A principios de los años sesenta, Jacqueline Roque compró un aparato de televisión para entretenerse durante las largas horas en las que Picasso trabajaba en su estudio. El fotógrafo Brassaï, en su libro Conversaciones con Picasso, asegura que éste veía la televisión con cierta regularidad, en particular programas de circo, de lucha libre, películas y series televisivas. Laurence Madeline, conservadora jefe de Musées d'Art et d'Histoire de Genève en Suiza, comenzó a buscar las conexiones entre la obra gráfica de Picasso a partir de 1968 y las imágenes televisadas, y las consiguió. El resultado se exhibe en Picasso TV, una exposición en el museo Picasso de Málaga que muestra los vínculos entre algunas de las obras realizadas en los últimos años de su carrera y los programas que emitía la televisión francesa en aquel tiempo.
El primer contacto con el artista malagueño no fueron las series históricas a las que tanto se aficionó, sino la emisión de la boda de la princesa Margarita de Inglaterra, un evento seguido por veinte millones de telespectadores en todo el mundo. Aunque si bien encender este aparato no era un gesto habitual en casa de Picasso, su nieto Bernard Ruiz-Picasso recuerda en el catálogo de la muestra como su abuelo hacía callar a todo el mundo cuando empezaba un programa de lucha libre que le gustaba especialmente.
También el fotógrafo Roberto Otero asegura que en Notre-dame-de-Vie se interesaban por el devenir de los acontecimientos de Mayo del 68 a través de la televisión. Y el crítico y periodista Pierre Cabanne recuerda que Picasso mostraba un gran interés por La piste aux étoiles, un programa dedicado al circo, con numerosas actuaciones. El propio Picasso, en una entrevista para la televisión en el año 1966, habló sobre sus programas favoritos al ser preguntado sobre las posibilidades artísticas de la televisión.
Según los datos aportados por el historiador John Richardson, el artista y su mujer Jacqueline veían distintas películas en la televisión: films del oeste, de la antigüedad clásica, dramas o comedias en las tres cadenas de televisión a las que Picasso tenía acceso en el sur de Francia: la primera y segunda cadena francesas y Télé Monte-Carlo. La exposición en el Museo Picasso Málaga presenta 57 obras de arte entre las que se encuentran 53 grabados, dos litografías y dos óleos, estos últimos realizados por Picasso de 1968, años en los que el pintor se aficionó a sintonizar sus programas favoritos.
Según la comisaria de la muestra, Laurence Madeline, en esos años el artista retomó sus grabados el blanco y negro -único formato de televisión hasta 1968- y en algunos de la Suite 347 –una serie de más de 370 grabados- el encuadre cambia acercándose al 4:3 del televisor. Señala además cómo frente a la inmovilidad de las escenas circenses de los años 1904 a 1920, los saltimbanquis, payasos y artistas ecuestres de la Suite 347 están llenos de movimiento.