Internacional

Macron y los partidos del frente izquierdista retirarán a sus candidatos sin opciones para no dividir el voto en segunda vuelta

La llamada al 'cordón sanitario' del presidente galo sobre el partido de Marine Le Pen convence a medias a un electorado del que, no obstante, se espera que salve la papeleta a Macron el próximo 7 de julio

  • Jordan Bardella, junto a su mentora Marine Le Pen -

La unión de las derechas ha hecho estallar el techo de cristal que impedía al partido de Marine Le Pen obtener una mayoría que le acercara al poder. Su aplastante victoria en la primera vuelta de las legislativas elimina a todos sus rivales, excepto al conglomerado de las izquierdas cuyo único fin es ya impedir una mayoría que convierta a Jordan Bardella en primer ministro de Francia.
La llamada al 'cordón sanitario' fue invocada de nuevo desde El Elíseo al todavía primer ministro, Gabriel Attal y a todos los líderes del “Nuevo Frente Popular” (NFP), donde con diferencias sustanciales, se reúnen “La Francia Insumisa de Jean- Luc Melenchón, ecologistas, socialistas, comunistas, trotskistas y los socialdemócratas de Rafael Glucksmannn.
Con un 33% de votos en la primera vuelta, las proyecciones de escaños a la Asamblea para Reagrupamiento Nacional (RN) no son claras sobre la posibilidad de una mayoría absoluta para Le Pen, pero tampoco la descartan. De ahí la 'alerta antifascista' que en el caso de la familia macronista no convence a todos.
El peculiar sistema electoral francés – mayoritario a dos vueltas – va a deparar finales entre dos o tres candidatos en muchas de las 577 circunscripciones en juego el 7 de julio. Tanto macronistas como todas las fuerzas de izquierda han asegurado que, si sus aspirantes están en tercer lugar, se retirarán para no dividir fuerzas si eso favorece la derrota de los representantes de RN. Está por ver si los votantes, e incluso los aspirantes, van a seguir las órdenes de los aparatos de partido.

Macron prefiere a Melenchón antes que a Le Pen

Emmanuel Macron y sus portavoces alertaron hace solo dos semanas sobre una posible “guerra civil” si uno de los que consideran dos extremos vence en las urnas. La andanada contra el NFP y Jean-Luc Melenchón fue clara: no votar a una alianza que no respeta los valores republicanos, que promueve el antisemitismo y el antiparlamentarismo, que en la guerra de Ucrania su postura es más cercana a Moscú y en Oriente Próximo claramente pro-Hamás. Pocos días más tarde, Macron prefiere a Melenchón antes que a Le Pen, a quien también acusaba de tener un programa que puede conducir a la guerra civil.
No todos en el llamado bloque central están de acuerdo con el jefe del Estado. El que fuera su primer jefe de gobierno, Edouard Philippe, jefe del partido “Horizons” (aliado a la formación macronista “Ensemble”) ha dado otra consigna de voto: ni RN, ni La Francia Insumisa. Es decir, en caso de desempate en cualquier circunscripción, empuja a votar a socialistas, ecologistas, socialdemócratas o comunistas, pero no si el representante de NFP pertenece al partido de Melenchón. Philippe, aspirante a la presidencia en 2027, ya criticó a Macron tras la disolución de la Asamblea y certificó la implosión de la alianza macronista.

El todavía presidente se ha convertido en un repulsivo para muchos de sus aliados que no quieren verse arrastrados por su incomprensible llamada a elecciones anticipadas. Anunció la disolución con la intención de “clarificar” la escena política. El resultado está a la vista: polarización extremada, aumento de las fuerzas radicales, división en la derecha “moderada” y desguace entre sus filas.
Macron se paseaba durante la jornada electoral vestido con gorra, chupa de roquero y sonrisa fijada. Los analistas políticos han renunciado a interpretar su 'pensamiento' y los medios de comunicación acuden al auxilio de psiquiatras para intentar explicar su actitud.
Los Republicanos, lo que queda del partido tras la escisión provocada por su presidente, Eric Ciotti, trasnfugado a RN, quedan reducidos a un 10%, y no quieren llamar a hacer barrera al partido de Macron y Bardella. Uno de sus dirigentes, Xavier Bellamy, manifestó en la noche del domingo que los electores son suficientemente inteligentes para votar sin consignas de partido. Días antes, afirmó que, personalmente, prefería un gobierno de RN a uno dirigido por La Francia Insumisa.

