La preocupación colectiva por las enormes cantidades de azúcar añadidos alimentos ha llevado a la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA) a anunciar que estudiará el tema con detalle y hará una recomendación a principios del año 2020. La autoridad actúa tras recibir la petición de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia y asegura que aportará consejo científico sobre la ingesta diaria de azúcares añadidos para establecer qué cantidad no tiene efectos adversos sobre la salud.
La EFSA estudiará el consumo de azúcares añadidos para establecer qué cantidad no tiene efectos adversos sobre la salud
Los azucares añadidos incluyen la sacarosa, frustrosa, glucosa, los hidrosilatos de almidón y otros preparados consumidos como tales o añadidos durante la preparación de ciertos alimentos por la industria alimentaria. Para considerar los efectos sobre la salud se tendría en cuenta el peso de los sujetos, su tolerancia a la glucosa y su sensibilidad a la insulina, así como riesgos cardiovasculares, de desarrollar diabetes tipo 2 o caries dental. La EFSA también medirá los efectos sobre la población general, incluidos niños, adolescentes, adultos y ancianos.
Este consejo, asegura la autoridad en una nota, guiará a los estados miembros de la UE a la hora de establecer recomendaciones sobre el consumo de azúcares añadidos y planificar las guías de dietas alimentarias. A partir de ahora se pondrá en marcha un grupo de trabajo con expertos en dietética, epidemiología, nutrición humana, enfermedades crónicas relacionadas con la dieta y odontología. Los cinco países nórdicos que han iniciado la petición será invitados como observadores.
En el año 2010, aclara la EFSA, la autoridad alimentaria ya publicó su opinión científica sobre los valores recomendados de carbohidratos y fibra que también incluía el azúcar. En aquel momento, apuntan, las evidencias científicas disponibles eran insuficientes para establecer un límite para el consumo diario de azúcares añadidos. Las nuevas pruebas científicas han arrojado luz sobre este asunto, aseguran, y el interés público sobre el impacto de estos azúcares en alimentos y bebidas también ha aumentado.