El balón gástrico puede ser la solución para muchas personas que padece obesidad, pero hay que ponerse en manos de profesionales para realizar una intervención de este tipo, ya que puede llevar consigo algunos riesgos. El sobrepeso y la obesidad son enfermedades definidas como crónicas y progresivas y un problema de salud en expansión que cada vez afecta a la salud de más personas en todo el mundo.
Una de las herramientas terapéuticas que permiten frenarlo es el balón gástrico, sin duda, el método más utilizado alrededor del mundo en la actualidad y que ofrece los niveles de éxito más elevados.
Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad es una enfermedad multifactorial que favorece la aparición de alteraciones en el sistema cardiovascular, diabetes, hipotiroidismo, alteraciones digestivas, alteraciones menstruales o ginecológicas, aumento a la resistencia a la insulina y aumento de la tensión arterial, entre otros graves problemas.
El indicador que se usa para saber si una persona tiene sobrepeso u obesidad es el índice de masa corporal (IMC). Esta medida se calcula al dividir el peso entre el cuadro de la estatura. Según esto, una persona tiene sobrepeso si su IMC es mayor a 25 y sufre de obesidad si es superior a 30.
Solo en nuestro país, según datos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), más de la mitad de los españoles tiene exceso de peso. De ahí que sea extremadamente importante tratarla en etapas iniciales, tanto a personas con sobrepeso como con obesidad.
Qué es el balón gástrico
Se trata de un programa de pérdida de peso indicado para pacientes con sobrepeso u obesidad que ya padecen problemas para su salud relacionados con su afección y que no han logrado en ocasiones anteriores perder peso con otros métodos. El balón gástrico es un dispositivo esférico de silicona que se rellena con suero fisiológico (500-700 ml, según el tamaño del estómago), teñido con un colorante (azul de metileno) con la finalidad de detectar algún posible problema, si existiera, de manera precoz.
Se implanta de forma sencilla con la ayuda de un endoscopio que se introduce a través de la boca y el procedimiento dura unos 15-20 minutos. Después de la intervención, el paciente puede regresar a su casa el mismo día. Se trata de una solución de pérdida de peso segura y eficaz, ya que es un procedimiento mínimamente invasivo, no precisa incisiones en la piel y no es una intervención quirúrgica. No requiere tiempos de recuperación, ni bajas laborales, ni dietas especializadas.
El balón gástrico permanece dentro del estómago entre medio año y un año, y se harán las pertinentes revisiones por parte del equipo médico y gracias a un programa personalizado para cada paciente.
Así funciona
Se basa en el principio de ocupar un espacio dentro de la cavidad gástrica, aproximadamente un 40 por ciento de ella. Esto favorece la pérdida de peso corporal mediante la sensación de plenitud gástrica precoz y, en consecuencia, la reducción del apetito, por lo que se consume menos cantidad de alimentos en cada comida. El balón gástrico ayuda además al vaciado del estómago manteniendo bajo control el hambre.
Tras su colocación, el estómago identificará el balón gástrico como un cuerpo extraño y tratará de expulsarlo. En los primeros días pueden aparecer dolores abdominales y en ocasiones, náuseas y algún vómito. Estos suelen remitir en los primeros dos o tres días. En el protocolo, se incluyen recomendaciones y medicación para evitar o atenuar estos síntomas y hacer más llevaderos los primeros días.
“Incluso una vez retirado el balón gástrico, el equipo médico y el paciente deben ser constantes y disciplinados para evitar el tan temido efecto rebote. El balón gástrico, además de facilitar una rápida pérdida de peso, permitirá la reeducación del paciente para que adquiera hábitos alimenticios saludables, que a su vez deben ir acompañados de la práctica regular de ejercicio”, nos explica el doctor Cristian Sierra Bernal, coordinador de la Unidad de Control de Peso de Clínica Menorca.
Para quién está indicado
Está indicado para personas con un índice de masa corporal entre 27 a 40 (con un exceso de peso en torno a 15-35 kg), sin límite de edad. Además, también lo está en personas con un IMC mayor a 40 que no deseen ser sometidos a intervenciones quirúrgicas o como puente hacia una cirugía de la obesidad más definitiva para reducir el riesgo quirúrgico. Hasta la fecha, se han implantado más de 300.000 balones gástricos en pacientes de todo el mundo.
Contraindicaciones y riesgos
No está indicado para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y es recomendable evitar quedarse embarazada durante el tratamiento. En caso de gestación durante el tratamiento, se extraerá el dispositivo de forma programada. Tampoco es viable en personas con hernia de hiato de gran tamaño, úlcera de estómago, enfermedades cardio pulmonares o renales, esofagitis importante o enfermedad de Crohn no controlada.
Las complicaciones son muy poco frecuentes, pero hay que saberlas identificar para evitar situaciones potencialmente graves. Algunos pueden ser la irritación de la mucosa gástrica (gastritis), reflujo o pirosis (sensación de quemazón en el pecho) o rotura gástrica. Por eso, es fundamental estar controlado por un equipo médico profesional.