Las vacaciones son uno de los grandes momentos del año. Son cada vez más las personas que cuando por fin llega el viernes o bien esos esperados días de vacaciones y este período finaliza, se dan cuenta que no han sido capaces de desconectar. Y esta sensación añade a su cansancio mental, mayor frustración.
¿Cuál es el motivo por el que, aunque no esté en horario laboral, tu mente no te permite una ventana de descanso y desconexión? “La causa principal es que la mente humana tiene una Red Neuronal por Defecto, llamada RND, en la que como se indica es por defecto y de manera involuntaria. Entra sobre todo en funcionamiento cuando la persona no está realizando ninguna tarea específica, es la red que se activa de manera espontánea cuando estamos en modo reposo, es decir, de vacaciones o fin de semana”, nos explica Ana Isabel Hernández Vázquez, consultora especializada en regulación de estrés en entornos corporativos y cocreadora de Vino a la Mente.
“Cuando una persona está sujeta a altos niveles de estrés, ya sea por el ritmo frenético de nuestra vida o bien por la agitación mental que suponen esos eventos que nos suceden y que nos cuesta gestionar, sobre todo a nivel emocional, la RND suele provocar un pensamiento rumiante que contribuye a elevar los estados de ansiedad. En el momento que llegan los días para desconectar, es cuando sobre todo toma protagonismo esa área de nuestra mente y se activa”, añade.
Es entonces cuando nuestra mente empieza a divagar. La divagación mental se considera una de las bases por las que una mente humana no es feliz. De hecho, así lo demuestra un estudio hecho por la revista 'Science' allá por el año 2010, donde el objeto del estudio en cuestión tiene como titular 'Una mente divagante es una mente infeliz'.
“Esta red no solo tiene efectos negativos, por ejemplo está muy relacionada con la creatividad, cuando conseguimos desconectar nuestra mente utiliza esta red para la generación de ideas creativas y la resolución de problemas gracias a la posibilidad de cambio de perspectiva, que siempre ayuda para poder encontrar opciones de vías de solución alternativas”, nos explica la experta.
Sin embargo, las personas suelen sufrir los efectos más negativos de esta red. “Son muchos los clientes que llegan a sesiones, donde me dicen: “He tenido una semana de vacaciones, y solo he podido desconectar un día…los primeros tres días, no dejaba de pensar en todo lo que había dejado pendiente de trabajo…y los últimos tres días, estaba preocupado por lo que me iba a encontrar a mi vuelta”. En resumen, de siete jornadas que tenía de vacaciones, la percepción de descanso y desconexión solo le duró uno”, asegura.
¿Por qué no desconecto en vacaciones?
¿Qué factores son los que nos afectan para que nuestra mente no pueda desconectar cuando llegamos a casa después de una larga jornada de trabajo, durante un fin de semana o esas vacaciones que con tantas ganas esperamos? “El quid de la cuestión es el diálogo interior, el que tenemos con nosotros mismos, o lo que se suele llamar la rumiación mental. Ese diálogo genera un nivel de estrés o fatiga mental, superior al que la vida cotidiana pueda generarnos. Como decía Epícteto, de la escuela filosófica estoica, “no es lo que nos sucede, sino cómo nos tomamos lo que nos sucede”, explica la experta. Estos son algunos de los motivos por los que no desconectamos en vacaciones:
Quedarnos atrapados en nuestros pensamientos negativos recurrentes o preocupaciones. Este es sin duda, el motivo que más peso tiene a la hora de evitar que nuestra mente consiga desconectar. Además se da el caso de que nuestra mente actúa como un radar ante la identificación de posibles amenazas y aspectos negativos del entorno. Esta tendencia puede magnificar el estrés y generar una visión pesimista de la realidad.
Ese diálogo interior suele ser autorreferenciado, es decir, el centro de todas las preocupaciones es el propio sujeto, que ante esos pensamientos negativos, suele sentirse la víctima de todo lo que sucede. Además, este hecho puede hacer perder la empatía, dado que su mente no le deja ver más allá, impidiendo tener en cuenta la perspectiva de las personas que puedan estar acompañándole durante esas vacaciones. De hecho, es algo habitual ver cómo los informativos a final de la temporada estival, evidencian con datos el incremento de solicitudes de divorcio tras periodos vacacionales.
Qué hacer para desconectar
-Establece límites: Antes de comenzar tus vacaciones, establece límites claros en cuanto al trabajo y las responsabilidades. Comunica a tus colegas o jefes que estarás desconectado durante ese período y que no estarás disponible para asuntos laborales, a menos que sea una emergencia real.
-Apaga las notificaciones: Desactiva las notificaciones de correo electrónico, redes sociales y otras aplicaciones relacionadas con el trabajo en tu teléfono. Esto te ayudará a evitar la tentación de revisar constantemente tu dispositivo y te permitirá disfrutar de tus actividades sin interrupciones.
-Planifica actividades que te ayuden a desconectar: Haz una lista de actividades que ayuden a relajarte y disfrutar de tus vacaciones. Tiempo de calidad con tus seres queridos, practicar hobbies o simplemente descansar y leer un buen libro. Tener un plan te ayudará a enfocarte en el disfrute y a mantener la mente ocupada en cosas que realmente tengan sentido para ti.
-Practica la desconexión digital: “Intenta reducir la cantidad de tiempo que pasas frente a pantallas durante tus vacaciones. El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede mantenernos conectados con el trabajo y distraernos de nuestro descanso. Establece momentos específicos para revisar tu correo o utilizar redes sociales, y aprovecha el resto del tiempo para disfrutar de otras actividades”, aconseja Ana Isabel Hernández Vázquez.
-Y sobre todo, entrena la atención plena: Dedica tiempo a practicar técnicas de mindfulness. Estas prácticas ayudarán a entrenar a la mente a poner la atención en el momento presente, en el aquí y el ahora de tus vacaciones, respira y repítete “no hay ningún lugar al que ir, y nada más que hacer”, ese mantra le ayudará a la mente a tomar consciencia de que está de vacaciones y a permitiéndote disfrutar plenamente de ellas.