Las principales tiendas del centro de Madrid han apagado esta noche las luces de sus escaparates para cumplir con el decreto del Gobierno de ahorro energético aunque durante el día varios establecimientos han mantenido sus puertas abiertas y el aire acondicionado a una temperatura inferior de la establecida en el nuevo plan.
Grandes comercios como El Corte Inglés, Zara, Apple y La Casa del Libro han apagado sus respectivos escaparates sobre las 22:15 de la noche, junto con otros establecimientos de la Gran Vía madrileña, aunque todavía algunos seguían rezagados en el cumplimiento de las medidas en esta céntrica zona de compras de la capital.
El apagado de escaparates y la regulación de termostatos en espacios públicos comenzó a aplicarse este miércoles en toda España, excepto en centros sanitarios y de formación y medios de transporte, entre otros. Con ello se pretende reducir el consumo de energía y asegurar el suministro de gas en la Unión Europea para el próximo invierno.
El pistoletazo de salida del nuevo "Plan de choque de ahorro y gestión energética en climatización" ya se ha dejado notar en diferentes puntos del país, en especial en la emblemática Gran Vía.
La aplicación de estas medidas ha generado controversia con opiniones muy dispares, dividas en dos bandos claramente diferenciados: los que lo apoyan y los que no. Efe ha recogido los testimonios de aquellas personas afectadas directamente: los trabajadores, que muestran las luces y las sombras del arranque del plan.
Apagar los escaparates a las 22:00 horas: "un sacrificio necesario"
Una parte del plan energético es el apagado de los escaparates a partir de las 22:00 de la noche, la medida que los trabajadores han acogido de forma más positiva.
Todos los entrevistados coinciden en que es una buena medida que no va a afectar de forma negativa a los comercios y es una buena ayuda para el ahorro de energía.
"A las 22:00 nadie va a comprar, entonces no tiene mucho sentido que se mantengan encendidas las luces de las tiendas toda la noche" comenta Eva, empleada de un comercio de la zona, a lo que Paula, trabajadora de una tienda de zapatillas en la calle de Fuencarral, añade: "las calles tienen otras formas de iluminación como las farolas, es solamente por el marketing".
En el caso de la tienda donde trabaja Judith es una medida que no van a notar porque ya tenían programado con anterioridad el apagado de sus escaparates a las 21:30 horas.
Sin embargo, en el comercio de Javier todavía no han realizado el cambio y siguen programados para apagarse a las 02:00 de la madrugada. Esto no quita que, para él, sea una medida positiva ya que, aunque, mantenerlos encendidos pueda ser atractivo desde el punto de vista de la marca, no va a afectar en las ventas: "Es un sacrifico necesario".
Dudas sobre la temperatura para trabajar
Por otra parte, el plan pone límite a los termostatos, que no podrán superar los 19 grados en invierno ni quedar por debajo de los 27 en verano. Una medida que afectará a edificios y locales de uso administrativo, comercial y de concurrencia pública.
Además, será obligatorio contar con un sistema de cierre de puertas para aquellos locales que tengan algún sistema de climatización en funcionamiento.
El decreto no se aplicará cuando las condiciones laborales de los trabajadores exijan una temperatura acorde a su actividad, como por ejemplo en las cocinas de los restaurantes, así como en sectores específicos como colegios, universidades, guarderías o centros sanitarios. Tampoco se aplicará en peluquerías y lavanderías ni en las habitaciones de los hoteles al ser de regulación privada.
Judith, trabajadora de una tienda de móviles ubicada en plena Gran Vía, explica que las nuevas medidas contradicen las propias normas establecidas por la empresa, ya que están “obligados a tener las puertas abiertas de cara al público en todo momento ya que es mucho más atractivo”.
"Es inviable, el cristal de la tienda cuando pega el sol hace efecto invernadero y es horrible", comenta. En invierno, defiende que, aunque "más llevadero que el calor", también supondrá un problema. "Tenemos gente en la entrada del establecimiento dedicada a saludar a los clientes, el trabajo para ellos va a ser horrible".
Una opinión que también comparten otros trabajadores de la zona como es el caso de Eva, Javier, Mar y Leonardo. Este último además es empleado de un puesto de comida rápida, por lo que pasa su jornada laboral rodeado de hornos.
Muchos de estos trabajadores aseguran que no han sido informados por sus jefes acerca de los cambios que ha establecido el Gobierno, especialmente sobre los termostatos. "Solo nos han dicho que apaguemos a las 22:00 las luces del escaparate y ya está", subraya Eva, una empleada de un comercio de esta misma zona.