Uno de los momentos estelares de 'A Chorus Line' es ese número en el que la aspirante latina Diana Morales relata cómo la humillaba su primer profesor de interpretación por no dar con la tecla de lo que le estaba pidiendo. No es difícil imaginarse a Antonio Banderas recién aterrizado en Hollywood a principio de los noventa rezando como ella a su Santa María que le mandara inspiración para encajar, para ser uno más. Banderas es el indiano que nunca se fue del todo, que deseaba triunfar en América para volver y repartir. 'A Chorus Line', una historia sobre las inseguridades y obsesiones de los artistas, es la obra que ha culminado este año uno de los sueños vitales del actor: montar el Teatro del Soho en Málaga. No descarta arruinarse con la aventura, pero dice que no le importa. Banderas está pletórico y, rompiendo el tópico cainita, todos nos alegramos por él.
¿Va a ganar Antonio Banderas el Globo de oro? ¿El Goya? ¿Conseguirá la nominación al Oscar? Qué más da, lo vamos a celebrar igual. Antonio tiene el mundo a sus pies porque es una estrella internacional incapaz de ocultar el acento. Porque se le ven las ganas. Al final no fue Picasso (personaje al que estuvo rondando mucho tiempo por una obvia identificación) quien le dio el papel de su vida (¿Alguien se acuerda de Genius?) sino Almodóvar, otra vez. Salvador Mallo, el protagonista de Dolor y gloria, un director de cine roto por la melancolía y los achaques, es Pedro Almodóvar en cuerpo y alma. Banderas es más y mejor actor siempre con él. Recupera la naturalidad y el ímpetu de Ricky, “tengo 23 años, cincuenta mil pesetas y estoy solo en el mundo”. Su interpretación en Dolor y gloria es delicada, emocionante. El premio en Cannes fue sólo el primero del chorreo de galardones que está recibiendo: los críticos de Los Angeles, Nueva York, San Francisco, la Academia del cine Europeo han decidido que es el mejor actor del año. Sin embargo, y al contrario de lo que pueda parecer, los Oscar tienen mucho más que ver con una buena campaña que con una buena interpretación.
Antonio Banderas vuela libre y ha sacado la artillería pesada para rematar una campaña ejemplar hacia la nominación
En cualquier otra cicunstancia, 'Dolor y gloria', el mejor film de Pedro Almodóvar en años, ganaría sin competencia en película extranjera, pero anda floja en las quinielas arrollada por el fenómeno 'Parásitos'. Antonio Banderas vuela libre y ha sacado la artillería pesada para rematar una campaña ejemplar hacia la nominación. En el estreno de la película en Los Ángeles, Melanie Griffith dejó claro que allí iban a estar todos a pico y pala hasta ver su nombre destacado el 13 de enero, cuando se anuncien los nominados: “Enhorabuena por el premio en Cannes y por las nominaciones que vendrán, ¿a que sí?”, Griffith jaleó a los invitados con entusiasmo, apelando la pasión de Antonio por todo lo que hace y a una vida dedicada al arte. Si la mujer de la que te has divorciado después de veinte años de convivencia está dispuesta a promocionarte así es que tienes los aliados necesarios.
En enero le esperan los Globo, los Feroz y los Goya. Tiene cuatro películas pendiente de estreno y el cariño de toda esta gente. Lo asombroso de Banderas es que no sólo le llueven los reconocimientos sino que el mundo está deseando dárselos. Por algo será.