Aunque cada vez son más los planes para adelgazar, seguro que alguna vez has oído hablar de la dieta proteica. Y es que este plan de alimentación engloba a populares regímenes como la dieta Keto, Atkins o Dukan, entre otras variantes, que desde hace años se han convertido en las elegidas por miles de personas dispuestas a perder peso. Sin embargo, tal y como advierten los expertos, para llevarlas a cabo es importante saber cómo hacerlo y consultar con un especialista.
Como es de imaginar, en este plan para adelgazar las protagonistas son las proteínas, uno de los nutrientes más saciantes que hay, ya que tardan más en digerirse, lo que nos ayuda a retrasar la sensación de hambre durante más horas, y también uno de las que más calorías consumen para salir metabolizadas. Y es que las proteínas ayudan a quemar más calorías que otros nutrientes con el mismo aporte calórico. Dos razones de peso que las han convertido en las favoritas para adelgazar.
¿Qué es la dieta proteica y cómo se hace?
La dieta proteica es aquella en la que los alimentos ricos en proteínas cubren la mayor parte de la alimentación diaria. Es decir, se aumenta el porcentaje de proteínas en detrimento de otros macronutrientes que reducen notablemente su presencia en la dieta. Algo que también le ha valido a este plan un buen puñado de críticas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta diaria recomendada de proteína es de 0,8 gramos por cada kilo de peso corporal. Además, recomiendan que una parte importante de esa cantidad de proteína sea de origen vegetal, procedente de las legumbres, cereales, verduras y frutos secos.
Así, la dieta proteica aumenta notablemente dicha cantidad de proteína en sustitución de otros nutrientes como los hidratos de carbono. Algo que hace que este plan no sea recomendable mantener en el tiempo, ni tampoco apto para todo el mundo. De hecho, según los expertos, esta dieta está especialmente aconsejada en algunos casos de diabetes, para deportistas con control nutricional o en casos de obesidad o de resistencia del organismo a perder peso.
¿Qué puedo comer con la dieta de la proteína? Ejemplo de menú
De entre las proteínas, esta dieta recomienda consumir aquellas magras, es decir, bajas en grasas, o con grasas sanas. Es el caso de carnes como la pechuga de pollo o pavo; pescados grasos ricos en omega 3 como el salmón, la caballa o el atún enlatado; huevos o lácteos como el queso fresco o la leche y el yogurt desnatados.
De esta manera, las proteínas animales y vegetales son las protagonistas de este plan para adelgazar, y deben estar presentes de mayor forma que otros nutrientes en cada comida. Así sería un ejemplo de menú de la dieta proteica:
Comenzaríamos el día incluyendo en el desayuno alimentos llenos de proteínas como una tortilla o un huevo revuelto, cereales integrales como la avena, y un café o té con leche desnatada.
A media mañana, tomaremos un puñado de frutos secos y en la comida pollo o pavo acompañado de verdura, a la plancha o al vapor, y una pieza de fruta.
Para merendar, un yogurt desnatado o una porción de queso fresco, y en la cena, pescado, por ejemplo salmón, acompañado de una ración de verdura.
Riesgos de este plan para adelgazar
Como ocurre con cualquier otro régimen o plan nutricional restrictivo, es recomendable consultar a un especialista antes de iniciar una dieta proteica. Así, además de garantizar el buen estado de nuestra salud, nos podrá ayudar a establecer las pautas a seguir para conseguir adelgazar sin poner en riesgo la salud.
Y es que la dieta de la proteína llevada al extremo, mal planificada o extendida en el tiempo puede conllevar riesgos. Entre los síntomas que puede ocasionar más frecuentes están: cefaleas, mareos, cansancio general, ansiedad, dificultad para conciliar el sueño, mal aliento e incluso problemas renales o cardiovasculares.