Cultura

La larga historia de un antiguo beso comunista

Prodigado con energía, como quien enchufa una electricidad ideológica o atornilla una amenaza, el beso de Leónidas Breznev y Erich Honecker en 1979 ha encontrado eco en el que han protagonziado Pablo Iglesias y Domènech.

  • Una imagen capturada por las cámaras de RTVE del momento del beso entre Iglesias y Doménec.

En el beso de Pablo Iglesias y el portavoz de En Comú Podem Xavier Domènech hay mucho más que saliva. Si existe algo como una erótica del comunismo, tuvo su imagen icónica en el beso fraternal que intercambiaron Leónidas Breznev, líder de la URSS, y Erich Honecker, jefe de la República Alemana Democrática hace ya casi 40 años y que ahora regresa por objeto del azar -cual versión homenaje estropeado- durante el debate de investidura del miércoles en el Congreso de los Diputados.

El beso original ocurrió el 7 de octubre de 1979, durante la celebración del 30 aniversario de Alemania Oriental como nación socialista. Haía sido creada en 1949 en los territorios alemanes ocupados por los soviéticos y desde entonces, funcionaba como una extensión de los comunistas en Europa. Era un momento de celebración, de verdadera euforia soviética, o por lo que sea que se tenga tal cosa bajo el poder de la URSS. Prodigado con energía, como quien enchufa una electricidad ideológica o atornilla una amenaza, aquel gesto entre ambos hombres fuertes del socialismo pringó con gasolina hasta las más castas y capitalistas de las mentes, que encontraron en esta estampa una imagen de provocación, asombro e incluso alguna atracción… ¿ideológica?

Fue conocido entonces como un beso fraternal, pues se trataba de la manera sugerida por el protocolo en la que dos líderes socialistas debían saludarse: un gran abrazo seguido de tres besos en mejillas alternas que podía incluso terminar con uno en los labios como signo de celebración entre amigos. Eso fue justamente lo que hicieron Leónidas Breznev, líder de la URSS, y Erich Honecker. El fotorreportero Régis Blossu fue el único que capturó a los dos hombres besándose. La imagen dio la vuelta al mundo y Paris Match le dedicó una doble página bajo el título El beso. E incluso hay algunas anécdotas sobre las bromas que surgieron, incluyendo la del propio Breznev que diría sobre Honecker: “Como político es una basura… ¡Pero qué bien besa!”.

Fue tal el impacto que generó a un lado y otro de la Cortina de Hierro –sí, esos ojos saltones y asombrados como los del ministro Luis de Guindos en el hemiciclo español-, que incluso mientras el muro de Berlín se desmoronaba cual porosa galleta, el artista ruso Dimitri Vrubel, pintó en 1989, el beso entre ambos líderes comunistas. Al grafiti lo acompañaba la pintada: ‘Dios, ayúdame a sobrevivir a este fatídico amor’. Se convirtió en la imagen más poderosa de aquel mural que con el tiempo quedaría travestido a veces en monumento y otras en souvenir. Cuando en 2009, el gobierno borró la imagen, Vruvel lo pintó de nuevo y permanece así en el tramo más largo que aún queda en pie del Muro de Berlín, de 1,3 kilómetros de longitud y conocido como East Side Gallery.

Qué tiene esa imagen para conseguir eco en las más distintas expresiones desde camisetas impresas hasta homenaje estético que empleó la marca Benneton, que hizo una versión para la campaña Unhate. El beso de Breznev y Honecker esconde detrás muchas otras imágenes, algunas de ellas conocidas, otras no. Apenas diez años más tarde, un siete de octubre de 1989, un Erick Honecker con más años y tablas besó a Mijaíl Gorbachov, entonces líder de la URSS. Y aunque el presidente ruso se dejó besar, marcó distancia política y no acudió en ayuda de Honecker para reprimir las protestas y los disturbios en las horas previas a la caída del muro. Tras presentar la serie de reformas de reestructuración (Perestroika) y apertura (Glasnost) que iba a llevar a cabo, Gorbachov anunció y puso en práctica el fin de la Doctrina Breznev: la Unión Soviética ya no tenía voluntad de imponer el régimen político en ningún país de Europa del Este.

Sin embargo, unos cuarenta años antes, existía un testimonio similar: una fotografía que retrata el momento en el que el piloto y héroe de la Unión Soviética Valery Chkalov conoce al líder ruso Stalin y en la que aparecen ambos dándose un beso en los labios. Incluso se conserva un sello postal de una colección privada emitida por el 50 aniversario del Ejército Soviético en 1968. En ella es posible ver dos soldados intercambiando un efusivo beso. Las versiones existen, también, a manera de ecos, acaso apropiaciones. Hace menos de dos años, el grupo indie Autoheart produjo el vídeo del tema Moscowdonde soldados rusos se besan para apoyar a los homosexuales en Rusia, un colectivo hostigado por el gobierno de Vladímir Putin. En 2005, el artista callejero Banksy creo el mural Kissing Coppers, que permanecía en la pared del Prince Albert Pub, en la ciudad de Brighton, en Inglaterra, pero fue retirada para su venta en la casa Fine Art Auctions (FAAM), de Miami, por 418.000 euros durante el año 2014.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli