El exprofesor de gimnasia de los Maristas Joaquín Benítez ha pedido perdón al final del juicio del caso Maristas por cuatro casos de abusos sexuales afirmando: "Estoy profundamente arrepentido".
En su turno de última palabra este miércoles, ha insistido -llorando- en que pide perdón porque está arrepentido "aunque no lo parezca" y ha asegurado que ha hecho un cambio de 180 grados en su persona.
Ha dirigido sus disculpas a las víctimas, a sus familias "que han sufrido todas las consecuencias que ha conllevado esta situación tan deshonesta", a las personas de su mundo profesional en el Colegio Maristas Sants-Les Corts.
También ha ratificado que Maristas conoció uno de sus primeros casos de abusos sexuales en 1986 declarando que "supieron realmente este caso" y que hay datos y pruebas de las personas que intervinieron.
Y ha apuntado que le han juzgado por lo que hizo pero que lleva "nueve años con una conversión profunda" en su interior tras hacer una introspección profunda de carácter espiritual, según ha dicho.
"No pueden ustedes imaginarse cuánto he deseado estar dentro de la prisión", ha manifestado, y ha dicho que su declaración no ha sido textualmente teatro.
La defensa pide ocho años
Previamente, la defensa ha recordado que Benítez "ha reconocido parte de unos hechos, y ha negado haber cometido otros", y ha señalado que la acusación de abusos de dos de las cuatro víctimas no tiene relevancia penal.
Ha argumentado que los hechos que relataron estas dos víctimas no tenían "connotación sexual" y que los forenses no describieron secuelas psicológicas.
En el caso de los abusos a dos víctimas que sí admitió el martes, el abogado de Benítez ha remarcado que en uno de los casos negó "haber practicado masturbaciones y penetraciones a la víctima", confesando únicamente una felación y tocamientos.
Ha concluido que respecto a los hechos que no ha admitido debe prevalecer la presunción de inocencia y para los dos casos de abusos que ha admitido ha pedido una condena de ocho años de prisión.