Cultura

'La luz que imaginamos': ¿Por qué la India no ha elegido esta película para los Oscar?

Payal Kapadia debuta en el largometraje de ficción con una historia de amistad que triunfó en Cannes y acaba de llegar a los cines españoles

  • Fotograma de 'La luz que imaginamos' -

El mayor alboroto del cine en 2024, con permiso de la película de Jacques Audiard Emilia Pérez, es probablemente el debut en el largometraje de ficción de la cineasta india Payal Kapadia, La luz que imaginamos, una película delicada, de una dulzura arrebatadora y sensible hacia los deseos y los miedos de las mujeres de la India. Acaba de llegar a los cines españoles y promete una revolución silenciosa entre los espectadores.

Si se atiende solo a los datos, esta película ha marcado varios hitos. Sin ir más lejos, se trata de la primera cinta de nacionalidad india invitada a competir en el Festival de Cannes en tres décadas, y allí consiguió, además, el Gran Premio del Jurado. Asimismo, acumula varias nominaciones, entre ellas, dos Globos de Oro (mejor dirección y mejor película de habla no inglesa). 

Sin embargo, parece que quedará fuera de la carrera a los Oscar, ya que su país no la ha elegido como representante en los galardones de Hollywood. Kapadia fue una de las personas detenidas por manifestarse en 2015 contra el primer ministro del país, Narendra Modi, así que es fácil imaginar este rechazo como una represalia. En especial, cuando prestigiosas publicaciones como Sight & Sound o The New York Times han elegido su película como el mejor título estrenado en el año que acaba de terminar.

¿Por qué tanto revuelo? Uno de los mayores logros de esta directora, nacida en Bombay en 1986, es hacer palpitar al espectador casi desde el principio del filme, que arranca con diversos testimonios de habitantes de su ciudad natal, una de las más pobladas del mundo, renombrada Mumbai en 1995, a la que todo el mundo se refiere como "la ciudad de los sueños", aunque debería llamarse, según señala uno de los personales del filme, "la ciudad de las ilusiones".

La luz que imaginamos es una historia bella y resplandeciente centrada en las circunstancias de dos mujeres. Por un lado, Prabha (interpretada por Kani Kusruti), una enfermera casada con un marido que migró a Alemania y de quien no tiene noticias desde hace tiempo. Por otro, su compañera de piso y de trabajo Anu (Divya Prabha), que mantiene una relación a escondidas con un joven musulmán, con quien no logra encontrar la intimidad que ambos ansían. Cerca de ellas, Parvaty, otra colega del hospital, trata de evitar ser expulsada de la casa en la que ha vivido durante los últimos cinco lustros, víctima de ese fenómeno global llamado gentrificación. 

Historia de amistad

Con estas experiencias como base, Payal Kapadia teje una historia de amistad en la que se ponen de relieve los deseos y los miedos de estas protagonistas, condenadas a cargar con las consecuencias del machismo de la sociedad en la que viven, que no les permiten pasar página en su vida, sobrevivir más allá del fallecimiento de sus esposos o elegir libremente con quién compartir su vida. Solo por estos detalles, uno puede imaginar el impacto que puede tener la trama en el país, a lo que hay que sumar ciertas escenas de sexo no explícito que vistas en la gran pantalla son toda una revolución en la India.

En estas fronteras, donde estos detalles revolucionarios no causan el mismo efecto, queda el poso universal de una película que deslumbra desde el gesto más mundano y conmovedor: el nacimiento de una amistad entre dos mujeres que tratan de sobrevivir a sus destinos y que, juntas y lejos de la ciudad que las consume en cuerpo y alma, se atreven a imaginar otras alternativas mientras contemplan el mar infinito. 

Vemos a través de los ojos de Prabna la desilusión y la desesperanza, pero contemplamos también desde la mirada de Anu la pasión y en enamoramiento, en una película con la vocación de movilizar todos los sentidos, pero muy apegada también al valor documental de las imágenes de Kapadia, nunca enemistadas con una belleza apabullante en cada plano. Esta película se desarrolla como si se tratara de una composición bien armonizada, delicada y lírica, pero al mismo tiempo pendiente de los dramas sociales de nuestros días y, en concreto, de algunas mujeres, así como las diferencias sociales o religiosas, siempre desde una delicadeza que abruma. Para muchos, una deseada Palma de Oro que finalmente se llevó a casa Sean Baker con Anora. Para todos, una película que advierte de la voz imprescindible de Kapadia.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli