En un partido plácido para su equipo y en el que él mismo no tuvo problemas para emular el doblete que Messi logró en Vallecas, Cristiano Ronaldo volvió a ser noticia por responder a un sector del público de Son Moix que le provocó al grito de “Cristiano es una Barbie”.
Además calentar aún más a los aficionados del Mallorca, que cambiaron la Barbie por el reprobable “ese portugués, que hijo puta es”, Cristiano volvió a hacerle un flaco favor a su imagen y, por extensión, a la del Real Madrid. Aunque los insultos no tengan justificación alguna, el hecho de que el luso gesticulara pidiendo a la grada que le gritaran más, le convierte automáticamente en provocador e, incluso, cómplice. Un pirómano.
Lo dijo Caparrós al término del “partido homenaje”, como el utrerano definió el 0-5 de Son Moix: “Cristiano tiene que demostrar mucha más humildad. El Balón de Oro es la suma de muchos valores. De lo que haces en terreno de juego y de otros valores que la gente del fútbol tiene que transmitir. Luego no puede extrañar que a uno no se lo den”.
Caparrós tiró con bala. No hay nada que siente peor a Cristiano que las comparaciones con Messi. Tan dado a mirarse al espejo, como recientemente desveló Rooney su ex compañero del Manchester United, a CR7 le pasa lo que a la madrastra de Cenicienta. Por más que diariamente le pregunte quién es el mejor jugador del mundo, su espejo siempre le contesta lo mismo: “Messi”. Principalmente, porque el argentino es mejor futbolista. Pero, además, porque él es el primero que descuida su imagen con comportamientos como el de Palma. Le penalizan, y mucho.