El periodista barcelonés Sergio Vila-Sanjuán, ganador del premio Nadal con su novela Estaba en el aire, una obra ambientada en la Barcelona de 1960 en el inicio del despegue económico, ha explicado que quería mostrar la visión de su infancia del llamado "franquismo pop". La novela, que se publicará el próximo 12 de febrero, transcurre en la Barcelona de 1960 y 1961, alrededor de un programa radiofónico, Rinomicine le busca, un antecedente del programa de TVE Quién sabe dónde, que buscaba a personas desaparecidas, entre ellos niños que habían quedado separados de sus familias desde la Guerra Civil y en el que trabajó su padre como publicitario.
Alrededor de este programa se cruzan una serie de personajes: una mujer de la alta sociedad barcelonesa guapa y al mismo tiempo desgraciada con un problema que resolver; un publicitario joven e idealista, que pronto topará con las dificultades derivadas del ambiente sociopolítico de la época, un empresario con conexiones políticas, y un joven del norte de España que llega en uno de los trenes de la emigración y que acaba trabajando en la Seat.
Vila-Sanjuán explica que la novela retrata "un franquismo en un momento de transición, un año después de aprobarse el famoso plan de estabilización, que cambiaría la economía española". Son unos años, añade el ganador del Nadal, llenos de "contradicciones", con empresas industriales modernas como la Seat, símbolo de la industria emergente, con grandes programas de radio, que conviven con la censura y con un poder económico que para hacer cosas ha de pactar con el poder político.
"No es el franquismo negrísimo de los años 40, sino que es una sociedad que intenta sacarse la carga de cemento que lleva encima, pero no puede, es el franquismo pop, que se ha dicho", anota. Vila-Sanjuán continúa su peripecia narrativa a partir de la experiencia vivida por su familia, una saga de periodistas de tres generaciones.
En su primera novela, Una heredera de Barcelona, partió de los papeles de su abuelo, para contar desde su punto de vista la Barcelona de los años 20, y en esta segunda se ha remontado a la época de su padre y ha novelado historias que escuchó en su infancia, aunque ha intentado objetivizarlas con una investigación periodística que corrigiera las deficiencias de la memoria.
"El periodismo de los años 20 era difícil, porque se hacía en la época del pistolerismo, pero en esta segunda novela es mucho más bonito porque aunque hay censura, en Barcelona se consolida una vocación de capital española de la comunicación, con las primeras grandes agencias publicitarias, con algunos de los mejores programas de radio y con la televisión de Miramar".
Escribir historias que tienen que ver con su familia era "algo inevitable", confiesa Vila-Sanjuán, y ambas novelas podrían ser consideradas autobiográficas en el sentido de hablar de su memoria, aunque "finalmente es una novela de imaginación". Sin embargo, el gran reto del futuro será "poder escribir una historia que me resulte ajena por completo".
Aunque menciona a Proust en el sentido de que el programa radiofónico Rinomicine le busca fue "la magdalena proustiana que desencadenó toda la historia", sus referentes literarios en esta novela fueron "autores del realismo romántico al estilo de Henry James, Edith Wharton o Evelyn Vaugh, que presentan ambientes sofisticados con cierto sentido del humor". Es un humor que no está en el primer plano, pero siempre subyace, porque es un elemento esencial de la vida, señala Vila-Sanjuán, a quien no interesa ni la farsa, ni la sátira.