La Unión Europea ha reabierto sus fronteras exteriores, que permanecían cerradas desde marzo, a un grupo de países considerados “seguros”. Con esa decisión, España y otros países de la UE intentan recuperar parte del turismo perdido, uno de los sectores más castigado por la pandemia. La adaptación gradual a la “nueva normalidad” entra en otra fase: hay mayor actividad en los aeropuertos y llegan más visitantes extranjeros.
España es la segunda potencia del mundo en materia de turismo. Ha comenzado a probar una aplicación móvil de rastreo de infectados, que –entre otras ventajas– brinda mayor seguridad a sus turistas.
Para evitar rebrotes resulta vital el uso de la tecnología. Diversas iniciativas y programas piloto en países europeos se basan en este tipo de aplicaciones, pero muchos aún se preguntan si realmente son eficaces. ¿Podrán evitar los rebrotes? ¿Es posible que esta herramienta contenga nuevos contagios?
Un falso brote en La Gomera
En nuestro país, La Gomera ha sido la isla canaria elegida para desarrollar la primera aplicación piloto de rastreo de coronavirus y apoyo al sistema sanitario. Desde finales del pasado mes hasta el próximo 20 de julio la iniciativa estará en pruebas. A partir de esa fecha, se procesarán todos los datos obtenidos y se estudiará su viabilidad para desplegarla a nivel nacional.
A la hora de analizar su grado de eficacia, antes resulta conveniente describir en qué consiste el piloto. A partir del 6 de julio y durante 15 días se reproducirán varios brotes simulados que permitirán comprobar si la app funciona bien.
En caso afirmativo, el despliegue definitivo comenzará a concretarse en el resto del país en septiembre u octubre próximos, según las previsiones de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial.
El objetivo del programa impulsado por el Gobierno es alcanzar las 3 000 descargas entre los 22 000 habitantes de La Gomera. Una vez que esos ciudadanos tengan la app en sus móviles, se generarán 300 positivos falsos. A partir de allí comenzarán los cruces de datos para la detección de los supuestos contagiados.
Cómo funciona la ‘app’
La aplicación utiliza la conexión bluetooth del terminal, que permite a los móviles detectar otros dispositivos cercanos. Cada usuario tiene un código identificativo único y aleatorio que no corresponde a ninguno de los datos del teléfono o la tarjeta SIM.
Si dos dispositivos han estado próximos más de quince minutos a una distancia menor de dos metros, esta información queda guardada en el móvil (y solo en este). Es importante resaltar que la aplicación solo requiere el permiso de notificaciones.
En caso de que un ciudadano sea diagnosticado de covid-19 mediante PCR, podrá enviar su identificador aleatorio a un servidor desde la app introduciendo el código de diagnóstico proporcionado por las autoridades sanitarias. Es el único dato que viaja hacia el servidor y se hace con totales garantías de privacidad, ya que no permite identificar al propietario ni contiene información sobre su ubicación.
Todos los móviles que tengan la aplicación se descargarán cada cierto tiempo los nuevos códigos de personas infectadas y, a partir de ahí, empezaría el cotejo de los códigos guardados en el móvil frente a los descargados, siempre desde el propio móvil.
Si hubiese alguna coincidencia, se alertará al usuario para que tome las medidas adecuadas.
En el móvil solo se mantienen los identificadores aleatorios de los últimos 14 días, aunque también se pueden borrar en cualquier momento.
La base del proyecto
Notificación recibida en un móvil con sistema operativo Android.
El desarrollo utiliza un modelo descentralizado, basado en el protocolo Decentralized Privacy-Preserving Proximity Tracing (DP-3T), el más respetuoso con la privacidad del usuario. Apple y Google han desarrollado así el ‘API’ (Interfaz de Programación de Aplicaciones) que han recibido la inmensa mayoría de los dispositivos a través de una actualización reciente.
Los datos siempre se almacenan de forma descentralizada y cifrada para garantizar la privacidad. Muchas miradas enfocan hacia ese punto clave. El tema de la privacidad ha generado debate en la sociedad y no faltan quienes intentan alarmar a la población con temores infundados.
Una de las cosas que hay que destacar es que existen plenas garantías respecto a este proyecto. Es un procedimiento absolutamente anónimo, pues nunca se comparten ni viajan datos que permitan identificarnos. La seguridad de la aplicación de rastreo es máxima e igual para todos.
La app Radar Covid que ahora se está probando en España, consiste en la creación de una interfaz que usa el ‘API’ de Google y Apple.
La experiencia de otros países
Un argumento que algunos detractores de la iniciativa esgrimen es que apps de rastreo similares no han tenido resultados exitosos en países vecinos como Francia. Es verdad que la experiencia allí no ha sido buena, pero existen matices a considerar.
Por ejemplo, en Francia ha existido mucha preocupación por la privacidad. Además, el gobierno francés ha preferido apostar por un desarrollo propio, al margen de las tecnológicas Apple y Google. También ha sido una prueba muy minoritaria, inferior al 3 % de la población: no se consiguió la implicación de la ciudadanía, muy necesaria para que la app resulte efectiva.
En el otro extremo se encuentra Alemania. El éxito de Corona-Warn-App, lanzada hace algunas semanas de la mano de la compañía de software SAP y Deutsche Telekom, es evidente. Tan solo en las primeras 24 horas su acogida no pudo ser mejor: obtuvo más de 6 millones de descargas. Esta herramienta también ha incluido los sistemas de Apple y Google. La versión de España se basa en este mismo modelo.
Debemos preocuparnos por nuestra privacidad
Ya hemos hablado del protocolo empleado y de su respeto hacia la privacidad de los participantes en el sistema. Es fundamental que todos los ciudadanos sepan y conozcan las características de la app de rastreo que está en pruebas en La Gomera.
Desde organismos e instituciones ajenas a estos proyectos, como es el caso de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) donde trabajo, también debemos esforzarnos por difundir la necesidad de estas aplicaciones y resaltar sus garantías de seguridad y privacidad para generar confianza entre la población.
La desinformación puede acarrear miedo y desconfianza. Son reacciones innecesarias que se generan por la falta de conocimiento. Como en otras tantas situaciones, no han faltado bulos y fake news en relación a este tema.
La app de rastreo que está en pruebas en España es una aplicación de código abierto y de un modelo descentralizado: responde a estándares seguros. No es ni será obligatoria, y tampoco se trata de una herramienta de geolocalización ni de vigilancia, como algunos han dicho. No debemos olvidar que la Ley de Protección de datos en España y Europa es muy rigurosa.
De hecho, el proyecto cuenta con la participación de la propia Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) que vela por el uso adecuado de nuestros datos personales y que ha estado involucrada en el proceso previo a la puesta en marcha del piloto. La AEPD participará también en la evaluación de los resultados
Es cierto que el bluetooth requiere que la ubicación del portador del móvil esté activa, pero esto no es trascendente, es cuestión operativa y ello no conlleva que se comparta la ubicación del usuario. El cifrado de información está garantizado. No existe riesgo en la nueva app porque en su rastreo todo va cifrado, codificado y anonimizado.
Para que el sistema tenga éxito requiere de una masiva participación, ya que se trata de una aplicación colaborativa. En nuestra opinión merece la pena participar y dar una oportunidad a la tecnología para contribuir a controlar la pandemia, salvar vidas y evitar mayores daños a la economía. Por supuesto, aun así, hay que respetar su carácter voluntario, que es lo más importante.
Juan José Nombela, Director de área. Ciencias de la Computación y Tecnología, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.