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Al Barça no le gustan los jueces para Torra pero sí para Messi

A los aficionados del fútbol en general y a los culés como servidor en particular nos gustaría más leer comunicados en los que el club que aviva nuestra pasión dijera respetar las sentencias judiciales

  • Quim Torra y Josep María Bartomeu en una imagen de archivo.

Al los dirigentes del Fútbol Club Barcelona les parece "desproporcionado" que el Tribunal Supremo haya inhabilitado a Quim Torra por desobediencia. No sabemos la de opinión la directiva del Barça sobre lo que falló el mismo tribunal acerca de que los riders de Glovo sí son falsos autónomos. Ni tampoco sobre la gestión de la pandemia de la Generalitat o de la Comunidad de Madrid o del Gobierno. Ni siquiera sabemos su posición sobre la reciente ausencia de Felipe VI en Barcelona por decisión del Gobierno. Pero, en puridad, su opinión importa en todos los casos exactamente lo mismo. O sea, nada. 

El Supremo confirma la inhabilitación de Torra. El Barça emite raudo un comunicado para asegurar que la decisión judicial "vulnera gravemente la voluntad democrática de la ciudadanía expresada en las urnas". Para añadir que "la defensa del derecho a la libertad de expresión y del derecho a decidir forman parte de los principios y del compromiso cívico de nuestro club". Y para recordar que "el FC Barcelona ha defendido siempre que el conflicto político que, desde hace años, vive Catalunya, debe resolverse desde el diálogo político y nunca desde su judicialización"

Ahí, en la última aseveración que requiere ir en letra negra, está la verdadera gracia de este texto. Porque Bartomeu y sus mariachis consideran que los conflictos no se resuelven en los tribunales, sino hablando. Es curioso, porque no hace ni dos meses que Messi amagó con abandonar el club y estos mismos tipos lo obligaron a quedarse precisamente con la amenaza de recurrir a los juzgados. Ergo tenemos que concluir que al Barça, o mejor dicho a esta dirigencia sonámbula del Barça, no le gustan los jueces para ocuparse de Torra pero sí para ocuparse de Messi. 

Insisten los sabihondos de la cosa en que el presidente del club azulgrana no es tan 'indepe' pero así contenta a parte de su afición y elude los ataques de sus más críticos. Si eso es así, él y la directiva son unos cobardes

Quienes saben de qué va realmente la vaina en el Barça y su siempre peligroso entorno aseguran que, en realidad, este comunicado sobre Torra es la manera que tiene Bartomeu de zafarse de la presión independentista. Insisten estos sabihondos de la cosa en que el presidente del club azulgrana no es tan indepe pero así contenta a parte de su afición y elude los ataques de sus más críticos. Si esto fuera así, entonces estaríamos ante un Bartomeu y una directiva cobardes que serían incapaces de decir lo que piensan

Tengo para mí que a los aficionados del fútbol en general y a los culés como servidor en particular nos gustaría más leer comunicados en los que el club que aviva nuestra pasión dijera respetar las sentencias judiciales. Lo digo porque, aunque seas un nacionalista furibundo o un severo crítico con los errores de bulto de nuestra democracia, que no son pocos ni menores, el respeto a los jueces y sus decisiones es el mínimo exigible para llamarte demócrata. Más aún cuando, como en este caso, el propio condenado admitió en sede judicial que había cometido el delito del que lo acusaban. 

No vamos a caer a estas alturas en el viejo debate sobre si el Barça es más o menos que un club. Porque lo que parece, tanto por esto último como por todo lo visto en las últimas semanas, es un circo

Sea por gusto o por obligación, Bartomeu coloca al club en un lugar que nada tiene que ver con el fútbol. Muchos culés, fuera pero también dentro de Cataluña, estamos un poco cansados de ver cómo nuestro equipo se dedica a estos menesteres. Incluso será probable, aunque no lo parezca para algunos, que haya socios que aplaudan la inhabilitación de Torra. ¿Qué pasa con ellos? ¿Quién tiene en cuenta su sensibilidad? No vamos a caer a estas alturas en el viejo debate sobre si el Barça es más o menos que un club. Porque lo que parece, tanto por esto último como por todo lo visto en las últimas semanas (el 8-2 del Bayern, lo de Messi y el burofax, el despropósito del despido de Setién, la salida infame de Suárez, etcétera), es un circo. 

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