Un año sin Nobel es un año huérfano y el 2018 lo fue. La muerte de Philip Roth y Tom Wolfe supuso un mazazo, pero todavía más el hecho de que, sacudida por los escándalos, la Academia Sueca no concediese el premio más importante de las letras universales. Por si fuera poco, el significativo volumen de novedades desdibujó la presencia de una novela clara que dominara sobre el resto. Se publicaron muchas y casi todas de autores con peso, sin embargo no existió un fenómeno como fue en su momento Patria, de Aramburu, o la Berta isla, de Javier Marías, el año pasado. Lo más cercano a un acontecimiento editorial en esos términos lo alcanzó Manuel Vilas con Ordesa (Alfaguara), un libro de naturaleza más bien autobiográfica que sobrepasó las ocho ediciones y que aún preside las mesas de novedades como un reclamo de los libreros. Dos rasgos más marcaron literariamente el año: un fuerte peso de temática femenina –los sellos apuestan por ello- y un predominio de debutantes en los catálogos de los grandes sellos literarios.
Este año también reaparecieron autores de especial peso y visibilidad. Rosa Montero, Julio Llamazares, Marta Sanz, Marcos Giralt Torrente, Jesús Ferrero, Toni Morrison, Nicole Krauss, Jonathan Littell, Hanif Kureishi, Mircea Cartarescu, Joan Didion, George Saunders y J.M Coetzee, quien visitó España para presentar Siete cuentos morales (Penguin Random House), un libro de relatos en el que recupera a su alter-ego Elizabeth Costello y que se ha publicado primero en castellano, antes incluso que cualquier otro idioma. Hay quienes como Arturo Pérez-Reverte hicieron doblete. El escritor publicó, en abril, Los perros duros no bailan (Alfaguara), una novela fulminante y de una belleza muy particular - está protagonizada por perros, en quienes Pérez-Reverte vuelca la tipología de sus héroes escarmentados- y en octubre, Sabotaje (Alfaguara), la novela que de momento deja en trilogía la serie protagonizada por Lorenzo Falcó. Eduardo Mendoza también regresó, esta vez con El rey recibe (Seix Barral), según él “unas no-memorias” o un libro de recuerdos escrito en clave de ficción. La novela forma parte del proyecto Las tres Leyes del Movimiento, una trilogía protagonizada por Rufo Batalla, un trasunto de Mendoza. Tres novelas marcaron la vuelta de autores importantes dentro del mapa literario en español: Agustín Fernández-Mallo, premio Biblioteca Breve con La trilogía de la guerra (Seix Barral), Miguel Ángel Hernández con El dolor de los demás (Anagrama) e Isaac Rosa con Feliz final (Seix Barral).
En el registro No Ficción, el escritor Andrés Trapiello publicó un libro indispensable dentro del repaso literario del año: El Rastro. Historia, teoría y práctica (Destino). En sus páginas Trapiello no se limita a encontrar la aguja en el pajar del histórico mercadillo, sino a tejer con ella un libro hermoso y profundo. En este capítulo de prosa literaria de excepción sobresalen dos libros publicados en el último trimestre del año: el lúcido Lugares fuera de sitio con el que Sergio del Molino ganó el Premio Espasa de Ensayo -y en cuyas páginas levanta una reflexión universal sobre la idea de frontera- y Comimos y bebimos (Libros del Asteroide), un libro elegante en el que Ignacio Peyró adelgaza su prosa hasta dejarla en lo esencial y recorre, mes a mes, los olores y sabores del año. El sello Acantilado preside el podio de los últimos días de 2018 con Dante, poeta del mundo terrenal, un libro del filólogo y estudioso alemán de la literatura medieval Erich Auerbach, quien analiza la obra más importante del poeta toscano desde la perspectiva medieval.
