Se estima que más de 900.000 personas padecen demencia en España. Así lo apunta la Fundación Pasqual Maragall que señala que afecta a una de cada diez personas de más de 65 años, y a un tercio de los mayores de 85. Además, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), la demencia supone ya el 8% del total de defunciones que se producen cada año en España, siendo la enfermedad de Alzheimer la causa más común, responsable de entre el 50 y el 70% de los casos totales.
Tal y como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la demencia es un síndrome que puede deberse a una serie de enfermedades que, con el tiempo, destruyen las células nerviosas y dañan el cerebro, lo que generalmente conduce al deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia habitual del envejecimiento biológico”.
Según la OMS, más de 55 millones de personas tienen demencia en todo el mundo, y cada año, hay casi diez millones de casos nuevos. Un problema de salud que tiene consecuencias devastadoras, no solo en cuanto a mortalidad, también en morbilidad y pérdida de calidad de vida. Algo por lo que numerosas investigaciones centran su atención en esta dolencia.
Investigaciones como la llevada a cabo por la Universidad Estatal de Washington que ha desvelado una curiosa forma de vida que puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir demencia.
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El hábito que puede reducir el riesgo de sufrir demencia en los mayores, según un estudio
Mucho se ha hablado de los beneficios que tiene para la salud vivir rodeado de naturaleza. Algo que, según han llegado a apuntar, puede ayudarnos a vivir más años y a mejorar la calidad de vida. Así lo ha confirmado ahora un estudio que asegura que vivir cerca de espacios verdes o con fuentes de agua como ríos, lagos o mares puede beneficiar también a la salud cerebral.
“Se cree que la exposición a los espacios verdes y azules podría ayudar a frenar el deterioro cognitivo” indicó Solmaz Amiri, profesora de la Facultad de Medicina Elson S. Floyd de la Universidad Estatal de Washington y una de las autoras de este estudio presentado en la 75ª Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología, que añadió: “Dado que carecemos de métodos de prevención o tratamientos eficaces para el deterioro cognitivo leve y la demencia, debemos ser creativos a la hora de abordar estos problemas”.
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En el estudio participaron 42.980 personas de 65 años o más que vivían en zonas urbanas del estado de Washington que rellenaron un cuestionario para evaluar el malestar psicológico. Además, los investigadores analizaron datos del Censo de Estados Unidos y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades para determinar la proximidad de los participantes a espacios verdes, como parques y jardines públicos, y azules como lagos, ríos, embalses o costas.
Según las conclusiones a las que llegaron los expertos, las personas que vivían a menos de 800 metros de estos espacios, tenían un 17% menos de riesgo de sufrir trastornos psicológicos graves que las que vivían más lejos. Además, de los que vivían más cerca de estas zonas, el 1,3% sufría trastornos psicológicos graves frente al 1,5% de los que residían más lejos.
“Nuestra esperanza es que este estudio pueda ayudar a informar las políticas de salud pública en el futuro, desde dónde se ubican las instalaciones residenciales hasta los programas para mejorar los resultados de salud mental de las personas que viven en centros de atención a largo plazo o residencias de ancianos”, concluyó Amiri.