Tras el libro De héroes y traidores, el ex consejero de la Generalitat Santi Vila publica ahora Vencer y convencer (Pensínsula). Entre el guiño unamuniano y el elogio de Rosalía en las primeras páginas, Vila propone una revisión de la última fase del procés, aboga por un catalanismo no independentista y carga contra los soberanistas radicales. Hace, eso sí, una defensa de Carles Puigdemont y propone la reconciliación entre Cataluña y España.
Estas páginas estás firmadas en octubre de 2019, el mes en que el Tribunal Supremo emitió sentencia contra los líderes del procés por desobediencia, sedición y malversación. Condenado a 20 meses de inhabilitación por un delito de desobediencia, Vila insiste en la necesidad de buscar el consenso. En dos ocasiones durante esta entrevista concedida a Vozpopuli, Vila ha señalado que "la izquierda" no puede llevar sola ese proceso y exige al PP que “arrime el hombro”.
Tanto en el libro como en la conversación, Santi Vila alude al papel difícil que ahora cumple. Los más radicales lo señalan de traidor y así lo cuenta en el epílogo de Vencer y convencer, un libro en el que plantea un decálogo de medidas que podrían acercar posiciones. No cree en un Estado catalán, pero sí en una nación catalana que puede y debe convivir con España.
¿Carga contra el independentismo radical, pero, al mismo tiempo, hace una defensa de Carles Puigdemont? ¿Es tal cosa compatible?
Es importante recordar que España es una monarquía constitucional y es compatible con que haya republicanos. Es legítimo que Carles Puigdemont aspire a la república, otra cosa es que todos debimos de haber aprendido ya que se puede, pero en el marco del respeto a la legalidad y por los cauces previstos. Con Puigdemont me une una amistad en lo personal muy grande, así como una empatía con el dolor que sufre y con cómo está llevando todo esto, con mucha dificultad. Discrepamos, pero desde el punto de vista político acerca de la idea de lo que es España.
¿Sufrimiento? Puigdemont está fugado. Oriol Junqueras no, por ejemplo.
El proceso de Oriol Junqueras está parcialmente vivo, pero también el de Puigdemont. En estos momentos se somete a petición de euroorden. También está sub judice.
¿Qué es para usted desjudicializar?
Si queremos apostar por la reconciliación, la actualización del pacto y el consenso constitucional, habrá que dejar de recurrir a los jueces y hacer política. En la propia sentencia del TSJ hay unas frases deliciosas: admiten que este es un conflicto de innegable carácter político y que seguramente nunca debió llegar a los juzgados, pero se tomaron decisiones que llevaron las cosas hasta ahí.
Si queremos apostar por la reconciliación, habrá que dejar de recurrir a los jueces y hacer política"
‘Nos importa un comino la gobernabilidad’ o el ‘Me importa una mierda’ de Junqueras no parece ir en esa línea.
Hay que distinguir dos planos en este momento. Una cosa es el relato extra muros de los líderes y otro el de la política que se pueda hacer negociando y llegando a acuerdos en los despachos. Cuando ERC dice que le importa un comino, hay que ver quien lo dice: la hermana de una mujer presa. Es inevitable que esta mujer diga eso. Lo que quiero es superar este momento tan terrible, la clave es cómo combinamos discursos.
Sugiere la necesidad de un catalanismo no independentista. A estas alturas, ¿tal cosa es factible?
En el detalle está el diablo y también la oportunidad. Si vamos al detalle, cuando escuchamos a los líderes del ‘lo volveremos a hacer’, no todos dicen lo mismo. Cuando Jordi Cuixart dice ‘lo volveremos a hacer’ o ‘no me conformo con que la democracia sea votar’, sino el derecho a la participación política. Lo lógico es ir ajustando las leyes a las nuevas sensibilidades.
¿Nuevas sensibilidades? Hay una parte radicalizada.
Seguramente nunca más convenceremos a todos los catalanes de que el proyecto compartido de una España plurinacional sea atractivo y puede que muchos ya nunca más compren esa idea. Pero algunos puede que sí. Esto es política: nos la jugamos en la mayoría y las minorías. Imagine dos millones que voten a la independencia y que, de esos, 400.000 nos dejamos seducir por una propuesta política que quiera buscar el consenso. Yo quiero insistir en que esto.
"Si el PP es un partido de Estado, que está integrado no sólo por nacionalistas sino perfiles pragmáticos, tendrán que arrimar el hombro"
¿Qué opciones ve factibles en la situación legal de muchos: el indulto o la amnistía?
El camino que ha empezado gobierno con el concurso de ERC es el mejor camino. Se trata de apostar por la desinflamación, de serenarnos y concentrarnos en que el otro también puede tener tazón. Más allá de decisiones legales o no, estamos en la buena senda, también creo que es absolutamente necesario que esta cruz no sólo la soporte la izquierda, sino también el PP. Si el PP es un partido de Estado, que está integrado no sólo por nacionalistas sino perfiles pragmáticos, tendrán que arrimar el hombro.
¿Se arrepiente de lo ocurrido en 2017?
Soy historiador y no puedo caer en el error del anacronismo. A pelota pasada es muy fácil decir ‘se debió de hacer esto’ o ‘esto no es serio’. Ahora tenemos información que no teníamos en ese momento. En esa legislatura hicimos muchas cosas mal, protagonizamos y tomamos algunas decisiones muy erróneas. Eso requiere un ajuste de cuentas, pero político. Nuestros ciudadanos pueden y deben pedirnos explicaciones. Desde ese punto de vista la sentencia ha sido muy desproporcionada.
"Si tuviera que calificar la campaña electoral de Sánchez utilizaría la palabra confusión, ahora es mucho más abierto"
¿Se sintió engañado con la fuga de Puigdemont?
No puedo decir que me sintiera engañado, porque yo había dimitido, no compartía la vía de la independencia, así que me sentí frustrado. Me habría gustado ser más influyente de lo que fui. Algunos pensábamos de un modo y lamentablemente este modo de hundió.
Este libro llega en un momento crucial del debate sobre la forma en como el PDeCAT, Junts per Catalunya y la Crida han de convivir y reagruparse, opuestos claro a ERC.
Hay dos estrategias. Una, que tiene la convicción de que el Estado sólo se va a sentar a negociar obligado después de una dinámica de confrontación y desobediencia de distinta intensidad y conflicto. Hay otra sensibilidad, que cree que ha llegado el momento de guante blanco: retomar una mesa de diálogo. Yo me apunto a la segunda de las vías y tengo la impresión de que tanto en Esquerra como en JxCat existen ambas. De momento reconozco la valentía del ERC y del Partido Socialista.
Asegura que la campaña electoral Sánchez se dedicó a confundir porque no podía convencer. ¿Qué pasó entonces?
Si tuviera que calificar la campaña electoral de Sánchez utilizaría la palabra confusión, ahora es mucho más abierto. Mis responsabilidades personales tienen que ver con los antiguos cuadros. Por eso insisto: es importante buscar el consenso. La parte radicalizada hay que conllevarla, siempre ha habido antisistema, siempre ha habido gente con posiciones extremistas en cualquier parte. Lo que debe probar es por qué surgen o podrían surgir perfiles como Santi Vila
¿Volverá a la política tras la inhabilitación?
No me lo he planteado. Tengo dificultades en el terreno estrictamente personal para cumplir con las multas. Además, los dieciocho meses de inhabilitación. Yo aporto escribiendo libros, dando conferencias. Así cumplo con mi compromiso constitucional y ciudadano. No siempre es sencillo.