El número de hogares formados por una sola persona se acerca cada vez más a la cifra de viviendas en las que viven al menos dos personas. La Estadística de población que ha publicado esta semana el INE revela que en España hay un total de 19.278.289 y, según los datos del Censo de población y vivienda del pasado mes de junio, el número de personas que viven solas ha aumentado un 20% en la última década. Al menos una de cada cuatro casas está habitada por una única persona que, en el 40% de los casos, es mayor de 65 años.
La tendencia poblacional en Europa asusta cada vez que se lee en los medios una noticia relacionada con un aumento cada vez más progresivo de las personas que viven solas, ya sea una soledad buscada o inevitable. En Reino Unido, de hecho, la ex primera ministra Theresa May creó en 2018 una secretaría de Estado de la Soledad para paliar los efectos nocivos de una circunstancia que, según sostienen algunos informes, es tan perjudicial como el tabaco. Del mismo modo, Japón creó en 2021 un Ministerio de la Soledad para combatir el creciente número de suicidios en el país.
Tetsushi Sakamoto, primera persona al frente de esta cartera en el país nipón, calificó este problema de "lacra" durante su primera rueda de prensa, en la que hizo referencia al principal motivo: "Los lazos sociales se han debilitado". Algo tan sencillo como la desconexión entre las personas ha provocado que en Japón la soledad y el aislamiento hayan sido más letales que el covid.
Esta tendencia, que hace algunos años parecía propia de una trama de ciencia ficción, es el hilo argumental del documental La teoría sueca del amor (2016), en el que el italiano Erik Gandini exploró las consecuencias de una sociedad individualista y el fracaso de las políticas sociales que desde los años 60 primaron la independencia de los ciudadanos con el fin de alcanzar la felicidad.
La mitad de la población de Suecia vive sola y una de cada cuatro personas muere sin compañía
Este documental, que se puede ver en Filmin, hace referencia al manifiesto que publicó en 1972 el gobierno socialdemócrata de Olof Palme, titulado 'La familia del futuro: una política socialista para la familia', que sostenía que "toda relación humana verdadera se tiene que sustentar en el principio de independencia entre las personas". Casi medio siglo después, y fruto de estas políticas, la mitad de la población de Suecia vive sola y una de cada cuatro personas muere sin compañía.
Con cierto tono de humor, pero también con un aura de película distópica, para esta redactora de Vozpópuli, La teoría sueca del amor presenta cómo en Suecia se han alcanzado unos niveles de seguridad y bienestar material envidiables en el resto del planeta y, sin embargo, no hay rastro de felicidad entre sus habitantes, cada vez más solos, más preocupados por sus propios asuntos, más adinerados y condenados también a las consecuencias fatales de la autonomía anhelada.
El primer testimonio de este documental es el de una mujer que decide ser madre en solitario porque, según argumenta, vive mejor sin gente alrededor, una paradoja si se tiene en cuenta que ser madre significa no volver a estar sola en mucho tiempo, para felicidad o para desgracia de la progenitora. Si hay una relación irreversible, esa es sin duda la del padre o la madre. "Solo quería tener hijos, no una relación", afirma esta mujer que, como muchas otras ciudadanas -la mitad de los clientes de los bancos de semen-, decide recurrir a la inseminación artificial.
La soledad ya no es un capítulo de Black Mirror
Este ideal de la autonomía hace aguas, en cambio, cuando pasan los años, aparece la vejez y llegan los problemas. La red institucional creada para asegurar el bienestar del ciudadano es insuficiente e incapaz de emular el contacto humano. En muchas ocasiones, además, llega tarde, cuando el olor de los cadáveres impregnan los pasillos de los bloques de viviendas.
En algunos casos son días, pero en otros son años los que transcurren desde que alguien muere y los funcionarios lo averiguan. Ni vecinos, ni familiares, ni amigos, ni tampoco las empresas se dan cuenta si hay una cifra suficiente en el banco para que los recibos bancarios domiciliados se abonen con normalidad. Para evitar esta tendencia, alguna empresa municipal ofrece pisos más baratos si se comparte un número de horas con otro vecino, una receta destinada a paliar la soledad.
Si en el momento de su estreno este documental pudo recordar a algún capítulo de la serie Black Mirror, tanto por lo inverosímil que muestra como por la sensación de terror que despierta en algunos momentos, lo cierto es que hoy en día La teoría sueca del amor no parece el retrato de una sociedad alejada, sino una consecuencia posible, aunque aún remota en España, de una búsqueda errada de la felicidad.
Las cifras de hogares unipersonales llaman la atención en España en un momento en el que la subida de la hipoteca, el aumento del alquiler -especialmente en las grandes capitales- o la inflación se han convertido en obstáculo para gran parte de la población ¿Qué ocurriría entonces en una situación de bonanza, con mejores tasas de empleo entre los jóvenes y un mayor nivel adquisitivo?
A esto se suma el ensimismamiento en la era del selfie y esa obsesión del individuo por experimentar y mostrar la mejor versión de sí mismo, esa frase que la gran mayoría de los profesionales en psicología y psiquiatría detestan y que, según sostienen, se encuentra en las antípodas de una relación sana con uno mismo, pero también con quienes lo rodean.
"Lo que no te puede proporcionar el estado es estar con otras personas"Zygmunt Baumann
Este documental recurre también al choque cultural: el de unos refugiados sirios que empiezan una nueva vida en Suecia y son incapaces de crear redes con sus ciudadanos, a quienes tienen que responder con frases escuetas y con quienes tienen que ceñirse a la pregunta para encajar.
También aparece aquí el contraste con la sociedad de Zimbabue, donde la escala de valores es opuesta a la de la sociedad de Suecia. Allí, un médico sueco -otro de los testimonios de este documental- ha alcanzado la felicidad a pesar de la escasez de material sanitario, y gracias a una red humana capaz de sustituir las carencias materiales con grandes dosis de riqueza espiritual. Del mismo modo, una comunidad hippie que se reúne en plena naturaleza en busca del contacto humano perdido alerta: se ha confundido la seguridad con la felicidad.
Como broche, aparece en escena el sociólogo y filósofo Zygmunt Baumann, autor del concepto de modernidad líquida y referente en el estudio de la fragilidad de las relaciones humanas en el presente. "Lo que no te puede proporcionar el estado es estar con otras personas", afirma al término de un documental que parece anticipar lo inevitable y que lejos de envejecer se ha convertido en una señal de advertencia.