Occidente se ha empachado del Día de Acción de Gracias a través de la mesa de Los Simpsons o de la enésima reposición de la escena de Monica de Friends con la cabeza atascada en un pavo gigante. Varias generaciones de europeos hemos crecido envidiando celebrar esta especie de Nochebuena de la primera potencia del mundo. Hace 400 años, una comida entre los colonos ingleses de Plymouth y un grupo de nativos americanos inspiró lo que a día de hoy sigue siendo una de las principales festividades estadounidenses y uno de los mitos nacionales de esta nación.
Un centenar de ingleses cruzó el Atlántico en 1620 para asentarse en unas tierras en las que poder llevar a cabo su ideal religioso. Pertenecían a una de las corrientes del protestantismo, el puritanismo, surgidas en el siglo XVI, y buscaban una reforma de la Iglesia más estricta que la llevada a cabo por el anglicanismo, la corriente religiosa oficial. Su intención era romper con esta Iglesia, por lo que también se les ha llamado separatistas o disidentes.
Tras intentar establecerse en Holanda, este grupo acabó embarcándose en el 'Mayflower' rumbo a la colonia de Virginia. Finalmente acabaron más al norte, en la actual Plymouth, que conservó el nombre del puerto inglés del que partieron estos puritanos.
Antes de tomar tierra, los colonos redactaron el Mayflower Compact (Pacto del Mayflower), firmado por todos los pasajeros varones, en el que establecían un autogobierno en el que se regirían de acuerdo a normas acordadas por ellos mismos, se declaraban súbditos del monarca inglés, y vivirían de acuerdo a la fe cristiana.
Oportunidad para los Wampanoag
El primer invierno en suelo americano fue horrible con más de 40 fallecidos, pero en primavera los ingleses pactaron una alianza con la tribu de los wampanoag. Tal y como ya había ocurrido con los españoles en México, la llegada de los ingleses a las costas fue vista por algunos de estos pueblos como una oportunidad para alterar los equilibrios de poder con sus rivales. En el caso de los wampanoag para liberarse del dominio de los narragansett.
La alianza con los wampanoags, conocidos también como pokanokets, aceleró la aclimatación de los europeos y a finales del verano de 1621 o principios de otoño, posiblemente entre septiembre y octubre, los colonos celebran su primera cosecha. El término "Acción de Gracias" no fue utilizado por los peregrinos, y en lugar de una ceremonia espiritual, la reunión estaba más próxima a un festival de la cosecha inglés, una celebración secular que se remonta a la Edad Media en la que los aldeanos comían, bebían y jugaban.
Por tanto, los peregrinos no se pasaron el día sentados alrededor de una larga mesa cubierta con un mantel blanco, uniendo las manos en oración mientras unos pocos indígenas miraban, como tantas veces se ha representado. La realidad fue una mayoría de población nativa, en torno a un centenar de wampanoags, que representaban más del doble de la población inglesa, y que llevaron cinco ciervos. Así, la imagen más realista es la de varios grupos de personas sentadas en el suelo o de cuclillas, alrededor de fogatas al aire libre donde eran cocinados los diferentes platos, entre los que sí que estuvo presente el pavo, una carne que llevaba décadas en las mesas europeas.
Mito fundador de la nación
Otro matiz importante a la imagen tradicional es que esta fiesta no tuvo una continuidad y no fue rescatada a nivel nacional hasta el siglo XIX. Las estatuas hablan más del momento en el que se erigen que de la época del personaje al que se honra, lo mismo ocurre con la adopción de las fiestas nacionales. El auge de los nacionalismos en el XIX fue sembrando festividades nacionales en cada estado. Desde la óptica nacionalista se reinterpretan fechas como el 2 de mayo de 1808, el 11 de septiembre de 1714, la toma de la Bastilla, o este almuerzo en la costa este americana.
Hasta llegar al XIX, el hilo conductor no fue un recordatorio del encuentro entre los peregrinos y los wampanoags, sino la práctica puritana inglesa de declarar días de ayuno y oración. La festividad tampoco estaba generalizada en todos los estados, aunque sí se mantenía vinculada al periodo del final de la cosecha, según explica el especialista en la historia de los pueblos nativos y el colonialismo David Silverman, en This Land Is Their Land: The Wampanoag Indians, Plymouth Colony, and the Troubled History of Thanksgiving.
En 1863, en plena Guerra de Secesión, el presidente Abraham Lincoln declaró que el último jueves de noviembre se celebrara una día nacional de Acción de Gracias. Lincoln posiblemente estuvo influenciado por la campaña a favor de esta festividad que había promovido la escritora y editora Sarah Josepha Buell Hale, creadora también de la canción ‘Mary tenía un corderito’.
El énfasis en los peregrinos permitía a Nueva Inglaterra presentarse como el auténtico América, en lugar de los esclavistas, aristocráticos y secesionistas surPhilip Jenkins
Imagen del Norte blanco y protestante
Por esta época ya se imaginaba esta festividad como un recuerdo de aquella primera reunión de los colonos con los nativos, como lo confirma el relato del reverendo Alexander Young de 1841, en el que menciona “el primer Día de Acción de Gracias”.
Para el Norte blanco y protestante vencedor de la guerra civil, el mito de la reunión otorgaba, según explica Silverman, la posibilidad de tener como referencia ancestral “los nobles principios religiosos y democráticos de los peregrinos, en lugar de en las vergonzosas guerras indias y los sistemas de esclavitud más típicos de las colonias”. Con este espejo al que mirarse, les permitió “pensar en los llamados problemas de los negros y los indios como excepciones sureñas”. El historiador Philip Jenkins (A History of the United States) también veía el motivo de este énfasis por los peregrinos en la necesidad de Nueva Inglaterra de presentarse como el auténtico América, en lugar de los esclavistas, aristocráticos y secesionistas del Sur.
Tampoco hay que olvidar, señala Silverman, que el hincapié de las autoridades por elevar a estos peregrinos o "padres peregrinos" al panteón nacional se produjo en un momento en el que el país recibía decenas de miles de inmigrantes católicos y judíos, “que no apreciaban los orígenes protestantes y democráticos de Estados Unidos y no estaban familiarizados con sus valores”. La promoción de los colonos de Plymouth permitió "afirmar su autoridad cultural sobre los inmigrantes europeos y los estadounidenses de color en el siglo XIX y principios del XX".
Consumido el primer quinto del siglo XXI, a la Norteamérica mestiza que protesta en el 'Black Lives Matter', o derriba estatuas de descubridores europeos, le cuesta llamar “padres” a los peregrinos del Mayflower. En el resto del mundo, seguimos sin trinchar el pavo en el mes de noviembre y hemos degradado a la televisiva y familiar cena de Acción de Gracias a telonera del verdadero ritual prenavideño global, el Black Friday.