Cataluña

Barcelona ya no quiere más la Copa América: protestas vecinales y no tanta rentabilidad

“Ambos compartimos la idea de que la celebración ha sido un éxito, pero no queremos continuar”, aseguran los organizadores

  • Copa América de Vela

Barcelona ha decidido no repetir como sede de la Copa América de Vela, uno de los eventos más prestigiosos en el mundo de la navegación. La ciudad ha comunicado a los organizadores su decisión de no continuar con el evento, argumentando que ya ha cumplido los objetivos que se proponía cuando se postuló para acoger la competición en 2021. Este anuncio no ha sorprendido a muchos, dado el clima de protestas vecinales y un balance económico que, según las autoridades, no justifica la inversión requerida para repetir como anfitriones.

La noticia fue confirmada tras una reunión entre el teniente de alcalde de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo, Jordi Valls, y el director ejecutivo de America's Cup Event (ACE) y líder del equipo Emirates Team New Zealand, Grant Dalton. Según fuentes cercanas a la conversación, el mensaje de Valls fue claro: "Barcelona ha alcanzado los objetivos que buscaba con la Copa América", como recuperar proyección internacional tras el impacto de la pandemia y los eventos políticos del ‘procés’. Ahora, la ciudad no está interesada en convertirse en una "sede permanente" del evento.

“Ambos compartimos la idea de que la celebración ha sido un éxito, pero no queremos continuar”, afirmó Valls en declaraciones a medios locales. Esta decisión ha sido recibida con satisfacción por parte de los vecinos de Barcelona, que desde el inicio del evento en 2021 han expresado su descontento por los inconvenientes que, según ellos, ha generado la competición en términos de ruido, masificación y uso del espacio público.

Protestas vecinales y un puerto saturado

A lo largo de los últimos meses, diferentes asociaciones de vecinos de Barcelona han levantado la voz contra la celebración de grandes eventos como la Copa América, argumentando que "la ciudad ya no puede soportar más la presión turística". Estas protestas han sido especialmente intensas en los barrios cercanos al puerto, donde se llevaron a cabo las competiciones. Los residentes alegan que el evento ha aumentado los problemas de ruido y congestión en la zona.

“La Copa América ha traído turismo, pero también ha traído más problemas para los vecinos. No necesitamos más aglomeraciones ni más molestias en nuestra vida diaria”, comentaba un portavoz de una asociación vecinal. Además, el puerto de Barcelona se ha visto saturado por la infraestructura necesaria para albergar el evento, lo que ha complicado aún más la convivencia entre los residentes y la organización del torneo.

Este factor, el de la saturación del puerto, fue uno de los argumentos clave que esgrimió Grant Dalton para justificar la decisión de "no seguir en Barcelona". El director de ACE explicó en un comunicado que el puerto ya no ofrece el espacio necesario para que el evento crezca, algo fundamental para la siguiente edición de la Copa, prevista para 2026.

El balance económico: luces y sombras

Uno de los aspectos que ha influido en la decisión de Barcelona es el balance económico del evento. Aunque la Copa América atrajo a 2,56 millones de personas, según datos proporcionados por el equipo organizador, y generó un aumento significativo en la audiencia televisiva global, las autoridades locales consideran que la inversión realizada no ha sido suficientemente rentable.

El consistorio ya había dejado claro que no estaba dispuesto a seguir destinando recursos públicos a la Copa América. En un contexto en el que se espera que las administraciones inviertan para hacer posible este tipo de eventos, la postura de Barcelona ha sido tajante: no habrá más dinero para la Copa.

Según fuentes del Ayuntamiento, los objetivos de la ciudad con la Copa ya se han alcanzado. Estos incluían la reconexión de Barcelona con el mar y la aceleración de proyectos en el litoral, tanto en el Port Vell como en el Port Olímpic. Además, se han puesto en marcha proyectos de legado relacionados con la descarbonización del sector náutico y la protección del Mediterráneo frente al cambio climático.

Sin embargo, estos logros no son suficientes para justificar el enorme desembolso económico que supone organizar un evento de esta envergadura. “Es cierto que la Copa América ha sido un escaparate para la ciudad, pero no podemos seguir invirtiendo millones cuando hay otras prioridades para los barceloneses”, subrayó Valls.

Valencia, la alternativa más sólida

Con la negativa de Barcelona sobre la mesa, las miradas se dirigen ahora hacia Valencia, una ciudad que ya acogió la Copa América en dos ocasiones, en 2007 y 2010. Las autoridades valencianas han mostrado un claro interés en recuperar el evento, y los contactos entre el equipo organizador y la administración local ya han comenzado.

Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, ha sido uno de los principales impulsores de esta iniciativa. En declaraciones recientes, afirmó que hará “todo lo posible para que la Copa América vuelva a su casa natural, que es Valencia”. La comunidad, ahora gobernada por el Partido Popular con el apoyo de Vox, ve en el evento una oportunidad de reactivar la economía local y proyectar internacionalmente a la ciudad.

A diferencia del gobierno anterior, que se mostró reacio a la organización de la Copa, la nueva administración parece decidida a traer de vuelta el torneo de vela a las costas valencianas. “La Copa América fue una gran oportunidad para Valencia y lo será de nuevo. Estamos trabajando para que sea una realidad”, añadió Mazón.

Por su parte, Grant Dalton ha reconocido que Valencia es una de las candidatas más sólidas para albergar la próxima edición del evento. Sin embargo, ha dejado claro que el equipo organizador mantiene abiertas conversaciones con otras ciudades, ya que su objetivo es expandir el alcance global de la Copa América, con más equipos y una mayor proyección internacional.

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