Un recorrido por los catálogos de sellos tanto independientes como de los grandes grupos deja de manifiesto que el 2018 fue el año de los libros escritos por mujeres o de temática femenina. Las mujeres dominaron en todos los ámbitos de la ficción, desde el registro del bestseller representado en Las hijas del capitán (Planeta), de María Dueñas, que se mantiene desde abril entre las listas de los más vendidos, pasando por fenómenos globales como Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes (Destino), de las autoras italianas Elena Favilli y Francesca Cavallo, hasta libros de perfil más literario como Lucia Berlin, de quien Alfaguara publicó Una noche en el paraíso, o La mujer singular y la ciudad (Sexto Piso), las memorias de la norteamericana Vivian Gornik editadas por Sexto Piso y traducidas por Raquel Vicedo.
También destacaron Chica de campo, las memorias de la autora irlandesa Edna O’Brien y Hombres, de Angelika Schrobsdorff, autora de Tú no eres como las otras madres que en 2016 sobrepasó las ocho ediciones. Dos escritoras dieron de qué hablar en el espectro de la reflexión sociopolítica sobre lo femenino. Una de ellas fue Mary Beard con Mujeres y poder (Crítica), el ensayo en el que la Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales analiza el peso histórico y cultural de las mujeres en las relaciones de poder. La otra es la francesa Virginie Despentes con Teoría King Kong (Literatura Random house) un libro icónico sobre feminismo y género y en el que Despentes habla de su experiencia política y cultural en el cuestionamiento de los valores patriarcales. Aunque su registro es más el del diario o del libro ilustrado que el de la No Ficción, tuvo especial impacto Roedores (Literatura Random House), un libro en el que la ilustradora Paula Bonet habla del aborto espontáneo.
En el capítulo de la ficción, el sello Libros del Asteroide publicó dos libros importantes. Uno, el de la escritora y periodista Llucia Ramis Las posesiones, una novela escrita en clave generacional que establece una relación directa entre la pérdida y la madurez. El segundo apareció en el tercer trimestre, cuando la editorial dirigida por Luis Solano publicó Prestigio, la novela que cierra la trilogía de la canadiense Rachel Cusk y de la que forman parte A contraluz (2014) y Tránsito (2016). Estas novelas breves, pero igualmente fulminantes, la han distinguido según la crítica anglosajona como una de las renovadoras de la novela contemporánea. También este año, la escritora Samanta Schweblin sacó su segunda novela, Kentukis (Literatura Random House), que apareció tras la consolidación de la argentina como cuentista y que marca una coordenada más en una cartografía marcada por las voces femeninas en la que destaca también Sara Mesa. Luego de Cicatriz (2015), Premio Ojo Crítico de Narrativa y del volumen de relatos Mala letra (2016), la madrileña regresó con la novela Cara de pan (Anagrama), que en pocas semanas alcanzó los 6.000 ejemplares y se vendió a cuatro idiomas en esta Feria de Frankfurt.
Dos títulos publicados en español durante el último trimestre del año se encuentran entre los libros del año de The New York Times y The New Yorker. Los dos son debuts literarios de mujeres jóvenes. El primero es Asimetría (Alfaguara), la primera novela de Lisa Halliday, una historia acerca de los desequilibrios sobre los que se sostienen muchas relaciones sentimentales: edad, sexo, formación cultural o raza. Ganador del Writing Award 2017, el libro ha acaparado especial atención de la crítica por un elemento que excede lo literario: Lisa Halliday sostuvo una relación sentimental con el escritor Philip Roth en los últimos años de vida del norteamericano. Halliday se juega la carta de autobiografía y crea un trasunto del novelista en uno de sus personajes, Ezra. El otro es Una educación (Lumen), de la norteamericana Tara Westover, un libro que se comporta, al mismo tiempo, como una novela y unas memorias. Cada palabra de estas páginas es un martillazo en el clavo de una tragedia, un alegato a favor de la libertad y la lectura. Es, sin duda, un libro indispensable. El tercer debut, en este caso en español, se lo llevó también una autora. Se trata de Luna Miguel, quien publicó con Lumen su primera novela, El funeral de Lolita. Emancipándose de la relojería de Nabokov, Luna Miguel construye una propia contada por la nínfula y en la que silencia al amante.