De hecho, entre el 10 y el 20 por ciento de los adolescentes sufren algún tipo de trastorno relacionado con el descanso, porcentajes que los expertos no han dudado en relacionar con el uso de las nuevas tecnologías.
"Las tablets y demás dispositivos tecnológicos electrónicos generan una luz azul que estimula el cerebro al acceder a una parte del mismo que regula las alertas", ha señalado el jefe de investigación del Hospital Universitario Araba, de Vitoria, Joaquín Durán-Cantolla, quién ha explicado que "el cerebro provoca el mismo tipo de alertas que las que se activan cuando se recibe un susto. Son alarmas muy primarias y esa luz azul derivada del uso de smartphones y tablets antes de dormir multiplica los problemas de sueño dado que inhibe la secreción de melatonina".
Por ello, es necesario que los progenitores prediquen con el ejemplo: Si los niños y adolescentes ven a sus padres usar esta tecnología a la hora de acostarse, no intuyen el inconveniente. Además, es necesario que los padres conozcan los riesgos que sus hijos corren cuando se van a la cama, ya que la mayoría piensan que cuando los hijos cierran la puerta de su habitación para ir a dormir están protegidos, y eso no es del todo cierto, ya que el uso inadecuado de las tecnologías también supone un gran problema.
"Todos los sistemas de mensajería, llamadas, luz, sonidos y alarmas tienen que estar desactivados, ya que dormir con el teléfono podría mantenernos en un estado de alerta inconsciente, dejando a nuestro cerebro a la espera de un mensaje", ha señalado el Durán.
Existen casi 90 enfermedades relacionadas con el sueño. Los trastornos de sueño no solo influyen en la salud a largo plazo de las personas que los sufren, sino que provocan problemas a diario, como que puedan quedarse dormidas durante el día o las importantes dificultades para mantener la atención.
"Cuando nuestros ritmos circadianos son desestabilizados, crecen los riesgo frente a todo tipo de padecimientos, incluyendo ataques al corazón, obesidad, diabetes y varios tipos de cáncer. Esos ejemplos son en su mayoría relacionados con cambios nocturnos de largo plazo, o trastornos graves del sueño, pero cualquier interrupción del ritmo circadiano puede causar problemas. La falta de sueño también se ha relacionado con problemas del estado de ánimo, ansiedad y depresión, y a un mayor riesgo de accidentes", ha dicho el especialista.