Izquierda: el retorno de Vichy

Entre los jefes de partido del Nuevo Frente Popular (28% de votos), el primero en saltar a la escena tras conocer las primeras estimaciones fue Jean-Luc Melenchón. "Ni un voto a la extrema derecha", ordenó. Su mensaje no sorprendió, pero su puesta en escena sí. A su lado situó a la portavoz oficiosa de Hamás en Francia, una franco-sirio-palestina que fue candidata a las elecciones europeas, pero no a las legislativas. Rima Hassan es la responsable de difundir los bulos más repugnantes sobre el ejército y el Gobierno israelí y una de las atizadoras del odio antijudío que impregna ahora la alianza islamo-izquierdista. Era todo un mensaje para insistir sobre la apuesta melenchonista por el voto, no ya solo de los musulmanes franceses, sino de los islamistas en esa comunidad. Al mismo tiempo, era una patada en la boca a sus aliados dentro del NFP, socialdemócratas, socialistas y comunistas, que no comparten su apoyo al terrorismo de grupos palestinos como Hamás.

Todas las izquierdas se han puesto de acuerdo, eso sí, en utilizar un paralelismo entre el régimen de Vichy, bajo la ocupación nazi de Francia y un eventual gobierno de Jordan Bardella

Todas las izquierdas se han puesto de acuerdo, eso sí, en utilizar un paralelismo entre el régimen de Vichy, bajo la ocupación nazi de Francia y un eventual gobierno de Jordan Bardella. El líder socialista, Olivier Faure, trataba de “mariscal” en un debate radiado a un rival de RN. La ignorancia de la Historia, especialmente entre los jóvenes, y la manipulación de la memoria histórica contribuyen a borrar hechos demostrados, como el voto de decenas de parlamentarios socialistas para investir de plenos poderes al mariscal Philippe Petain en 1940. Pocos se acuerdan también de los comunistas que integraron el gobierno colaboracionista o de la condecoración recibida por el expresidente François Mitterrand por ese régimen.

Temor olímpico

Consigna en las urnas, llamada velada a manifestaciones en las calles, algunas voces vuelven a preguntarse si Melenchón – que sí conoce la Historia de Francia- juega al cuanto peor, mejor, y prefiere una victoria de Le Pen e incendiar las calles para vestirse luego de salvador de la República. Las algaradas y destrozos que grupos de extrema izquierda ya iniciaron en la noche electoral pueden repetirse durante esta semana decisiva. Comercios, hostelería y otros sectores viven una nueva crisis, después de haber pasado una serie negra entre el covid, las diferentes protestas anti-reformas de Macron y las campañas por las europea y legislativas. En ese sentido, todas las alarmas han saltado también ante la celebración de los Juegos Olímpicos de París. El ministro del Interior de Macron, Gerald Darmanin, asegura que todo está preparado para evitar desórdenes, pero la bajada en un 25% de la reserva de hoteles en la capital en fechas olímpicas (26 julio/11 agosto) es un indicador negativo.

El domingo por la noche, solo hubo celebración entre los dirigentes de RN y sus militantes. Saben que ganarán de nuevo el 7 de julio. Están cerca de la mayoría absoluta (289 escaños), pero conscientes de que será difícil llegar a esa cifra. Bardella ya advirtió que solo será candidato a dirigir un gobierno de cohabitación en el presidente Macron si obtiene una mayoría que le permita aplicar su programa. 

Francia tiene menos de una semana para decidir si entrega el poder a Marine Le Pen o frena a RN y elige una Asamblea bloqueada y sin posibilidades de llegar a acuerdos, con tres fuerzas irreconciliables: izquierda radical, derecha dura y un debitado bloque central moderado. El presidente se erigirá en salvador de la patria, pero con el grueso de sus conciudadanos en su contra y con poderes mermados por falta de apoyo parlamentario.

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