Los seres humanos tenemos algunas preferencias de serie a la hora de mirar y entender el mundo. Nuestro sistema nervioso ha evolucionado en un entorno en el que resultaban ventajosos ciertos sesgos, de modo que estamos configurados para pensar que la luz viene de arriba por defecto, por ejemplo, o para darle la vuelta a las caras aunque estén al revés. Sobre nuestra forma de pensar en cantidades y ordenarlas, algunos estudios indican una preferencia en el orden de izquierda a derecha (a pesar de que lenguas como el árabe o el chino sigan los símbolos en otro orden). Y el equipo de Rosa Rugani, de la Universidad de Padua, ha querido ir más allá.
Tendían a buscar a la izquierda cuando había menos cuadros y a la derecha cuando había más.
Esta tendencia a la hora de ordenar las cantidades de izquierda o derecha se ha detectado previamente en algunas aves y en animales como los macacos, y para su estudio Rugani ha utilizado pollitos recién nacidos (con tres días de edad). Los investigadores habituaron a los pollitos a reconocer un número de puntos asociado a una recompensa para observar posteriormente su reacción cuando les mostraban parejas de paneles con valores mayores o menores.
Por resumirlo en términos sencillos, cuando a las aves les mostraban los paneles, tendían a buscar a la izquierda cuando había menos cuadros y a la derecha cuando había más. Si los pollitos habían memorizado el número 5 como el que contenía la recompensa, por ejemplo, cuando los científicos ponían un doble panel con 2 puntos los pollitos tendían mayoritariamente a buscar la recompensa a continuación del panel de la izquierda. Cuando se les ponía un doble panel de 8 puntos, los pollitos se acercaban en busca de la recompensa al panel derecho, justo antes del segundo 8.
En una segunda versión del experimento los pollitos memorizaban un número superior, como el 20, y sucedía lo mismo. Cuando les ponían un doble panel con menos cuadritos (8) los pollitos buscaban la recompensa a la derecha del primer panel y cuando les ponían más cuadritos (32), buscaban la recompensa a la izquierda del segundo panel. "Los pollitos que habían memorizado el 5", escriben los autores, "asociaban el número 8 con el lado derecho del espacio, mientras que los que habían memorizado el 20 asociaban el número 8 con la parte izquierda".
Los autores del trabajo, publicado esta semana en la revista Science, consideran que sus resultados, tomados en conjunto, sugieren que existe una tendencia a colocar espacialmente los valores numéricos que emerge de manera natural, al margen de la influencia cultural o los comportamientos aprendidos. En su opinión, los pollitos, como los humanos y otros animales, tendemos a colocar la escala de menor a mayor de izquierda a derecha sin necesidad de aprenderlo, e incluso especulan con la posibilidad de que la asimetría del cerebro haya tenido un papel en este desarrollo.
Los autores sugieren que la asimetría del cerebro puede influir en esta configuración.
"Una visión más específica del trabajo de Rugani", apunta Peter Bruggeren un artículo complementario de la revista, "nos indica que el sentido del orden numérico de los pollitos está muy relacionado con el sentido del espacio". Es decir su sentido de "eso es más grande" se corresponde con "está a la derecha". Sin embargo, el trabajo deja sin responder por qué en algunas culturas que leen de derecha a izquierda (como la árabe) también ordenan los números en este sentido.
En cuanto a la posibilidad de que la asimetría juegue un papel en este orden, Bruggeren sugiere que el papel predominante del hemisferio derecho sobre el orden numérico podría sesgar la atención inicial de humanos y animales en cuanto a cantidades y espacio. En los humanos, por ejemplo, se ha comprobado que las personas con ceguera visual negligente (un área de su cerebro les impide procesar la información visual del lado izquierdo de la realidad) son más lentos clasificando los números mayores. Y en los niños mayores de 4 meses se ha observado una preferencia por el orden ascendente de los números y la orientación de izquierda a derecha.
"El mapeo espacial de los números de izquierda a derecha puede ser una estrategia cognitiva universal que aparece pronto después del nacimiento", concluyen los autores del trabajo. "La experiencia y, en los humanos, la cultura y la educación (como los hábitos de lectura o la educación matemática) pueden modular o incluso ser moduladas por este sentido de los números innato".
Referencia: Number-space mapping in the newborn chick resembles humans’ mental number line (Science)