“He aquí un axioma de la condición humana: todo el mundo miente. La única variable es sobre qué”. La frase es del Doctor House, el famoso personaje de ficción televisiva que intenta diagnosticar a sus pacientes en situaciones extremas partiendo de la base de que no le han dicho toda la verdad. Pero, ¿hasta qué punto es cierto que le ocultamos los hechos al médico?
“La mayoría de la gente quiere que su médico tenga una buena opinión de ellos”
Un equipo de investigadores, liderados por Angela Fagerlin, acaba de publicar un estudio esclarecedor sobre este asunto basado en dos grandes encuestas a la población estadounidense. El trabajo, publicado en la revista JAMA Network Open, se basa en los resultados de dos grandes consultas online, la primera con 2011 participantes de 36 años de media y la segunda con 2499 participantes con una media de edad de 61 años. En las repuestas, entre un 60 y un 80 por ciento de las personas reconocen no haber sido sinceras con sus médicos sobre cuestiones que podrían ser relevantes para su salud. Aparte de mentir sobre lo que comen y el ejercicio que hacen, mas de un tercio aseguran no haber dicho nada cuando no estaban de acuerdo con las recomendaciones de su facultativo, y otro alto porcentaje no reconocía no haber entendido sus instrucciones.
Cuando se preguntaba a los encuestados por los motivos por los que ocultan ola verdad, la mayoría asegura que no quieren ser juzgados por su médico ni recibir lecciones sobre lo malos que son algunos de sus comportamientos. Más de la mitad estaban “simplemente demasiado avergonzados para admitir la verdad”, dice el estudio. “La mayoría de la gente quiere que su médico tenga una buena opinión de ellos”, asegura Fagerlin. “Les preocupa ser encasillados como personas que no toman buenas decisiones”.
“Les preocupa ser encasillados como personas que no toman buenas decisiones”
“Me sorprende que un número tan alto de gente elijan reservarse información relativamente beneficiosa y el hecho de que lo admitan”, asegura la doctora Andrea Gurmankin Levy, primera firmante del estudio. “Deberíamos considerar también la interesante limitación que sería que los participantes en la encuesta hubieran retenido información sobre las cosas que se reservaron, lo que significaría que nuestro estudio ha infravalorado lo prevalen que es este fenómeno”.
El problema de esta falta de sinceridad de los pacientes, advierten los investigadores, es que los médicos no pueden ofrecer consejos adecuados si no tienen todos los hechos encima de la mesa. “Si los pacientes se reservan información sobre lo que están comiendo, o sobre si están tomando su medicación, podría tener repercusiones importantes en su salud”, asegura Levy. “Especialmente si tienen una enfermedad crónica”. Los autores quieren profundizar en el conocimiento de estas relaciones con nuevos estudios que les ayuden a conocer, por ejemplo, si los pacientes son más sinceros con los médicos que les han tratado durante años y qué tipo de estrategias pueden servir para que se sientan más cómodos y oculten menos hechos que puedan ser fundamentales para el diagnóstico.
Referencia: Prevalence of and Factors Associated with Patient Nondisclosure of Medically Relevant Information to Clinicians (JAMA Network Open)