Cuando falta apenas un mes para la Feria del Libro de Madrid, la noticia no puede generar más entusiasmos. Según las cifras aportadas por el Gremio de Libreros de Cataluña, facturaron 20,96 millones de euros en Sant Jordi: 3 % con relación al 23 de abril de 2015. Respecto al número de títulos diferentes, se comercializaron un total de 45.267, un 5 % más que en 2015, mientras que en cuanto al idioma, el 32,65 % de los títulos vendidos fueron en catalán y el 67,35 % en castellano. De los más de 45.000 títulos comercializados, unos 10.500 fueron de ficción; cerca de 20.000 de no ficción -un 15 % más que en 2015- y casi 15.000 de infantil y juvenil.
Los 20, 6 millones de Sant Jordi suben la moral de un sector que su cita comercial más importante: la 75 edición de la Feria del libro de Madrid
Según los libreros, los lugares donde se registró menos participación fueron los municipios con menor población estable el fin de semana y los barrios de la ciudades con oficinas o alejados del centro. En estos puntos se detectaron bajadas de facturación de entre un 20 y un 30 %. Estos números suben la moral de un sector que el 27 de mayo celebra su cita comercial más importante: la 75 edición de la feria del libro de Madrid y en la que libreros, editores y autores buscan, como sea, vender. En su primer fin de semana, la Feria del Libro de Madrid de 2015 hizo lo que otras veces: mostrar la engrasada maquinaria de una industria obligada a levantar los pésimos números de los últimos cinco años –el negocio editorial se contrajo entre un 30% y 40% desde 2008-.
Que ya no se venden libros y el mercado no absorbe todo lo que se publica: esa era la gran conclusión de aquellos días. Queda sin embargo la sensación de que atrás quedaron aquellos años en los que el optimismo amable de Punset amasaba filas de entusiastas lectores o en los que Belén Esteban y Mario Vaquerizo narcotizaban mejor que nadie. La Feria se vuelca en los últimos años en una nueva dimensión de lo mediático, la que se mueve entre el interés por entender -se vende cada vez más la divulgación, el ensayo breve y práctico- y la urgencia por no enterarse, un arco en el que entran políticos, periodistas de destacada figuración en la arena pública y chefs. El reino del selfie. Los lectores ya no quieren un ejemplar firmado, quieren una foto con su autor. ¿Y el libro?
El reino del selfie. Los lectores ya no quieren un ejemplar firmado, quieren una foto con su autor. ¿Y el libro? ¿Quién los lee? ¿Quién los compra?
Uno de cada tres españoles no abre un libro jamás. Los que lo hacen, compran, como mucho, 8 al año. Y de cada diez personas que descargan libros electrónicos, sólo 4 pagan por leerlos. Los datos pertenecen al Barómetro de 2015 del Centro de Investigación Sociológica (CIS) y también al informe Hábitos de Lectura y Compra de Libros realizado por la Federación de Editores. Y es justamente en esas cifras donde se hallan las gran grandes preguntas que determinan al sector editorial: ¿qué es leer y qué comprar? Si ya no se leen libros, quién los compra entonces.