la gente.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Dona ahora Vozpópuli