La alimentación juega un papel clave en nuestra salud. Así lo aseguran los expertos que no solo recomiendan priorizar los alimentos naturales, como frutas, verduras, carnes, pescados o frutos secos; también insisten en la importancia de controlar los ingredientes de los alimentos procesados que consumimos. Y es que, en contra de la creencia popular, no todos son malos, solo hay que tener claro los componentes que pueden perjudicar la salud.
Tal y como señalan desde Quirónsalud, los alimentos procesados “son aquellos que han sufrido algún tipo de proceso industrial, o bien porque se les haya añadido algún aditivo (conservantes, grasas u otro topo de ingredientes), o porque se les haya sometido a algún tratamiento térmico o método de conservación”.
Con el fin de evitar algunos ingredientes insanos, que puedan a largo plazo poner en riesgo nuestra salud, los expertos recomiendan dedicar unos minutos a leer el etiquetado de los alimentos que compramos en el supermercado, para tener claro aquellos que es mejor eliminar de nuestro día a día.
Los expertos recomiendan leer bien las etiquetas de los alimentos. Foto: Freepik
Los ingredientes que debes evitar en tu alimentación
Todos los alimentos procesados o ultraprocesados cuentan con una etiqueta en la que figuran todos los ingredientes que llevan, y en qué cantidades. Sin embargo, no siempre resulta tan fácil descifrarlos bien. Es el caso del azúcar, uno de los componentes que debemos controlar, y que en muchas ocasiones aparece camuflado bajo otros términos.
Con el fin de entender un poco más los ingredientes con los que cuentan nuestros alimentos, te contamos algunos de los más conocidos y que los expertos recomiendan evitar:
-Harinas refinadas: en los últimos años, los expertos recomiendan sustituir las harinas refinadas, es decir aquellas que durante su proceso de refinamiento han perdido el salvado y el germen del grano, por las integrales, que cuentan con más fibra, más proteínas, vitaminas y minerales, y un menor índice glucémico. Según los estudios, las harinas refinadas aportan calorías vacías, inflaman en intestino y aumentan los niveles de glucosa en sangre.
-Azúcar refinado: es cierto que vivimos una guerra contra el azúcar, un ingrediente cuyo consumo excesivo puede ocasionar problemas de salud. Eso sí, los etiquetados de los alimentos pueden ‘escondernos’ el azúcar con otros nombres que hacen que sea difícil identificarla. Nombres como dextrosa, sacarosa, fructosa, jarabe de glucosa…
Azúcar o harinas refinadas son algunos de los ingredientes a evitar. Foto: Freepik
-Aceites refinados: según los estudios, estos aceites, al calentarse a altas temperaturas, producen tóxicos asociados con un mayor riesgo de enfermedades como las cardíacas, el Alzheimer o el cáncer. Siempre hay que optar por un aceite de oliva o un aceite virgen.
-Zumos concentrados: muchos alimentos incluyen zumos concentrados para endulzar y edulcorar, induciendo a creer que se trata de fruta, sin embargo, es una manera más de añadir azúcar.
-Aspartamo y glutamato monosódico: aunque cada vez son más conocidos, durante años, estos términos han pasado completamente inadvertidos en las etiquetas. Unos nombres que esconden dos ingredientes que debemos evitar. En el caso del aspartamo, es un edulcorante declarado por la Organización Mundial de la Salud como “posiblemente cancerígeno” para los humanos. El glutamato monosódico por su parte, es una sal utilizada como potenciador del sabor en muchos alimentos que, en exceso, puede provocar problemas de salud.
-Grasas trans: considerada el tipo de grasa alimentaria peor para la salud, un consumo excesivo aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiacas y otros problemas de salud. Aunque la industria alimentaria ha reducido su uso, todavía se pueden encontrar en numerosos alimentos como fritos y rebozados; mantecas y margarinas; o en tartas y galletas.
-Colorantes artificiales: muy utilizados en la industria alimentaria, los colorantes artificiales puede llegar a dañar la salud, de hecho, algunos incluso se han prohibido en los últimos tiempos para su uso alimentario. Dado que el cuerpo no puede procesar estos ingredientes químicos, pueden causar problemas como hinchazón, distensión abdominal o diarreas.